Crítica: «Kingdom Hearts III + Re Mind»
Historia
Gráficos
Jugabilidad
Un nostálgico viaje por la infancia, unos personajes que te roban el corazón y, por desgracia, un desenlace que no está a la altura de las expectativas
Si a un grupo de españoles le preguntas “¿Cuál era tu película favorita de pequeño?”, la mayoría te responderá con algún título de Disney. Y es que estas películas mágicas, divertidas y llenas de musicales han marcado la infancia de muchos niños, por ello, ¿qué niño no se ha sentido atraído por la saga Kingdom Hearts al ver anuncios de la tele en los que aparecían Goofy y Donald?
Esta popular y maravillosa saga de Square Enix, cuya primera entrega salió ya hace casi 20 años, finalmente ha visto la luz en PC a finales de marzo de este mismo año gracias a Epic Games, algo tan insólito que muchos jugadores lo daban por imposible. En esta ocasión, daré mi opinión sobre una de las tres entregas principales; Kingdom Hearts III + Re Mind.
Si es la primera vez que jugáis una entrega Kingdom Hearts, lo que más os llamará la atención probablemente sea su increíble banda sonora, un verdadero deleite para los oídos de todo jugador, estando a la altura de sagas como Final Fantasy e incluso de Super Mario, aunque no sea tan popular.
A nivel de gráficos, cómo no, también es una gran experiencia, y es que Square Enix suele esforzarse en este ámbito. En esta entrega, la cosa no ha sido sencilla para la empresa nipona, y es que han juntado en el mismo videojuego franquicias como Frozen y Piratas del Caribe, y lo han hecho con grandes resultados gracias a sus gráficos realistas.
Sin embargo, si sois detallistas y os fijáis bien, es probable que en algunos momentos os ofenda ver cómo el juego pasa de mostrarnos unas muy buenas texturas y detalles en el encaje de una cortina a un primer plano de una mano con los dedos ligeramente cuadrados. Y es que, a pesar de la calidad de gráficos y detalles que suele ofrecer Square Enix, a veces meten un poco la pata.
En cuanto al tema de historia, nos encontramos con un problema a nivel de expectativas. Las entregas anteriores ofrecen una trama enrevesada y (quizás demasiado) cargada de fanservice, algo que puede llegar a molestar a muchos. Sin embargo, generan unas grandes expectativas que Kingdom Hearts III no es capaz de cumplir. Esto se debe en gran medida a la cantidad de vueltas que se le ha dado a la saga a través de incontables entregas, por no mencionar la manera en la que nuestros protagonistas van saltando de franquicia en franquicia de Disney, algo que ya de por sí es difícil de entrelazar entre sí.
De esta manera, se llega a dejar en muchas partes de lado la historia principal, e incluso hay arcos tan relajados en los que nos preguntamos «¿No deberíamos estar haciendo otro tipo de cosas?». Y, aunque el final no está mal, esta saga merecía algo mucho mejor. Pero si lo que buscas es simplemente disfrutar y pasar un buen rato, desde luego, a este juego le sobran horas de diversión.
Y no debemos olvidarnos de su jugabilidad. Lo que en primer lugar parece un simple juego de rol a tiempo real y de exploración, viene enriquecido con elementos extra como las invocaciones, haciendo que se trate de un juego que no se vuelve, para nada, repetitivo, como suele ser el miedo que provoca este tipo de videojuegos.
De hecho, parece más bien un juego de acción y de estrategia, que incluso incluye sus propios combos, transformaciones y ataques finales para las nuevas llaves espada. Si algo nos ha dejado claro Square Enix con respecto a estas armas, es que son mucho más versátiles de lo que pueda parecer al inicio del videojuego.
Además, nos encontramos desde el inicio con una dificultad adaptable a todos los gustos, yendo desde lo más sencillo para jugadores primerizos, hasta algo mucho más complejo. De hecho, en ese mismo inicio, se nos ofrece la personalidad de elegir ciertos parámetros de Sora, como elegir si queremos que sea un personaje inteligente o con mucho ataque.
En resumen, en Kingdom Hearts III + Re Mind nos damos de lleno con un mundo mágico y, desde luego, muy nostálgico, con unos diseños y una música casi de ensueño que nos harán disfrutar de cada momento, aunque la historia deja mucho que desear.