Crítica: «Los Muertos Vivientes 31. Podrido hasta la médula». Fallo del sistema

Hay que hacerse a la idea: se acaba la serie. Los Muertos Vivientes, The Walking Dead, la obra más reconocida de Robert Kirkman y que ha trascendido el medio y abrió un nuevo amanecer al género zombi… llega a su fin. Kirkman y Adlard se despedirán en el próximo volumen, que será el último y que Planeta Cómic nos ha traído de manera regular. Su cancelación fue muy abrupta y, aunque Kirkman ya dio pistas de que se acercaba el final, nos pilló a todos por sorpresa.

Desde aquí decíamos que Nuevo Orden Mundial abría el camino para que la saga de Carl, Rick, Michonne y compañía llegase a su conclusión… y así ha sido. Pero antes de comenzar a llorar, que eso lo dejamos para cuando hablemos del próximo tomo, tenemos que contar que es lo que encontramos en este volumen penúltimo llamado «Podrido hasta la médula»

Si no habéis leído los tomos previos o si seguís la serie de TV al día pero no el cómic, os avisamos que podéis encontrar algunos spoilers en los siguientes párrafos, porque tenemos que hacer referencia a algunos personajes y detalles que han sucedido en los tomos previos.

Nuestra gente ha descubierto la Commonwealth. No es un nuevo asentamiento, es… el asentamiento. Una gran ciudad con un engranaje perfecto en el que todos tienen su lugar para ser productivos y gozan de una seguridad impecable formada por un cuerpo de guardias armados hasta los dientes y ataviados con armaduras anti-disturbios. Pamela Milton es la dirigente del lugar, un lugar idílico y utópico en el que todo parece felicidad y buen rollo. Pero ya en el tomo previo se nos dejó ver que no es así realmente.

La Commonwealth se basa en realidad en un férreo sistema de clases, un organigrama piramidal que recuerda mucho a un sistema opresor y tiránico. Eso sí, camuflado bajo muchas capaz de barniz en forma de sonrisa y efectividad social. Pero es en este tomo cuando nuestras sospechas (y las de los protagonistas) se confirman. No todo el mundo lo está pasando bien en esa aparente arcadia feliz y empiezan a sonar tímidamente voces de protesta que van ganando tono y van transformándose en brotes de resistencia.

¿Y en qué posición deja esto a nuestros protagonistas? Aquí brilla la habilidad de Kirkman para crear nuevas tramas y conflictos, porque la discusión está servida. Michonne ha encontrado a su hija en la Commonwealth y un lugar destacado en su organigrama social mientras Rick entiende que los logros conseguidos por Pamela y los suyos son absolutamente encomiables y se parecen mucho al statu quo que había antes del apocalipsis zombi… sin embargo, otros personajes se pondrán de parte de los oprimidos, como Dwight. Esto dará lugar a unas tramas en las que predomina el juego político y estratégico en favor de unos diálogos ágiles y divertidos que convierten este cómic de zombis y de acción en algo distinto… pero igual (o más) interesante.

Cuidado con el final del volumen, que es de auténtico shock y que nos pone en la parrilla de salida del siguiente tomo, esta vez si… el último. Se nos antoja una conclusión abrupta y dramática, definitiva y radical, que pondrá punto y final a un cómic que lleva con nosotros 16 años y no ha flaqueado más que en contadísimas ocasiones, manteniendo siempre un nivel de emoción y tensión que la colocaban entre las publicaciones más vendidas… y más queridas.

Tenemos muchas ganas de saber como acaba esta gran epopeya y qué pasa con unos personajes a los que hemos seguido con mucho interés y con los que hemos vivido todo tipo de situaciones. Esperemos que no sea un final demasiado traumático… ya hemos sufrido mucho con ellos y deseamos que ese camino de terror y sufrimiento no muerto se vea recompensado con una meta plácida. Se lo han ganado.

En unos meses… la conclusión.

• Los Muertos Vivientes 31. Podrido hasta la médula. Planeta Cómic.
• edición original. The Walking Dead 181-186 USA. Image
• rústica. 144 pp. B/N. 8,50 €