Críticas de cómics

Crítica: “Grandes Autores de BATMAN: S. Englehart y M. Rogers, Extrañas Apariciones». Bocados de realidad.

Resumen de la Crítica

General
Guión
Dibujo
Personajes
Historia
Edición

“¡Una criatura de la noche con capa solo complica las cosas!”

La obra presenta una serie de historias del Batman detectivesco que le colocan en situaciones tan novedosas como sorprendentes. No porque sean originales, sino porque siempre estaban allí pero a nadie se le ocurrió preguntar. Hasta que llegó Englehart.

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Si algo hizo que Steve Englehart tuviera tirón en los setenta, al margen de su talento para escribir historias rompedoras, atrevidas y con mucha imaginación (gusten o no) en cualquier escenario (urbano, mágico o cósmico, por poner tres ejemplos) fue su faceta como cronista de los tiempos que corren en los momentos reales contemporáneos en los que se enmarcaba su producción. Véase el paralelismo Imperio Secreto (Marvel) con el Watergate. Su irrupción en Detective Comics encuadró a su protagonista en chanchullos municipales, denuncia ecologista, superficialidad y materialismo adinerado, experimentación científica sin límites y capitalismo desenfrenado.

En el puñado de tebeos que abarca “Extrañas Apariciones” subyacen estos elementos entre las emboscadas que sufre el protagonista por un nutrido grupo de villanos: desde el Joker a Hugo Strange, pasando por Deadshot, cruce con el Pingüino y presentación de villanos estrafalarios y torturados con nombres rimbombantes tipo Dr. Fósforo. Si las encerronas de estos ofrecen el conjunto de aventuras superheroicas urbanas de toda la vida, de corta duración episódica (una o dos grapas máximo), es en los entreactos donde rascamos sin duda lo mejor del tomo. Reuniones clandestinas cegadas por el humo del tabaco lideradas por el concejal Thorne en su cruzada antijusticieros. Intervenciones románticas de Silver St. Cloude que desmontan la vida civil del protagonista en contra de su alter ego. Puntos ciegos que dejan al aire la identidad secreta del héroe como amenaza real más peligrosa que sus adversarios más duros. Estos son los temas que afloran en el ambiente en un grupo de historias de aparente normalidad en el contexto editorial del personaje en esta época. Sin duda, ahí radica en mi opinión la genialidad de esta etapa, lo que interesa de verdad: que arriesga al contar historias del género de toda la vida, con el consabido cupo de combates callejeros, mezclándolo con análisis verosímiles de existir Batman en la vida real. Que su labor perjudica intereses corruptos cuyos agentes ostentan la legitimidad del gobierno, pues caza de brujas (trama Thorne). Que un villano averigua su identidad secreta, pues estudio sobre su reacción al respecto en el lado de la víctima y en el del ejecutor (trama Hugo Strange). Que su pareja averigua ese secreto, pues efectos del descubrimiento en esa relación (trama St. Cloud).

Englehart presenta en sólo ocho grapas tramas que a día de hoy se contarían en veinticuatro. Pero es que ahí no es donde radica la importancia de estos conceptos, sino que todo sucede realmente en pocas viñetas, ya que el resto está poblado con las presentaciones y desarrollos de las amenazas correspondientes. Es decir, capitalizando estos momentos, en realidad sucederían en veinticuatro páginas, más-menos. Una pasada. En un momento editorial aún con tics por superar, como los monólogos introspectivos en voz alta y discursos sobreexplicativos, de manera casi furtiva, el escritor suelta una serie de situaciones que todo lector se ha planteado más de cien veces en este tipo de lecturas, ¿cómo sería la vida de un tipo así en nuestro entorno? Sin duda, se adelantó un montón de años a este tipo de argumentos.

No obstante también hay que resaltar que no se queda corto con las amenazas. Sobre todo con la del Joker. Delicioso episodio doble para los amantes del villano en su vertiente retorcida y sádica con sus chascarrillos típicos incluidos. En absoluto es una versión pagana del personaje. Todo lo contrario, sigue con su indumentaria clásica a lo Neal Adams. Pero amplía sus posibilidades psicóticas con una serie de asesinatos secos y crueles, enfatizando sus locos y vacíos planes en la búsqueda del dolor y el caos. Eso de intentar registrar derechos de autor para la mortal sonrisa joker en los peces, es un detalle morbosa y diabólicamente delicioso.

Una etapa para recordar no puede contar con un dibujante menor. Marshall Rogers sostiene maravillosamente los guiones de Englehart con su estilo anatómico pre Arthur Adams y pre Michael Golden, en una serie de logros narrativos deudores del citado Neal Adams. Rompedores sus ángulos que abarcan cualquier punto de vista en la misma serie secuencial, inteligente alternancia de sus planos picados y contrapicados que rompen la monotonía de las mismas y potentes primeros planos y contraplanos en momentos reconocibles de nuestro día a día pero en ambientes de suspense. Ejemplos como la conversación fría tensa entre Thorne y St. Cloud en el coche o la aparición de Strange en el interior de este contra el corrupto político, con juego de miradas desde el espejo retrovisor incluido, hacen de la obra una lectura fuera de los cánones típicos de la época en el apartado gráfico. Hay mucha narrativa cinética en estos pequeños momentos al margen de las coreografías características del género que también están conseguidas, pero son más usuales de encontrar.

Tampoco podemos dejar de lado sus experimentos gráficos con los entornos oníricos y caleidoscópicos que abundarían en su etapa del Doctor Extraño (Marvel) con Roger Stern. Se deja de rogar en este apartado los que conocemos su obra de diez años después, pero como arqueología artística es un gustazo comprobar cómo fueron sus primeros intentos en este departamento. No quiero abandonar este negociado sin mencionar que aparte de estos hallazgos, teniendo en cuenta la visión del lector en esta época editorial, es el veraz análisis personal de los personajes en las diversas situaciones en que se desenvuelven los personajes desde el punto de vista del dibujo. La tensión dramática de la pareja Wayne-St. Cloud ya sea con miradas, gestos o en plena conversación; la dureza y persistencia en los objetivos de Thorne o la maldad intrínseca del Joker que da forma a su apariencia externa, son tan certeras que ni siquiera necesitan diálogos para remarcar estos status vitales. Y siempre con un sentido narrativo ligero, conciso y legible. Sin alardes y sin propósitos “aquí estoy yo”.

“Extrañas Apariencias” presenta una serie de historias del Batman detectivesco que le colocan en situaciones tan novedosas como sorprendentes. No porque sean originales, sino porque siempre estaban allí pero a nadie se le ocurrió preguntar. Hasta que llegó Englehart.

Detective Comics 469-476, 478-479, DC Comics. Grandes Autores de Batman: S Englehart y M. Rogers, Extrañas Apariciones, ECC Ediciones. Color. Cartoné. 176 pags. Pvp: 17,95 €. Fecha de edición: Julio 2017.

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