Crítica: INJUSTICE, Gods Among Us: Año Uno (2 de 2). De T. Taylor y otros autores.
Resumen de la Crítica
General
Guión
Dibujo
Personajes
Historia
Edición
"Bruce es tu amigo. Por favor, no le quites la vida"
Tras sólo trece episodios, el personal ya puede hacer listas de los momentos más impactantes, impensables y dramáticos.
Volvemos a adentrarnos en los muy bien resueltos elseworlds de DC con la segunda parte de Injustice Año Uno. El Golpe de Estado mundial ideado por Superman se va extendiendo con una comunidad superheroica aún más dividida con la particularidad que en cada frente, ya sea en el de Superman y Batman habrá voces críticas que se posicionan en un punto intermedio, como si de tres líneas de acción se tratara. Eso funciona realmente bien porque nos permite ver el detrás de las cámaras en los acontecimientos que se van sucediendo. Mientras que Kal-El sigue interviniendo en conflictos exteriores, Batman pasa a otro nivel su lucha clandestina contra este con recursos de guerra de guerrillas, llevando el concepto de atentado al ámbito de este género. Esas voces críticas darán como resultado que ambos reflexionen sobre sus motivaciones, que no modificarán el curso de los acontecimientos que ellos tienen en mente, pero sí les ayudarán a tener perspectivas más amplias para alcanzar un mejor entendimiento de lo que pueden desencadenar. En Batman no estará tan presente, a través de Catwoman y La Cazadora, puesto que, como pieza más débil de la balanza, el desequilibrio favorece a Superman, y desde el punto de vista legal tiene más claro que su posición es la correcta. En el kryptoniano sí tiene más peso que alguien como Flash le cante las cuarenta y se contenga. Lo que ocurre es que como los acontecimientos afectan a la vida privada del personaje, siempre con el recuerdo de su mujer e hijo muertos, siendo ahora el turno de sus padres adoptivos, las lecciones recibidas tienden a desaparecer y sus reacciones son el doble de peligrosas, haciendo caso omiso de ese consejo tan utilizado de no mezclar los negocios con los sentimentalismos. Porque la verdad, y eso ya lo comprobamos en el primer arco, vale que es mega poderoso y que lo puede cambiar todo (sobre todo si cuenta con aliados del peso de Wonder Woman, Flash, Shazam y Green Lantern) pero la falta de un plan bien definido, que contemple contingencias a medio-largo plazo es exactamente lo que puede desencadenar que no culmine su verdadero plan, que es cambiar las cosas para bien en lugar de cambiarlo todo para mal. En definitiva, que de estratega está muy verde. Justo lo contrario que su antiguo mejor amigo, que de eso sabe un huevo, adelantándose en no muy pocas ocasiones. Batman es un temible adversario, pero aquí el peor enemigo de Superman es el propio Superman, y en el escenario global que ha creado puede ser su perdición, llegando a convertirse en lo que trata de evitar: Un Tirano Omnisciente sometido a la Injusticia.
Poco a poco los distintos escenarios que conforman el universo DC van picoteando en la obra. Si después del shock inicial y ligeras pinceladas del nuevo orden mundial, la parcela marina con Aquaman a la cabeza se posicionaba claramente, entre otros conceptos, en este caso le toca el turno a Apokolips. O lo que es lo mismo, el universo Darkseid en el universo Injustice. Algo así está destinado a producir la mayor acción posible, que es lo que busca el lector cuando ya ha visto como se las guisan en esta historia. Gracias a un ataque a gran escala donde pulsar de verdad las verdaderas intenciones de Superman. Si ya antes habíamos visto un pequeño aspecto del mundo mágico con Shazam y Black Adam, lo que si se va a desarrollar de una forma muy provechosa es toda la parafernalia de invasiones exteriores con el escudo de la Casa Darkseid en el mundo Injustice. No es una escaramuza parcial, es una invasión a escala planetaria que definirá totalmente la nueva posición de Superman. El conflicto deparará esos momentos que están convirtiendo esta serie en un acontecimiento mensual, los momentos impacto, las escenas donde jamás veríamos a Superman, matando a golpes a sus enemigos, reventando cuerpos con su visión calorífica y como destructor de la amenaza desde una posición, porte y formas divinas. Precisamente será ese trance lo que rellene el agujero que ya lo habíamos remarcado anteriormente, que Supes no tiene que ser precisamente un buen líder, su corazón domina su mente y sus estrategias no están planificadas, va siempre a remolque. Y ahí entra Lex Luthor. En el mejor momento, siempre oportuno, que pondrá orden al desorden. Y ahí es cuando Batman tiene un rival de verdad.
