Crítica: “Misión imposible: Nación Secreta”: Acción de la buena
Estos días está en los cines la quinta película de la saga de Misión Imposible. ¿Pereza, entusiasmo, curiosidad? Vamos a repasar que nos ha dejado la saga de Tom Cruise en su última entrega.
Después de más de tres años de recibir la anterior película, la estimable “Misión imposible: Protocolo fantasma”, ha vuelto Ethan Hunt (Tom Cruise) con un protagonismo un poco más repetido que en las primeras películas, lo cual siente muy bien al metraje. Los personajes de Jeremy Renner o Simon Pegg, si bien no tienen mucha profundidad, cómo nada en esta cinta, cumplen muy bien su función.
La historia cuenta uno de los clásicos de agentes secretos, que no sorprende demasiado y que podría aparecer en cualquiera de James Bond, Bourne, Marvel o en “24”. Narra lo típico que se pone en contra tuya tu propio gobierno, por saltarte las normas por el bien general. En cualquier caso, pese a lo manido del tema, está muy bien resuelto, resultando bastante impredecible y manteniendo la coherencia.
En estas películas es siempre importante que se cuente con buenas escenas de acción, a poder ser, que sean recordables después de diez minutos de salir del cine. Ésta presenta varias cómo la doble persecución en motocicleta por Marruecos o las escenas del tanque de agua.
La música, reseñable en la saga desde la mítica primera cinta, está bien llevada, aprovechando al máximo la escena que se produce en la ópera; si bien, estando en una representación del Turandot de Puccini, sería muy grave no hacerlo. Las localizaciones siguen estando repartidas por el mundo visitando lugares como Austria, el norte de África o Inglaterra.
Se mantienen guiños a la mitología presente en anteriores trabajos, cómo la tecnología avanzada, los personajes del equipo o el mítico asunto del uso de máscaras para pasar por otra persona, sin llegar a la saturación de la que alguna vez pecó, además de la escena del tanque citada, muy del estilo a la escena más icónica que se recuerda de las películas.
El humor se hace presente de una manera eficaz (en mi sala fue muy bien recibido) con los típicos toques que ayudan a quitar tensión a la película y coger más apego a los personajes.
Quizás el mayor acierto de la ficción sea el personaje coprotagonista femenino de Ilsa Faust, interpretado por la sueca Rebecca Ferguson, con una ambigüedad sobre sus intenciones muy bien desarrollada, en la que no sabes si apoya a la inteligencia británica, al Sindicato o va por su cuenta. Aquí, no es sólo un florero o un miembro más del equipo (cómo fue la gran Maggie Q) sino que tiene que salvar en varias ocasiones al protagonista, que en cualquier caso, sigue siendo el gran héroe de la función, en ocasiones hasta de manera exagerada.
En cuanto a la parte opuesta, por un lado “el malo” de la película es bastante mejorable, siendo un personaje que ni nos cae especialmente mal, ni se le ve demasiado peligroso; por otra, el personaje de Alec Baldwin, tampoco aporta mucho a la historia, siendo mi primera apuesta en el caso de precisar recortar un poco el metraje de la cinta.
En resumen, estamos ante una buena película de acción, que hace que las más de dos horas se nos pasen volando, y que nos da lo que esperamos: persecuciones, peleas, giros de guión, toques de humor… pero no grandes diálogos que cambien el curso del cine moderno, obviamente.
La fórmula les está yendo estupendamente, siendo está entrega muy bien recibida en taquilla, y ya se ha confirmado una nueva entrega que, espero, siga la buena senda que marca está “Misión Imposible – Nación secreta”
Resumen de la Crítica
Misión Imposible: Nación secreta
Para amantes de la acción
Recomendable