Crítica: «Estado Futuro: Superman»; el futuro, embotellado
General
Guión
Dibujo
Personajes
Historia
Edición
Entretenido pero sin cerrar
Las dos grandes aventuras que se narran en el tomo se quedan sin cerrar y nos dejan un extraño sabor de boca, de quedarnos con ganas de más.
¡El Multiverso se ha salvado cuando estaba al borde de la destrucción! La victoria viene acompañada de nuevas posibilidades, pues el triunfo de nuestros héroes ha sacudido el mismísimo tejido del espaciotiempo. Desde las cenizas de Death Metal surge una nueva vida para el Multiverso… Y un vistazo a los mundos por escribir del mañana…
En las otras entradas relativas al evento Estado Futuro hemos podido ver el posible devenir de algunos de los héroes y heroínas DC. Pero nos faltaba el que es, con permiso de Batman, el más importante de todos: Superman. Por supuesto, el Hombre de Acero no podía quedarse sin su pedacito o porción de protagonismo en este evento, así que lo encontramos en el presente tomo que contiene las miniseries Future State: Superman of Metropolis y Superman: Worlds of War. Cada una de ellas nos cuenta una historia verdaderamente interesante, pero que se quedan inconclusas y nos dejan la sensación de que se podía haber profundizado más, se podía haber contado más, porque había (y hay) mucho jugo aun por extraer de estos posibles futuros que aquí se nos plantean.
Vamos por orden. En Superman of Metrópolis se nos cuenta como Superman ha desaparecido y su hijo Jon es ahora el nuevo Hombre de Acero. Su juventud e inexperiencia la suple con arrojo y valor, pero no va a ser suficiente. Uno de esos enemigos tan temibles y poderosos decide atacar con todo y a Jon solo le queda una opción para salvar Metrópolis: miniaturizar la ciudad y protegerla, encerrada en una botella, como ya hicieron con Kandor. Esto va a traerle diversos problemas, sobre todo con Kara, Supergirl, que no entiende este modo de actuar y piensa que el remedio elegido parece peor destino para la ciudad. Jon y Kara tendrán que buscar soluciones… mientras, se nos contará como vive la gente en esta versión reducida de Metrópolis.
Este argumento se cruza con el otro: ¿qué ha pasado con Superman? El héroe ha sido capturado por Mongul y llevado a su Mundo Guerra. Allí, maldecido como un moderno Prometeo, es obligado a luchar en la arena hasta morir para que Mongul lo resucite y pueda volver a luchar al día siguiente. Y así cada día.
Otras aventuras paralelas de otros héroes nos pondrán al día de lo que sucede. Mr. Milagro y Midnighter hacen sus amagos para intentar ayudar a escapar al pobre Superman, mientras otros como Guardián lidian con los disturbios urbanos que se suceden en Metrópolis. Dos argumentos cruzados y simultáneos que se muestran tan interesantes como mal conducidos. Solo las historias centrales de Jon y Kal El tienen ese punto de interés que las diferencia del resto, mientras que todas las otras historias sirven perfectamente de acompañamiento y son una manera de ampliar la información de lo que está pasando… pero ninguna concluye nada. Todas las historias quedan abiertas y nada se cierra. Nos quedamos con varias incógnitas y, sobre todo, con la sensación de tener una gran aventura ante nosotros… que no culmina en nada.
Confiemos que la editorial retome este posible futuro en algún momento y lo reconduzca de manera satisfactoria… porque tiene buena base para ello.
En cuanto a los autores tenemos una amplia mezcla de ellos, como suele pasar en este tipo de tomos. Sean Lewis y Phillip Kennedy Johnson escriben las dos aventuras principales, siendo el segundo el que consigue tramar un guion más satisfactorio, destacando de largo la historia que transcurre en Mundo Guerra donde vemos a un Superman al límite… y esa otra historia en la que los protagonistas son las personas normales, que añoran a Superman y especulan sobre cual ha sido su destino. Unos lo adoran como a un dios, otros lo ensalzan como un extraterrestre que ha trascendido y otros, como un ser poderoso con características humanas. Un episodio que sirve de paréntesis entre tanta acción y que permite explayarse a los autores en conceptos e ideas distintos.
Los artistas que participan con su arte en este volumen también son varios y cumplen bien con sus objetivos y con las expectativas que se esperan en este tipo de cómic. Sin embargo, uno de ellos brilla sobre el resto por su tremendo trabajo. Mikel Janín es capaz de asombrarnos con ese episodio sobrecogedor en el que Superman ha sido convertido en un gladiador. Sublime, con sus trazos finos y precisos pero contundentes y con una fuerza brutal. Composiciones excelentes en las batallas y diseño de enemigos simplemente aterrador… y lo combina con ese otro episodio mencionado, más contemplativo. Ahí experimenta con las combinaciones de realidad y la ficción que los seguidores de Superman inventan. Además de conseguir plasmar unas páginas geniales, lo hace con una versatilidad sensacional. Sin duda, lo mejor del tomo.
El paréntesis en el Universo DC que supone este Estado Futuro ha dado lugar a desiguales historias. Algunas serán rescatadas próximamente y otras, con toda probabilidad, olvidadas. Esperemos que la que tiene que ver con Superman y su hijo Jon sea de esas que vuelven, porque todavía queda mucho por contar. Y, con un poco de oficio, puede resultar en una gran historia.
- Estado Futuro: Superman. ECC Ediciones
- edición original. Future State: Superman of Metropolis núms. 1-2 y Future State: Superman: Worlds of War núms. 1-2 USA. DC Comics
- rústica. 232 pp. color. 22,50 €