Crítica: “Marshal Law”. Íntegramente magistral.
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“Odio cuando alguien dice ´dio la vida por su país..´La vida nos la quitaron, capullos!”
Compendio colosal sobre la mirada cínica y crítica del mundo superheroico a través de historias llenas de épica y drama social pero de un sentido del humor tan inteligente como negro.
Mills acapara sus conceptos y creaciones de 2000 AD para exportarlos a un mercado estadounidense impactados con el enfoque rompedor del mundo superheroico de Watchmen y Dark Knight Returns. Como hizo en Juez Dredd, construye una escenografía opaca, desregulada y ultraliberal con focos subversivos violentos y deprimentes. En este caso, sustituye la justicia totalitaria de Megacity por la introducción de estos elementos en la mitología superheróica para poner de manifiesto varios temas en torno a estos mitos del género: su impacto en la sociedad como fenómenos publicitarios y mercadotécnicos, la reacción estatal ante la escalada descontrolada de los supers, la carrera armamentística en su proliferación, el uso corporativo y estatal de los mismos en pro de beneficios particulares y la conspiración en torno a la creación, evolución y muerte de estas personalidades.
Distribuido en varias miniseries y one shots, la historia de Marshal Law recopilada en este tremendo integral explora los análisis y discursos del género mientras que inventa una alternativa a la imaginación distópica al dar forma a un rico campo de acción donde metas y normis cohabitan en una sociedad arrasada por un destructivo cataclismo donde la claves radican en: la presentación y evolución de una sociedad que convive con individuos que vuelan y corren más rápido que el rayo; el restablecimiento social, económico y político que se resetea tras sobrevivir a una tragedia incuantificable con un innumerable número de metahumanos descontrolados (en lo bueno y en lo malo); y en el estudio de todos los matices que subyacen en toda civilización desarrollada cuando colisionan factores tan extraordinarios como los citados. En definitiva, se coloca como una especie de crítica social maniquea ante políticas abusivas junto con una parodia del mundo superheroico como metáfora del poder en todas sus formas.
Cada uno de sus arcos argumentales exploran varios lugares de San Futuro apoyándose en las propias idiosincrasias de los trasuntos metahumanos clásicos que presenta, desde Superman, Batman, la Legión de Superhéroes y la Sociedad de la Justicia hasta los Vengadores y el Castigador (por trasuntar, trasunta “Quien voló en el nido del cuco” y “Alien”, total, nada al aparato, oiga) mientras que les hace un repaso como creaciones dentro de un medio de ficción. Con un tono absolutamente crítico, cínico, maniqueo y paródico, los autores crean un protagonista a lo Dredd que sirve de portavoz o vehículo de las fantasías más exageradas e imaginativas de los dos autores en lo que respecta a los metahumanos.
En este sentido, con la cantidad de obras de superhéroes de enfoque realista y verosímil (en un imposible contexto en el que existan estas entidades) que surgieron en masa a finales de los noventa, esta obra es una adelantada a esta idea, lo que pasa es que los puntos de vista serios y más complejos a este respecto están ocultos o sobresalen poco entre tanta parodia, violencia y discurso totalitario. Es más incorrecta, exagerada e incontenible que los enfoques serios de “JSA: La Edad de Oro”, “Marvels” o “Astro City”, por ejemplo. Pero también es un análisis sin contemplaciones sobre la psicología de los vigilantes y sus delirios de grandeza, sobre su dominación sobre los demás gracias a una serie de recursos naturales y artificiales que mal gestionados dan como fruto supremacismo, sadismo, racismo, machismo y todos los ismos que a uno se le ocurran y sobre los trastornos que estas personas pueden padecer incluso en los caso en que se crean metahumanos y no lo sean.
Tal nivel de profundidad construye un nivel de lectura muy amplio y combinativo por la cantidad de información que ofrece. Ya no sólo por las ideas descritas anteriormente, sino por la potencia visual de sus elementos, recursos narrativos y detalles tanto en primer plano, ya sea íntimamente por las motivaciones e inquietudes de todos sus personajes, ya sea externamente con sus modos de acción; como en segundo, repleto de detalles que dan forma a este particular universo de ficción rico y variado. Sobre esto último hay un buen número de interacciones extrañas, febriles y humorísticas y un gran ejercicio de ingenio mediante la publicidad y pintadas inventadas llenas de agudeza mental.
El dibujo de Kevin O´Neill es bastante homogéneo en todos los episodios, le da un enfoque de obra cerrada con mucha fuerza y es un gesto de gran hacer y profesionalidad por la cantidad de personajes y ambientes que reúne, con sus propios trasfondos que los hacen únicos como creaciones individuales dando a la obra un nivel de calidad muy alto como medio de entretenimiento en la misma dimensión que como medio artístico. A través de la lectura visual paralela a la principal de Mills por la cantidad de detalle y punta que saca a todo, el humor negro y las ideas alocadas y estrambóticas pueblan cada viñeta, se nota el currazo que tiene tras de sí. Puesto que su estilo es muy caricaturesco, auténtico y personal, encaja como un guante en la propuesta de Mills donde todo es conceptualmente grande y épico, incluso en la miseria como en la grandeza. Es todo tan grande y basto que administrar sabiamente tanta sobrecarga visual es imprescindible para que el control de la lectura no se descontrole. Por eso O´Neill comparte la trascendencia en esta creación, por la cantidad de conceptos y elementos bien interpretados directamente del guion de Mills pero que le permiten producir un todo orgánico y alternativo a un dibujante con una imaginación visual extremadamente potente e infinita.
El integral de Marshal Law se convierte en un compendio colosal sobre la mirada cínica y crítica del mundo superheroico a través de historias llenas de épica y drama social pero de un sentido del humor tan inteligente como negro que elevarán las posibilidades de disfrutar un género que siempre nos dará alegrías a los aficionados.
Marshal Law: Fear and Loathing, Marshal Law: Takes Manhattan, Marshal Law: Kingdom of the Blind, Marshal Law: The Hateful Dead, Marshal Law: Super Babylon, Marshal Law: Secret Tribunal. Cartoné. 480 págs. Color. Pvp: 40,50 €.