Crítica: «Invencible vol. 1 de 12», conflicto generacional.

Si todavía no habéis visto la serie Invencible en Amazon Prime Video, hacedlo inmediatamente. No lo toméis como una orden imperativa, sino como una recomendación. Y aunque en esta entrada no vamos a analizar dicha serie, es imposible desligarla del cómic que traemos hoy. ECC Ediciones publica el primer tomo de esta nueva edición en cartoné de Invencible, que contiene los 13 primeros números y son, precisamente, el grueso de lo que cuenta la primera temporada de su versión televisiva.

Dicho esto, ya nos podemos meter de lleno en esta nueva publicación del cómic más superheróico de Robert Kirkman, el creador de The Walking Dead. Si sois aficionados al medio, todo esto ya lo conocéis, pues Invencible se está publicando en nuestro país desde hace muchos años gracias a Aleta. El problema era la irregular periodicidad, que llegaba a cansar o a despistar al lector más entregado. Y aunque ECC Ediciones terminó de publicarlo respetando los «formatos Aleta«, ha decidido reeditarlo en versión cartoné de manera íntegra. Y es una delicia.

Mark Grayson es hijo de Omniman, el super-héroe más poderoso del Mundo. Adolescente normal y corriente… hasta que los genes que ha heredado «despiertan» y le confieren también poderes tales como la super-fuerza, el vuelo y la rapidez. A sus problemas de adolescente se suman ahora otros mayores como son luchar contra amenazas terroristas, evitar invasiones de otros mundos y dimensiones, etc. Omniman es originario del planeta Viltrum, donde todos tienen superpoderes. Pero un secreto se esconde en el origen de Omniman y, cuando se descubra… lo va a cambiar todo.

Me niego a contar nada más. Uno de los elementos más importantes y característicos de Invencible es su capacidad de sorprendernos constantemente. Es una facultad que tiene Kirkman escribiendo cómics, pero con Invencible se supera. Las sorpresas y los giros son constantes, no los ves venir y te descolocan y golpean. Y lo mejor es que esos giros se producen con mayor rapidez y contundencia conforme más avanza la serie. Los géneros que marcaron al Kirkman niño son su inspiración a la hora de crear: si pasó miedo con Los Muertos Vivientes de Romero, creó The Walking Dead. Si le flipaba el Hombre Lobo, le dedicó un título. Si se turbó con El Exorcista, escribió Outcast. Si disfrutaba con las pelis de artes marciales, pues él se marca su más reciente El Poder del Fuego. Y si los super-héroes le ocupaban sus lecturas, va y crea los suyos propios con este Invencible.

Y como hace en todas sus obras, les impregna un carácter propio y moderno, las actualiza y las revoluciona. Invencible se aprovecha de un fondo de lectura enorme por parte del autor, que sabe lo que nos gusta a los lectores de este género… y da un pasito más.

No solo encontramos super-grupos o trajes llamativos, villanos de opereta y otros muy amenazantes, identidades secretas y combates llenos de pirotécnia… hallamos elementos inauditos en la mayoría de estos cómics. Hallamos madurez. Personajes mueren y otros cambian por las circunstancias, relaciones coherentes, alianzas y traiciones. En definitiva, un giro de tuerca en el género. Y cuidado, que Invencible comenzó a publicarse hace 8 años y no ha perdido un ápice de su frescura y su impacto. No en vano está considerado como una de los mejores cómics modernos de super-héroes.

Kirkman escribe en su línea. Manejando los tiempos y los acontecimientos con una habilidad admirable. El cómic se nutre tanto de la acción como del suspense o la emoción, y sabe hacer crecer a todos los personajes de manera coherente y creíble. El mismo autor confiesa que la serie de TV ha sido una nueva oportunidad de reescribir esta historia y la ha aprovechado para mejorar ese aspecto: el tempo y las sorpresas. Pero os aseguro que en su versión cómic no hay nada desaprovechable. Cory Walker y Ryan Ottley se suceden en los dibujos y las tintas, acompañados con el color de Bill Crabtree. Juntos forman un equipazo que sabe traducir en imágenes la esencia de la serie con grandes y nítidas viñetas luminosas y llenas de optimismo. Coloridas y entregadas al género de los super-héroes… y a costa de engañarnos también a nosotros. Cuando la historia gira y se torna más siniestra, inesperada e incómoda, el estilo de dibujo no cambia… creando una extraña disonancia entre lo que vemos y lo que explica lo que vemos. Es decir, entre el contenido y el continente. Es como cuando un cuento infantil ilustrado te muestra escenas de terror: algo no cuadra. Esa mezcla extraña y buscada hace de este Invencible un producto todavía más genial.

El tomo que presenta ECC Ediciones para esta nueva edición es de un cuidado especial y respetuoso con el original. El tipo de papel favorece el color, se respeta la rotulación, las portadas originales… Una edición de lujo que se inicia con este primer volumen y llegará hasta la docena. Una obra indispensable para los lectores del género que todavía no la tuviesen y que pueden aprovechar esta inmejorable edición.

Si os estáis preguntando si vale la pena leer el cómic tras ver la serie… pues los cambios son sustanciales pero no fundamentales. Es decir, la historia es la misma pero está granada de cambios tanto en pequeños detalles como en tramas secundarias. Hay también personajes que cambian de forma importante seguramente por decisiones supeditadas al paso del tiempo: un personaje hetero en el cómic es gay en la serie de TV, la relación de Mark en la serie de TV es más abierta y explícita, se exploran más unos villanos en la serie y otros más en el cómic. Cambios no determinantes pero que aportan su peculiaridad a cada obra y la hacen disfrutable con independencia del medio.

Cada título de Kirkman es una apuesta segura, que con su sello Skybound nos está dando muchas y agradables sorpresas. Puede ser que la mayor y la más laureada sea esta Invencible. Razones tiene. Os aseguramos que el cómic no va a quedar en el olvido, porque la serie se va a encargar de mantenerla ahí. Va a crecer en popularidad con cada temporada y va a conseguir que nuevos lectores se acerquen a su versión de papel. Otro de sus méritos.