Crítica: «Kitaro vol.2», caminando entre yokais.
Resumen de la Crítica
General
Guión
Dibujo
Personajes
Historia
Edición
Clásico
Segunda entrega del clásico de Mizuki, donde Kitaro media entre humanos y yokais.
Volvemos a la carga con Kitaro, ahora con su segundo volumen de los cuatro que ha publicado Astiberri. Lo que dijimos en la reseña de volumen 1 de Kitaro se puede aplicar a esta continuación. Una vez conocido su origen, el personaje vive en estas páginas las típicas aventuras a las que nos tiene acostumbrado, mediando siempre en los conflictos que se crean entre humanos y yokais. Kitaro es un yokai, pero su carácter generoso y amable le lleva a ayudar siempre al desfavorecido en estos encontronazos, por lo que no duda en encararse con sus sobrenaturales congéneres, salvar al indefenso humano o, si hiciera falta, castigar cruelmente a villano, sea cual sea su condición.
Kitaro posee poderes sobrenaturales que siguen explorándose y conociéndose a lo largo de este tomo y que no duda en usar para llevar a buen término sus aventuras. Estas están dibujadas de manera deliciosa, con unos personajes de líneas claras y sencillas, más cercanos a la caricatura infantil que al realismo… combinados con unos fondos apabullantemente foto realistas, en los que priman los parajes abandonados y terroríficos, las construcciones imposibles de ángulos de pesadilla. Una combinación perturbadora que entra por el ojo y choca en la mente. Y es que Kitaro se considera un clásico por poderosas razones.
La sencillez de sus historias es deliciosa y cercana al lector más joven, aunque la representación de algunos yokais y sus actitudes pueden asustar a los más pequeños. Nos encontramos a lo largo del tomo con una serie de seres nacidos del acervo cultural japonés y, ya lo contaremos cuando hablemos de NonNonBa, extraídos de los cuentos ancestrales y supersticiosos con los que el autor creció. Shigeru Mizuki es un autor de expresión sencilla y directa que no necesita de complejidades visuales ni literarias para mostrar distintos efectos en sus obras. Puede llegar a nosotros a través del terror, la ternura o el humor, y siempre de la manera más práctica y simple posible, algo al alcance de muy pocos autores.
En este segundo volumen encontramos 5 historias completas siendo El Gran Monstruo Marino la que ocupa la mayor parte del tomo dada su extensión. Kitaro es enviado a extraer sangre de un ser ancestral que surge del lecho marino, pero uno de los científicos enviados en la expedición no ve con buenos ojos al joven yokai. En realidad lo que quiere es asegurarse el éxito profesional y social gracias al descubrimiento de las propiedades del monstruo, por lo que traicionará a Kitaro. La bondad del supuesto ser monstruoso frente a la maldad del humano, esa es la paradoja que ocupa el episodio, con evolución de personajes y con escenas propias de una película de Godzilla. En El Partido Nocturno tenemos la nota de humor, cuando un grupo de niños reta a Kitaro a un partido de Baseball y se encuentran con un equipo formado por varios yokais clásicos, dispuestos a jugar, con gorra y todo. Daruma es una genial historia que nos cuenta como un tramposo yokai se aloja en un edificio provocando el espanto de todos los vecinos. Pero en cuestión de terror y mal rollo gana la última de todas, El Castillo Yokai, donde Kitaro se enfrenta a un grupo de yokais que viven en una torre maldita y secuestran a los niños del lugar.
Muy grande es esta obra que recorre creencias y mitos atávicos, acercándonos a ellos de manera divertida y luciendo un talento artístico fuera de serie. Apto para todas las edades. Una lástima que haya tardado tanto en llegarnos, cuando en otros países llevan décadas disfrutándolo.
Pronto volveremos con Kitaro, vale la pena seguirle los pasos, aunque sea a través de cementerios y ruinosos castillos.