Crítica: «Flash de dos mundos», The Flash vol.1 núm. 123. Clásico!
Resumen de la Crítica
General
Guión
Dibujo
Personajes
Historia
Edición
Un clásico
Un cómic clásico y atemporal, que destila encanto sin perder nada de calidad
Voy a repetir lo que se ha dicho ya por enésima vez de este cómic. Lo siento, pero en verdad es algo inevitable… The Flash vol.1 123 es uno de los cómics de superhéroes más importante e influyente de la historia. Y esto no es tema de debate, es un hecho. Se trata de la primera vez que se explora el concepto de Multiverso en el cómic… y no me digáis que las grandes editoriales del género no han estado exprimiendo esta idea… ¡incluso hoy día, Marvel con su nueva Secret Wars y DC con Convergence!
Los cerebros de tal invención son dos mastodontes de la industria: Gardner Fox y Carmine Infantino. El primero, guionista de cómics casi rebotado de su vocación de escritor, prolífico autor de literatura pulp que se hizo muy conocido por cultivar con buenos resultados géneros tan dispares como el terror, la ciencia-ficción, la aventura, el erotismo, el misterio… y por ser fichado por DC y consolidar la llamada Golden Age, creando personajes como Hawkman o el mismo Flash. Y el autor regresó, 20 años después, para crear esta historia, mano a mano con el maestro Infantino, y darle un vuelco a la industria… inyectándole infinitas nuevas ideas, tantas como mundos fueran los autores capaces de imaginar.
El argumento no puede ser más sencillo: Barry Allen llega tarde a la cita con su novia Iris, como de costumbre. Pero la chica está muy enfadada porque el artista que iba a entretener a los niños del orfanato donde ella ayuda, les ha dejado tirados. Pero todos quedan contentos cuando aparece Flash para entretener y maravillar a la infantil audiencia. Durante uno de los trucos, Flash hace vibrar su cuerpo de una forma nueva… y aparece a las afueras de la ciudad. Al llegar al centro, descubre que no se encuentra en Star City… sino en Keystone City… La ciudad que leía en los comics y donde vivía sus aventuras su personaje favorito: Flash! Barry acude a la vivienda del Flash de sus cómics, Jay Garret, y lo encuentra 20 años mayor, pero dispuesto a volver a ponerse el traje por una ola de crímenes que asola su ciudad. Barry y Jay se conocen con gran asombro y cuentan sus orígenes (hábil maniobra de los autores para refrescar la memoria de todos los lectores), llegando a la conclusión de que por alguna fuerza extraña Barry a viajado a un mundo paralelo, mundo que llegaba a él a través de los cómics (genial esta maniobra de metalenguaje). Los dos Flash se unirán para acabar con la triple amenaza de unos villanos del Flash clásico: Thinker, Fiddler y Shade. Tras la aventura, Barry volverá a su mundo y, desde entonces… los cruces entre personajes de ambas Tierras se harán cada vez más comunes.
Vemos pues donde está el origen de todo lo que ha venido después… y de lo que aún permanece!
Los guiones de Gardner Fox son atemporales, muy por encima del común de la época y, situándolos en ese resurgir del cómic de superhéroes que fue la Silver Age, muestran el talento de un verdadero escritor y su amor por la ciencia-ficción… fantásticamente aplicada a este género. Carmine Infantino disfrutaba dibujando a Flash, él mismo lo reconocía, y se nota en su trabajo. Además, fan confeso del primigenio personaje (Jay Garrick) nos podemos imaginar lo fantástico que para él tuvo que ser dibujar a su personaje querido de la niñez y, además, estar acompañado por los guiones de su creador.
Es un cómic que respira aventura, divertido, y en el que se nota el mimo puesto por los autores. No esconderemos que han pasado ya casi 60 años desde que se publicó y que en algunos conceptos puede quedar desfasado pero, leído hoy día, se disfruta mucho más que la gran mayoría de títulos superheróicos que abarrotan el mercado.
Un gran cómic muy bien narrado, tanto en lo literario como en lo gráfico y que, además, cuenta con el honor de ser el primero en usar el concepto de Multiverso y…por si fuera poco, lo protagonizan dos de los motores de las épocas claves de la industria (Jay Garret, Golden Age y Barry Allen, Silver Age).
Si tenéis oportunidad, dedicadle unos minutos… no os arrepentiréis.