Crítica: Mercurio, Vástago de M

Esta serie 6 números cuenta con el guionista David Hine (Spawn, The 198, Civil War) y los extraños, pero bajo mi punto de vista excelentes dibujos del filipino Roy Allan Martínez.

Quicksilver apareció por primera vez en X-Men #4 de 1964, y fue creado por… lo adivináis? Efectivamente, Stan Lee y Jack Kirby. Su nombre real es Pietro Maximmoff, hijo de Magneto (Vástago de M), hermano gemelo de la Bruja Escarlata y medio hermano paterno de Polaris. Quicksilver, o Mercurio como se le conoce en España, es un mutante capaz de moverse y pensar a velocidades sobrehumanas. Es capaz de correr a velocidad de hasta Mach 10. El principal motivo de su difícil personalidad es que el resto del mundo le resulta demasiado lento, mientras que él está constantemente en movimiento.

Tras el famoso “No más mutantes”, nueve de cada diez mutantes han dejado de serlo, y Mercurio es uno de ellos. Aunque la pérdida de sus poderes no es nada comparado con el rechazo de su padre, la desaparición de su hermana gemela, y el desprecio de aquellos a los que una vez llamó amigos. David Hine nos muestra a un Mercurio con aspecto de vagabundo, demacrado y desesperado por recuperar su mutación para volver a ostentar el título de ser más rápido sobre la faz de la tierra. El guionista rescata todo el frustrante pasado de Mercurio y a su familia política, los Inhumanos, los cuales serán una pieza clave en el plan de Pietro para recuperar sus poderes. Pero esta no es ni mucho menos la primera interacción de Mercurio con la familia Real de Attilan, de hecho hay infinidad de situaciones, desde que fue herido por un Centinela y es encontrado por Crystal, miembro de la familia Real de los Inhumanos y sobrina de Black Bolt. Crystal cura a Pietro, y la pareja se enamora, para más tarde casarse. Tiempo después, regresa a Attilan, donde se revela que ha tenido una hija (Luna, la cual tiene un papel vital en esta serie que hoy os traigo) con Crystal. Su matrimonio con esta se tensa cuando descubre que ella tiene una aventura. Más adelante, Maximus el Loco, tío de Crystal y también hermano de Rey Black Bolt, utiliza la tecnología inhumana para volver a Pietro un psicópata, sin embargo es capturado por los Inhumanos y curado de su condición. Aunque tiene éxito en su redención, Pietro se niega a regresar con Crystal dado la infidelidad cometida por esta. En otra historia, un grupo de terroristas mutantes secuestran a su hija Luna, y son responsables de una guerra civil en la isla de Genosha, donde intervendrán Crystal y Pietro para rescatar a su hija.

Cabe destacar que estamos hablando de un personaje complicado, difícil de guionizar, un “héroe” complejo al que muy pocos guionistas han entendido. Pero David Hine es uno de ellos. El guionista enlaza de una forma súper inteligente todas las piezas que conforman la vida de Pietro, su oscuro pasado, sus frustraciones, su esposa Crystal y su hija Luna, su vínculo con los Inhumanos, su relación con su hermana Wanda (Bruja Escarlata), y la relación con Magneto. El dibujo de Roy Allan Martínez es sencillo pero muy expresivo, detallado cuando debe serlo, pero sobretodo original.

En esta historia veremos como una vez más, Pietro se ve involucrado con los Inhumanos, mis personajes favoritos de Marvel, y actualmente de los más importante e influyentes gracias al actual mega evento INHUMANITY. Es un cómic lleno de sorpresas y oscuro. El lector no tardará en darse cuenta de que está ante una historia con un suspense y una madurez impropios de las líneas habituales de Marvel.

¿Querrán Black Bolt y el resto de attilianos acoger a este peculiar personaje del Universo Marvel? ¿Le ayudarán en esta cruzada para recuperar su poderes?