Crítica: Hanzo, el Camino del Asesino vol 5. Historias de Mikawa.
Resumen de la Crítica
General
Guión
Dibujo
Personajes
Historia
Edición
"Y, puesto que todos me confían sus vidas, , yo, que soy su señor, debo considerar esas vidas como algo inestimable"
Seguimos con el recorrido de una obra enorme y descomunal en la que cada lectura es el acontecimiento del día
Contenida la rebelión de Jodo Shinshu días tranquilos le esperan a un Ieyasu cada más maduro y experimentado. Nada como una buena trifulca local para medir sus fuerzas e intelecto y pulsar debidamente la lealtad de sus súbditos y tropas. Pero no sólo el conflicto armando es la única escuela donde pueda forjarse el destino de todo un señor: el día a día entre los suyos, las experiencias cotidianas, el acercamiento con nuevos allegados, las conversaciones con sus iguales intelectuales, y sus reflexiones con Hanzo , todo es el material didáctico adecuado para la esperada grandeza. Nos encontramos justo en el ecuador de la obra, y es el momento para mirar atrás a fin de comprobar hasta donde ha llegado un mimado gordinflas que servía de rehén voluntario para garantizar las lealtades de los señores dominantes. Parece que han pasado años, pero no es así, ha sido un viaje ni corto ni largo pero muy intenso, donde cada paso quedará impregnado en la memoria. Era necesario encontrarnos por tanto con una apacible y cómoda área de descanso para cargar pilas. Y en eso estamos con este quinto tomo. Ya era hora adentrarnos en una historia cien por cien Ieyasu. No es que domine en presencia respecto a Hanzo pero sí al menos hay más equilibrio en cuanto ha participación, teniendo en cuenta que el nombre de la obra lleva el del segundo. Pero sí se echaban de menos las intervenciones numerosas del futuro shogun, y las reflexiones en voz alta que tanto nos gustan. Ya comentamos en entradas anteriores que en relación al discurso, ha superado al de su leal amigo en todo, pero eso no es óbice para que encuentre respuestas en personalidades más experimentadas por el paso del tiempo, esto es, en los ancianos.
A diferencia de otros volúmenes, donde lo cotidiano eran, o bien contiendas o bien intrigas, con ligeros momentos de paz, aquí todo el arco se focaliza en Ieyasu y su mundo en tiempos de paz armada, porque aunque ningún señor da muestras externas patentes de atacar objetivos, el aire está impregnado del ansia por atacar. De una manera tácita todos los señores están a la espera del fallo del contrario, mientras dudan de las alianzas ya forjadas. Y ello concede a nuestro señor favorito tiempo para formarse estrategias y sociedades y para conocerle mejor en nuevas situaciones. Y esas situaciones se traducirán en historias cortas de grandísima calidad, con mucho mensaje, siendo algunas de ellas redondas en mi opinión.
Saber el motivo por el cual un veterano soldado quiere reunirse en sus últimos momentos con Ieyesau nos regalará uno de los mejores diálogos de la obra. Una bella reflexión sobre la vida y la muerte que gestará un nuevo personaje que llenará la vida del protagonista. Con un juego maestro de la metáfora con mitos japoneses tanto en lo histórico como en lo artístico y en penas 30 páginas, podemos comprobar porque esta obra en su conjunto en tan grande y la absoluta habilidad de los autores. De esas historias que hizo tan enorme El Lobo Solitario, que eran intrascendentes en el desarrollo y posterior desenlace de la trama, pero fundamentales como valor literario y artístico.
Otra cosa curiosa que no ha sido muy utilizada y que en el volumen encontramos es el humor. Pero no humor gratuito o caprichoso a través del chiste fácil y tonto (recordemos que en este manga no se recoge el característico humor japonés que en muchos mangas se observan) sino de situaciones embarazosas que la cotidianidad muchas veces regala. Esos respiros cómicos son los que necesitaba Ieyesau para relajarse, y porque no, los lectores también.
No podemos dejar de destacar el reforzamiento de los lazos de Hanzo y su señor. Ya son dos en uno. Una amistad inquebrantable que ni los malentendidos protocolarios pueden destruir. Un respeto y cariño mutuos que permitirán que los demás les vean como los grandes y únicos líderes que el país necesita. Ahí es donde entrará Hideyoshi, consejero y sirviente del señor Tatsuoki, de Owari, aliado potencial y futurible adversario, quien ya vimos en breves apariciones en anteriores números pero no con el desarrollo, importancia y relevancia como en este. Otro portavoz de los grandes discursos e ideas que tan bien impregnan esta saga. Cada aparición de este actor es sublime, el mecanismo perfecto donde Koike deja bien claro que es una mente preclara, un autor monumental y un grande del comic de todos los tiempos. Las lecciones de vida, de sentido común, de madurez que se vierten a través de los labios de Hideyoshi dan credibilidad a la tesis en pro de la grandeza de esta obra.
Si en otros arcos argumentales disfrutábamos con las estrategias militares, los conflictos armados, en este lo intercambiamos con los diálogos inteligentes, con los gestos comunicativos y con los mensajes rotundos a través de referencias alegóricas y metafóricas. Pero el ritmo es el mismo, continuo, recto y constante. Tan deliciosos son los momentos de este tomo que la adicción por su lectura es de nivel diez, y recordemos, en escenarios costumbristas y de cotidianeidad, nada de contiendas bélicas con una tensión dramática más marcada.
Por supuesto, para que la inmersión en la historia con esta premisa sea posible, es necesario contar con un dibujante-narrador de primer nivel. Y Kojima no sólo es eso, sino que es uno de los más grandes de la historia. Como si de un operador con cámara en mano se tratara, uno es partícipe en las reuniones, en los paseos, en las conversaciones con un realismo que asusta. El sentido del movimiento combinado con la expresividad hiperrealista de los personajes provoca que estemos viendo un largometraje de animación en blanco y negro en lugar de trazos en una página en blanco. Es muy difícil que narrativamente una conversación que se sucede en 30 páginas te mantenga atento sin pensar siquiera en abandonar la lectura. Y ello sin perjuicio de los diálogos que hacen más difícil la huida, pero aquí me refiero a los silencios o a las escenas domésticas donde el contenido de las conversaciones pueden ser más intrascendentes.
En definitiva, seguimos con el recorrido de una obra enorme y descomunal en la que cada lectura es el acontecimiento del día.
Hanzo, el camino del asesino, nº 5. ECC Ediciones. 445 páginas. Rústica. Fecha de edición: Junio 2015.