A partir de ahí la obra dará el giro necesario, Superman con su nuevo aliado tomará decisiones que fructificarán a medio-largo plazo, lo que cerrarán las pocas opciones que ya tenía Batman desde un principio. Mientras tanto, Tom Taylor jugará con los juguetes a sus anchas, con todo el tiempo y espacio del mundo, como si tuviera un gran almacén a su disposición, produciendo verdaderos momentos dramáticos con personajes tan queridos como el Detective Marciano y Green Arrow, jugando con mitos como la Fortaleza de la Soledad y como el tremendo e histórico Knightfall de Batman. Si en el anterior recopilatorio había una alternancia entre momentos de aúpa, de dejar al personal con la boca abierta, con momentos más reflexionables por las motivaciones y evolución de los actores, en esta hay una total predominancia por lo primero. Cada episodio tiene ese momento que es lo que está llevando la obra a lo que es, un producto de entretenimiento pleno, de consumo rápido, pero que deja situaciones imposibles de ver en el universo tradicional. Tras sólo trece episodios, el personal ya puede hacer tops ten de los momentos más impactantes, brutos y dramáticos. Si es que se pueden hacer hasta clasificaciones. Y la verdad, para el lector que diversifique lecturas de todo tipo, esta clase de ofertas se agradecen y se disfrutan. Un auténtico comic de evasión con calidad, que no siempre deben estar separados ambos conceptos. Injustice es precisamente eso.
Tom Taylor sigue estando a buen nivel en la premisa principal, llevar a Superman a terrenos desconocidos con Batman como gran obstáculo. El único pero que le pongo es que en momentos intenta hacer gracia, busca alivios cómicos (sobre todo en personajes muy dados a ello como es Green Arrow o Harley Quinn) pero no lo llega a conseguir. Se ve que lo intenta, pero los chascarrillos son tan típicos y reiterativos que restan más que suman. Al menos se preocupa de introducir novedades como un imposible Team Up entre Harley y Lobo, pero no consigue dejar poso en esas interacciones.
El dibujo es desigual, como sucedía en el anterior volumen. En el primer episodio tenemos a Kevin Maguire (JLA, Defensores) que sí es verdad que sobresale a los demás pero no lo veo al mismo nivel que antaño. En el segundo vuelve Mike S. Miller cuyo trazo está muy influenciado por Gary Frank que de este grupo de autores que no tenía echado el ojo, es el que más me gusta y además se desenvuelve muy bien en el capítulo centrado al ataque invasor de Darkseid. Los demás, justitos, pero narrativamente eficaces y salvan los muebles. Esta historia con un peso pesado al dibujo de forma continua y estable elevaría todavía más la calidad del conjunto de la obra, pero también es justo decir que consiguen que las situaciones dramáticas a los que hemos hecho referencia no pierdan interés y esos citados momentos tan de lista funcionen.
Y así acabamos el primer año de Superman como Jefe de Todo Esto, con el personaje bien posicionado de cara al futuro pero con la sensación de que esto no es nada comparado con lo que viene, que la luz que simbolizaba el Sr. Kent se está apagando a pasos agigantados y que abrirá otro álbum de imágenes tan impensables como brutales, que se han convertido en el sello característico de esta gran saga.
Injustice, Gods Among Us: Año Uno (2 de 2). ECC Ediciones. 232 páginas. Color. Rústica. Edición: Agosto de 2015.