Crítica: «La Casa de la Penitencia», la maldición de la culpa.
Resumen de la Crítica
General
Guión
Dibujo
Personajes
Historia
Edición
Muy Recomendable
Opresiva, obsesiva y terrorífica en su ambiente y con sus tenebrosos personajes.
La leyenda de la mansión Winchester parece estar más de moda que nunca. Hace unos meses se estrenaba una película bastante aceptable sobre ella y la editorial de cómics americana Dark Horse lanzó una miniserie que ahora Planeta Cómics recoge y edita en un tomo de lujo. La Casa de la Penitencia.
Para los que no sepáis de que va esa maldición… cuentan que la mansión que perteneció a William Wirt Winchester estaba infestada por los espíritus de los muertos caídos por tan famosa arma: William fue el inventor del rifle de repetición, el primero, que lleva su nombre. Tras la muerte de este, su viuda, Sarah, continuó con las obras en la mansión… durante 38 años, hasta su muerte. Estaba convencida de que solo los golpes de martillo ahuyentaban a los espíritus y la expansión sin control de la casa los mantenía perdidos y desorientados. Escaleras que no llevan a ninguna parte, pasillos que no desembocan en nada, puertas que dan al vacío… se construyó sin descanso durante todos esos años, invirtiendo en el proceso gran parte de su fortuna, más de tres mil millones de dólares.
Imaginamos que los fantasmas solo habitaban en la enferma mente de Sarah… pero el resto, es real. Y sobre tan insólito suceso se basa la obra que os traemos, La Casa de la Penitencia, escrita por Peter J. Tomasi y dibujada por Ian Bertram, con los colores de Dave Stewart. Sarah vive sumida en la culpa y el remordimiento, cargando con el peso de las muertes, los asesinatos, que se han cometido con las armas inventadas por su esposo. Se hace responsable de cada una de ellas y pretende expiar la culpa destruyendo todas las armas que caen en sus manos. Al mismo tiempo y para apaciguar a los difuntos que la acosan y que buscan las almas de sus seres queridos (su esposo y su hija fallecidos, ella cree que víctimas de «la maldición»), está convencida que el martilleo constante los calma y los mantiene lejos. El martilleo constante. Por ello tiene contratada a una numerosa tropa de obreros que trabajan sin descanso, por turnos, coordinándose para que ni un solo segundo deje de escucharse el retumbar de los golpes.
El grueso de estos obreros lo forman asesinos y pistoleros que buscan también el perdón, mediante el trabajo duro y bajo la protección de tan influyente señora. Pero a la mansión llegará Peck, otro torturado personaje que también arrastra el peso de sus asesinatos cometidos, como no, a pólvora y plomo. Él será el único que vea más allá de la excentricidad de Sarah, encontrando un alma gemela tan perdida y arrepentida como él.
El cómic es opresivo y enigmático, lleno de imágenes que saltan de la inestable mente de Sarah a las viñetas, impregnándolas con sangre, gusanos y formas sinuosas y amenazantes. Solo Murcer, el patrón, será el ancla que nos impide caer en el caos demente de Sarah y solo gracias a él mantenemos entero el hilo que nos une a la realidad… que amenaza con romperse en cada página. Esa sensación de caída en el vacío, de ilusión y de terror envolvente se produce gracias al trabajo incontestable de Ian Bertram y Dave Stewart, que le confieren a La casa de la Penitencia un aspecto aterrador que se filtra por cada línea de cada viñeta. El color rojo intenso permanece omnipresente y dominante, combinándose con apariciones inquietantes y formas acuosas. El dibujo es barroco y extremo en los personajes, con retratos que recuerdan los grabados de la época y al tiempo los distorsionan, siempre enfatizando el inquietante e irreal mundo que rodea a cada uno de ellos. Detalles como el ininterrumpido redoble de martillo destacan por su representación: donde un martillo golpea, el sonido se representa con onomatopeyas y con líneas quebradas en las viñetas, dando no solo sensación de sonido perturbador y obsesivo, sino una original percepción de temblor y movimiento. Detalles como este convierten un cómic bueno en algo excepcional.
Peter J. Tomasi retrata a los personajes con enigmáticas conversaciones que consiguen trasmitir su desdicha, desolación y deprimente situación. No son personalidades amables y ninguno de ellos levantará empatía alguna, pero entenderemos lo profundo de su desolación y comprenderemos sus erráticos y excéntricos modos de actuar. No es una historia con giros ni tramas complejas, sino de personajes complejos y de honda psicología, en los que prevalece una oscuridad heredada por su pasado pero que buscan desesperadamente la luz de la salvación.
Un cómic profundo y contundente, terrorífico y evocador, realizado con impactante estilo que no deberías dejar pasar si te interesa este tipo de género. Su publicación, en formato de lujo, es sin duda la adecuada y viene precedida por un impagable prólogo del gran Alain Villacorta. Arte y terror unidos en un producto sin parangón, que los espíritus persigan a aquel que lo ignore.
- La Casa de la Penitencia. Planeta Cómics.
- House of Penance. Dark Horse Books.
- cartoné. 184 pp. color. 18,95 €