Crítica: «Flash: Velocidad Terminal». A toda velocidad al Inframundo
Resumen de la Crítica
General
Guión
Dibujo
Personajes
Historia
Edición
Recomendable para los seguidores de Flash
Wally West y Mark Waid mantienen el legado de Barry Allen, el anterior Flash.
Wally West ya está consolidado como Flash. Las consecuencias de las Crisis y la desaparición de Barry Allen sigue sobrevolando la serie, pero Wally y todos los secundarios que forman su círculo han echado raíces… pues nos encontramos cerca del primer centenar de números y Mark Waid ha construido con firmeza un escenario propio. Pero si algo caracteriza al velocista escarlata es su continuo movimiento, literal y figurado, convirtiendo su serie en una vertiginosa y constante carrera en la que de todo sucede y todo cambia constantemente.
Por este motivo está mucho más que justificado hacer un repaso por la serie y rememorar aquellos sucesos más determinantes, que es lo que hace la historia que inicia el presente tomo: una anual que nos resume de manera entretenida el casi centenar de grapas previo a los números siguientes, poniéndonos en situación y preparándonos para afrontar lo que está por llegar. Y eso es la saga que da título al tomo, Velocidad terminal. Wally, al que se le da por desaparecido y por cuya vida empiezan a preocuparse sus allegados, ha regresado de manera sorpresiva para felicidad de estos… aunque no todo parece marchar bien. Wally se muestra preocupado y oculta algo: en su desaparición quedó atrapado por la Fuerza de la Velocidad y consiguió ver destellos del futuro, entre ellos… la muerte de su amada, Linda Park. Para liar más la madeja, tiene miedo también por dejarse llevar ya que un exceso en el uso de sus poderes le devuelve a la Fuerza y tendrá inciertas repercusiones en él.
Wally reúne un equipo para evitar que el futuro sea tal y como él lo contempló, y se rodea de Flash (Jay Garrick), Impulso, Jhonny Quick, Jessy Quick y Max Mercury… para combatir a Kobra y su organización, que son quienes llevarían a cabo el fatal asesinato en el transcurso de sus planes. Mark Waid juega con la ambigüedad del futuro incierto (¿es inmutable o depende de las acciones que tomemos? ) para crear un clima de tensión y de fatalidad que martiriza a nuestro protagonista. Solo algunas malas elecciones en el guión (en los diálogos) en algunos acontecimientos hacen bailar la historia, que no termina de ser todo lo trascendente y potente que debería.
Las consecuencias de Velocidad Terminal van a marcar en cierto modo el futuro de la serie, pues Flash será renovado y potenciado a consecuencia de lo que pasa ahí. Esto determina las cortas historias que llegan a continuación, que sirven sobretodo para presentarnos a este renovado y más poderoso Flash. El tomo cierra con uno de esos macroeventos noventeros de dudosa calidad que tan de moda estaban (y están). Inframundo Desencadenado se publicó en 1995 y reúne al grueso de la Liga de la Justicia contra un enemigo temible, Nerón. Este libera y lidera a decenas de villanos, a los que otorga nuevos y aumentados poderes… aunque tiene un objetivo final mucho más destructivo de lo que deja ver en un principio. Aunque Flash tiene una participación activa, no llega a ser el protagonista de esta serie de tres números incluida aquí… pero sí lo es uno de sus enemigos habituales, Trickster, que jugará un papel decisivo en la resolución de este prescindible aunque curioso Inframundo Desencadenado.
Mark Waid está sentado en la serie, cómodamente, como decíamos al principio, con un entorno forjado mes a mes, grapa a grapa y aventura tras aventura. Cierto agotamiento puede apreciarse en aquellos momentos donde se requiere que los protagonistas se sientan cercanos y cuesta apreciar «calidez» entre, por ejemplo, Wally y Linda. Un mecanismo automático parece aflorar en ese tipo de momentos, habiendo perdido algo de sosiego para poder hacer creíbles los momentos más humanos de la serie: una charla romántica, una pelea de pareja, una rencilla de amigos… volcando todo el peso en la acción y la aventura. Algo desequilibrado en ese aspecto, aunque nada demasiado determinante… de momento. El dibujo es otro cantar… y no es que se trate de algo deslumbrante o trascendental, pero tiene tres nombres propios que nos obligan a pararnos: Carlos Pacheco, Salvador Larroca y Óscar Jiménez. Los autores españoles estaban en el inicio (más o menos) de sus carreras y de su aventura americana, con los dejes del principiante y con las virtudes del genio que iba creciendo, y lo sigue haciendo, a través de sus lápices y sus tintas. Dibujos grandes y vistosos, dinámicos y fantásticos. Con una narrativa en proceso de aprendizaje, pero ya suficiente para conseguir que las aventuras de Flash y sus compañeros puedan ser seguidas sin ningún problema y no entorpezca ni perjudique la historia.
Por ese motivo añadido, Velocidad Terminal es un volumen interesante y recomendable: no solo permite ver la evolución de algunos de los mejores artistas españoles que se han asentado ne el maelstream superheróico, sino que nos entretiene con una aventura sencilla y amena en la que caben todo tipo de elementos que, mejor o peor incluidos, ayudan a que disfrutemos de la lectura de principio a fin. Además, la serie de TV que se emite en the CW está tomando parte del argumento de Velocidad Terminal para su temporada actual, la quinta, y no deja de ser curioso (y gratificante) comprobar como se trasladan a la pantalla algunos de los momentos del personaje en papel.
- Flash. Mark Waid. Velocidad Terminal. ECC Ediciones.
- edición original. Flash Annual 8. Flash 96-102. Underworld Unleashed 1-3. DC Comics.
- cartoné. 496 pp. color. 41, 50 €