Crítica: INJUSTICE, Gods Among Us: Año Uno. Vol 1 de 2

Adaptándose a los tiempos que corren resulta que para promocionar un videojuego y empezar a experimentar con el medio digital, durante 2013 DC Comics lanzó una serie de mini episodios semanales para ser leídos en dispositivos móviles con el mismo título: Injustice, Gods Among Us. Entendiendo que el lanzamiento obedecía por tanto al ánimo más comercial posible dejando el apartado artístico en segundo lado, la cosa no tendría que ir más allá y ser destino obligado de los aficionados a las consolas, a los que empezaban a degustar los comics bajo cristal y a los completistas de rigor. Pero de tapadillo el experimento cuajó hasta el punto de ser la obra digital más vendida, y como su contenido tenía marchamo Ultimate Elseworlds, como no adaptarlo al papel. Y ahí es donde entramos los que el asunto móvil es un recurso lejano. Como no deja der una iniciativa al margen de la línea tradicional deceíta, mas subordinada al espíritu del videojuego que a la propia idiosincrasia de los más puros comics superheroicos Decé, resulta que su responsable puede hacer lo que le venga en gana, esto es, actuar con libertad total salvo respetar las “reglas del juego”. Como estas son básicas, desarrollémoslo como nos guste. Y eso es una perita en dulce para alguien capacitado. Y Tom Taylor lo es.

Y con todo este barullo maravilloso, me encuentro con un Elseworlds en toda regla, y eso es sinónimo de libertad, de poner a tus personajes favoritos en situaciones nunca vistas… o sí. Efectivamente nunca vistas porque se ven decisiones y motivaciones alejadas del continuismo, y ya vistas porque se picotea de aquí y allá encontrándonos situaciones ya vistas. No obstante no olvidemos que eso se lleva haciendo desde hace muuuucho tiempo, por lo que tampoco vamos a echarnos la mano en la cabeza. Porque lo que mola es ver esas historias no tan nuevas con mitos como la Santísima Trinidad.

El joker juega fuera de casa y con la segunda equipación se juega la champions en campo visitante, y el resultado del Metropolis-Gotham no es el previsto por las casas de apuestas : 0-5.

Paliza. El primer gol lo mete cargándose a un secundario legendario en el minuto 10, el segundo en el minuto 28, asesinando a otro secundario más gordo todavía, y el remate tiene lugar en el minuto 30 que recuerda a los tres seguidos que se llevó Brasil contra Alemania en el último mundial. Sólo que aquí mete tres chicharros en un minuto. Los goles tienen nombre:  Jimmy Olsen , una embarazada Lois Lane, y Metrópolis. Todos muertos.  Pues si, así arranca Injustice. Que visto lo de Lane, parece un Elseworlds de otro Elseworlds, Kingdom Come.

A partir de aquí, añádele el final de la película Seven junto con el asesinato del payaso a manos del kryptoniano y tienes montada la Civil War del universo DC: Superman y amigos contra Batman y amigos. ¿Y cómo es posible que tras tan magno desastre no enciendan mecheros todos juntos, se llore a los caídos y vuelta a perseguir a los luthors y pingüinos de rigor? Porque el periodista alienígena ha dicho que hasta aquí a llegado, que el mundo está hecho una porquería (como si antes no lo estuviera) y que se acabó, que, o paz tácita o paz impuesta. Y claro… será lo segundo. Batman no comulga, y ya tenemos conflicto superheroico.

Metamos en la Termomix Golpe de Estado del estudio Wildstorm, Civil War de Marvel, con unos gramitos de Irremediable de Mark Waid y el Supershock de la serie Powers de Bendis y Oeming y saldrá Injustice: Gods Among Us.

¿Nuevo? No, pero supermolón. Y es que por muchos reciclados de superman que hayamos visto en otras publicaciones y en situaciones extremas como en esta, lo que nunca imaginamos que pasaría ha pasado. Es el auténtico, el genuino, el único. Superman, quien con su inmenso poder se ha convertido en guardián de la paz mundial a costa del libre albedrio, harto de tanta complacencia general. Y ahí precisamente radica el primer punto a favor de la historia, que coge elementos reales, como los conflictos y dictaduras de oriente medio y la doble moral de la administración norteamericana, por dar dos ejemplos, y se aleja del escenario internacional contenido en la línea tradicional de la editorial. Porqué pensemos un momento, si existiera un tipo como supes ¿se mostraría pasivo ante el conflicto palestino israelí si se lo pidiera la ONU?. Seguramente no. Ahí es donde encuentro los mejores momentos de la serie más allá de los puntuales encontronazos entre bandos.

El segundo aspecto destacable, y absolutamente lógico pero delicioso, es Wonder Woman. ¿Y eso?, porque vemos su auténtica naturaleza, esa que se atisbó un pelín en el prólogo de Crisis Infinita, la que no se contiene como protectora de un entorno que debe ser “educado” para lograr una armonía generacional sin fronteras, partiendo de una absoluta revolución donde no existan desigualdades e impere la justicia. Motivo que hizo que se infiltrara en la sociedad. Y si tiene que partir con la revolución de la primavera superheroica pues que así sea, aunque haya que mancharse de sangre al principio.

Esta es una de esas lecturas que remueven. Entiendes a Superman, pero también a Batman. En el fondo quieren lo mismo, sólo que el primero por la vía rápida y por la fuerza, y el segundo por la vía procedimental, apelando a la buena fe del estado de derecho y al imperio de la ley.  Y estas historias donde uno no sabe de qué lado ponerse son las que interesan, las que exigen, las que obligan a seguir rascando hasta decantarse por uno u otro.

Esto es lo que nos espera, porque en este primer volumen, la cosa no ha hecho más que empezar.

Este primer volumen recopila los seis primeros números de la colección americana lanzada en grapa, donde cada uno aglutinaba a su vez tres mini episodios digitales aproximadamente. En esto último es donde radica el único pero que le pongo al producto. La cantidad de dibujantes. Acreditados hay hasta seis. Veo influencias de Howard Chaykin (aunque con un trazo ligeramente más limpio) y Gary Frank por ejemplo, por lo que hay contraste de estilos (claro que observando la premisa de la obra, igual es intencionado) y al ser en un formato tan comprimido la alternancia a priori  es chocante. Pero como narrativamente funciona, la lectura es sencilla y no estorba, al final el ojo se acostumbra. Y conocida su pre-producción y objetivos primarios tampoco vamos a ponernos tiquis miquis, que la historia es entretenimiento puro, adictiva y con auténticos momentazos.

Y  lo que mola verla recopilada en un práctico tomo.  Un cómic que hay que leer, si señor.

INJUSTICE. God Among Us: Año Uno. Volúmen 1 de 2

ECC Ediciones

Salida: Enero 2015

192 páginas

Precio: 17,95 €