Crítica: «La Cruzada de los Inocentes», entre la Historia y la Leyenda.

Lo conocíamos por mangas tan perturbadores como El Club del Suicidio, pero Usamaru Furuya es una autor tan versátil como desconocido (por estos lares y por gran parte del público). Aunque no es en absoluto un género minoritario, el manga histórico ambientado en Europa cuenta con pocas obras publicadas fuera de su país de origen. La Cruzada de los Inocentes es la prueba de estas dos afirmaciones previas… sin embrago, la calidad de este tipo de obras suele ser alta, como es el caso.

La Cruzada de los Inocentes es un manga publicado originalmente en Manga Erotics, entre 2011 y 2012 y recuperado por ECC en tres volúmenes. Se nos cuenta un pasaje legendario (por ser leyenda, no hecho histórico probado) que se supone aconteció en 1212, cuando un jovencito francés de nombre Etienne tuvo una visión divina que le reveló su destino: organizar una cruzada infantil que partiría a Jerusalen para conquistar Tierra Santa con la fuerza de la fe y la inocencia. Cuentan que miles de niños se unieron al peregrinaje, llegados de toda la Europa cristiana y acompañados de unos pocos adultos. Pero estos niños jamás llegaron a la Tierra prometida. Los que no habían muerto por el camino fueron secuestrados y vendidos como esclavos nada más pisar Alejandría. Pero dejemos claro que este pasaje, usado hasta la saciedad en Literatura y en otros cómics, no tiene una base sólida para mantenerse como hecho cierto. Es verdad que existen documentos escritos y pinturas que pueden hacer pensar que sucedió… pero se desmorona toda evidencia al usar la lógica y admitir que un hecho de tales repercusiones hubiera dejado una huella infinitamente mayor en la Historia. A día de hoy, repito, ningún historiador serio admite La Cruzada de los Niños como hecho cierto… por mucho que se empeñe el History Channel.

Pero esta es una reseña de cómic, no un blog de Historia… así que vamos a lo que interesa…

A lo largo de tres tomos se nos narra la epopeya que viven los niños implicados en esta cruzada, centrándose en el pueblecito donde todo se origina y contado a través de aquellos niños que se auto erigen como líderes del movimiento. Algo estereotipados pero bien definidos para lo que se quiere contar, porque Usamaru Furuya utiliza este pasaje de la Historia para mostrarnos como y cuanto influía la Iglesia en las gentes, sobre todo en aquellos considerados de clase baja, a los que movían y de los que se aprovechaba a su antojo. No se queda el autor en esa denuncia, sino que extiende mucho más allá el mensaje e incorpora, a lo largo de los tres tomos, conflictos tales como el paso de la infancia a la madurez, los abusos sexuales, la homosexualidad y un largo etc. de denuncias que nos van salpicando como lectores y van enturbiando y ensuciando la historia. Lo que comienza como una hermosa revelación religiosa llena de amor e idealismo, se va tornando poco a poco, por la interacción de los adultos, la Iglesia y sus intereses, en una pesadilla.

El cambio de tono en el manga, del brillante optimismo infantil al oscuro del abuso y el terror, se produce de manera tan suave y progresiva que nos pilla por sorpresa pese a conocer el destino que espera a los pequeños. El dibujo y el estilo acompaña y ayuda a magnificar este cambio… Comienza dominando un dibujo claro y luminoso, con unos niños radiantes y de ojos grandes, muy feminizados (cuesta reconocerlos como niños y no como niñas, en muchas ocasiones) Pero conforme la narración se ensucia, así lo hace el dibujo, mostrando la maduración externa e interna que cambia a los personajes. Tampoco escatima el autor en mostrar escenas de sexo (incluso de adultos con niños) y combate explícito, magnificando el impacto por el contraste y, como buen profesional, usando para ello grandes viñetas y encuadres estudiados para enfatizar cada acción.

Es cierto que el ritmo decae en algunas ocasiones, e incluso se desdibuja el objetivo final que es el peregrinaje a Tierra Santa, ambos en favor de centrarse en los doce niños protagonistas. Esto puede ser necesario para que más adelante nos afecte el destino de cada uno de ellos y, también es justo admitirlo, ayuda a que los impactos que el argumento nos reserva, nos golpeen con sorpresa. Sin embargo, pierde su componente de cómic «histórico» y la participación masiva de los miles y miles de niños que participaban, queda minimizada.

Vuelvo brevemente al aspecto visual. Porque no quiero omitir el grandísimo trabajo de documentación que lleva al autor a dibujar los entornos, los ropajes, los castillos, con gran profundidad en los detalles, lo que ayuda a que la obra no pierda ese aspecto «histórico» y sea coherente. Choca con el aspecto de los personajes, muy «manga», pero el contraste que al principio nos choca, termina por convertirse en una seña de identidad más

En La Cruzada de los Inocentes hay lugar para la épica, para el amor, para la aventura, el crecimiento, la traición… una obra muy completa y elaborada, con la que es difícil quedarse indiferente y, a poco que se rasque en lo que nos cuenta, vemos como el autor denuncia problemas y situaciones tan válidas en el siglo XIII como hoy en día. Una obra dura y diferente de un autor a reivindicar.

• La Cruzada de los Inocentes. ECC Ediciones.
• 3 tomos. rústica con solapa. 320 pp c/u. Blanco y negro. 12,95 € c/u