Crítica: «Hay algo matando niños 3», llega La Casa Slaughter

Esta se ha convertido en una serie de referencia en cuanto al terror más salvaje y visceral, con un James Tynion IV absolutamente inspirado y muy acertado en todo aquello que últimamente emprende. Desde su sorprendente inicio, hemos deseado saber más de todos los misterios y secretos que escondía la serie. Y ahora, muchos de ellos revelados en este tercer volumen, tenemos la sensación de que sufre un pequeño estancamiento.

Erica Slaughter, enigmática y letal, llegó a Archer’s Peak donde se había producido un asesinato múltiple con niños como víctimas (el título es un spoiler de libro). Allí había aparecido un monstruo que solo los más pequeños podían ver y que se había dedicado a cazar niños, para alimentar a sus crías. Es decir, que en el pueblo había, en realidad, toda una camada de estos sangrientos seres. Pero Erica se extralimitó en sus funciones y la sociedad a la que ella pertenece, La Casa de Slaughter, que se dedica a la exterminación de estos seres, decide ir a buscarla y ponerla en su sitio.

Eso es lo que sucede en este tercer tomo. Llegan nuevos «cazadores» y el pequeño pueblo que sigue bajo el ataque y acoso de los monstruos infanticidas tiene que enfrentarse ahora a las consecuencias de los asesinatos y la necesidad de que esos sucesos no trasciendan a la opinión publica. Erica, que ya ha hecho nuevos amigos en el pueblo, está en medio de su organización y sus amigos.

Y hasta aquí, bien. Una interesante trama de misterio y terror que desemboca en un conflicto de intereses que puede tener fatales consecuencias y que plantea no pocos dilemas morales. Pero todo queda contado a medias, guardando demasiada información porque siempre tenemos la sensación de que no se termina de explicar nada. Y eso nos hace plantearnos si los autores tiene muy claro el camino que van a seguir, porque estirar los misterios y exprimir tanto el primer arco argumental termina siendo contraproducente. Queremos salir de Archer’s Peak, ir más allá y conocer de donde vienen estos monstruos y sus cazadores, que puesto ocupa Erica en el grupo, etc. Todo esto y más se revela, pero con tantas limitaciones que generan más dudas e, incluso, cierta sensación de tedio.

Tampoco se les da a los nuevos cazadores demasiado protagonismo, quedando sus figuras un tanto borrosas y siempre eclipsadas por la potencia de Erica, que sigue siendo el motor y reclamo de la serie. Como también lo es su dibujo. Werther Dell’edera tiene ese trazo sucio e impreciso que transforma los escenarios en los que se desarrolla la acción en unos decorados inquietantes y amenazadores. En ocasiones claustrofóbico y en otras tan climático que potencia la llegada de los monstruosos asesinos. Algunas páginas están diseñadas para ser leídas en formato apaisado, como si las páginas dobles formasen una sola página… y esto no se utiliza con mucha claridad, por lo que es posible que variemos sin querer el orden de lectura de las viñetas. Algo incómodo y a lo que cuesta acostumbrarse.

Pese a todos estos inconvenientes (consciente de que algunos serán totalmente subjetivos), el cómic sigue siendo una apuesta diferente y valiente en el panorama actual. Su mezcla de acción, misterio y terror sangriento es cóctel suficiente para mantenernos enganchados. Además, la solvencia demostrada por su guionista es garantía de que, como mínimo, vamos a poder disfrutar de momentos inolvidables e impactantes. Suma esto al despliegue visual, también rompedor y osado. Elementos más que convincentes para seguir muy de cerca Hay algo matando niños.

Planeta Cómic, por su parte, está cumpliendo con la edición puntual de sus tomos recopilatorios en tapa dura, incluyendo todas las portadas de la edición original y unas calidades muy cuidadas. Aun queda mucho y muy interesante por contar y, si termina pillando el ritmo, podemos decir que es una de las series de terror de la temporada.