Crítica: «Inhumano 1», nuevos horizontes sobre viejos conceptos

La publicación del primer número de Inhumano por parte de Panini inicia lo que parece un nuevo orden dentro del Universo Marvel. Incluye los dos primeros números USA donde quedan claras las bases de lo que viene y deja entrever las intenciones de Marvel con respecto a un futuro a medio plazo.

Los hechos narrados en Inhumano vienen heredados de la reciente saga Infinito, en la que Rayo Negro y su hermano loco Maximus provocan la expansión por toda la Tierra de las llamadas Nieblas Terrígenas, aquellas que si son inhaladas por los que poseen el «factor» inhumano, verán como sus poderes despiertan, a veces acompañados de drástica transformación física. Ahí parte esta colección y encontramos, pues, a una disgregada nación inhumana que ha perdido a su rey, a su heredero y a su reino, y se enfrenta a la llegada de nuevos miembros… pues descubrimos que nuestro planeta albergaba entre su población a un nutrido número de personas con potencial inhumano. Pero no es una historia tan sencilla… viejos y queridos personajes morirán y otros cambian para siempre. Medusa, ahora como representante de la familia real, se enfrenta al reto añadido de reagrupar a su pueblo y proteger a los nuevos inhumanos que están a punto de aparecer por todos los confines del planeta. Por supuesto, no faltarán humanos interesados en conseguir hacerse con inhumanos latentes para usarlos en sus oscuros fines.

Es una premisa interesante, no exenta de misterios y sorpresas, que contagia la sensación de estar asistiendo a algo «grande», algo que de verdad va a repercutir en la Marvel que conocemos y que va a dejar secuelas. Matt Fraction se encarga de guionizarla, aunque ya está anunciada su salida de la serie (otro que se nos marcha a Image) y su sustituo será Charles Soule. Al dibujo tenemos Olivier Coipiel y Mark Morales en el primer número y a Nick Bradshaw con Todd Nauck en el segundo. Todos cumplen de sobra y con nota, pues ni siquiera la escasa acción de los episodios se hace tediosa gracias al buen hacer de los autores. Guiones y dibujos rápidos y ágiles y, lo más importante, que consiguen implicar al lector con la gravedad de lo que está sucediendo.

Esta maniobra de la editorial para traer de un solo golpe a una miríada de nuevos personajes ya me causó sospecha desde el mismo momento que la conocí hace unos cuántos meses. Sin duda es una manera correcta e ingeniosa de aumentar el haber de personajes, pero ¿por qué? La respuesta que me vino a la mente fue, como siempre, la misma: el dinero. ¿Dónde hace Marvel más dinero actualmente? En el cine. Pero la imposibilidad de utilizar a mutantes, universo arácnido o los 4 Fantásticos limita las posibilidades de la editorial. Así pues ¿por qué no crear nuestros «nuevos mutantes»» con pleno derecho sobre su explotación cinematográfica? Y no pensando en hoy ni en mañana… sino en un futuro a medio-largo plazo.

Me he permitido esta reflexión no para criticarla, sino para darle un sentido a tamaño arco argumental de tan contundentes consecuencias. Y que conste que me parece un completo acierto y que lo aplaudo con fervor, pues estamos huérfanos de buenas sagas en esta moderna Marvel y hay que alabar, también, la valentía de dar un giro tan potente y drástico a un grupo de superhéroes que está alojado en el corazón de los fans desde hace la friolera de casi 50 años (el año que viene, celebración), cuando aparecieron por primera vez en el número 45 de los 4 Fantásticos, gracias a Stan Lee y Jack Kirby.

¿Cuánto tardarán en anunciar su película? Seguramente lleguemos a verla, pero lo que hoy sí podemos disfrutar, es esta nueva serie que va a ganarse un sitio en las estanterías por méritos propios.