Crítica: «Equipo Rojo», tomando la justicia por su mano.
Resumen de la Crítica
General
Guión
Dibujo
Personajes
Historia
Edición
Muy Interesante
Un gran cómic de lectura densa y reflexiva aderezado con escenas de acción descarnada.
Cuatro curtidos policías componen el Equipo Rojo: Eddie, Trudy, George y Duke. Especializados en atrapar a peces gordos dentro del ámbito de la lucha contra narcóticos. Pero el asesinato de un compañero a manos de un peligroso traficante llamado Clinton Days les llevará a organizar la muerte de este. Deciden tomar la justicia por su mano, ignorar trámites ni formulismos y «despacharlo» de la manera más aséptica posible. Aséptica en referencia a que nadie sospeche de ellos. Y entonces sucede lo peor… que todo sale bien.
El éxito de esta operación clandestina que ha librado a las calles de Nueva York de un peligroso traficante hará plantearse al Equipo Rojo si repetir este tipo de acciones no es en realidad lo que ellos deberían hacer. El debate está servido… y, por supuesto, deciden repetir. Pero antes crean una especie de «reglas de juego» inquebrantables orientadas a que no surjan sospechas sobre ellos y a que los malvados «ejecutados» sean aquellos que se lo merezcan por el daño irreparable que han hecho y que harán a la sociedad si no se les para.
Esta es la premisa sobre la que descansa Equipo Rojo, el tomo publicado por Planeta Cómic en Julio de este mismo año y que recopila la serie original de siete números publicada por Dynamite. En el guión tenemos a Garth Ennis demostrando que sabe escribir cómic de temática policial tan bien como el que más. De hecho, el guión de esta serie destaca por su densidad y profundidad, repleto de reflexiones al límite y de largas disertaciones moralmente delicadas. A veces la traducción no consigue mantener la fluidez total de las largas conversaciones que se producen en el cómic, pero es algo comprensible debido a la complejidad de las mismas. Contado en dos lineas temporales (en la actualidad, cuando el Equipo Rojo ha sido descubierto y en el pasado reciente, cuando el Equipo Rojo está realizando impunemente sus actividades) el cómic se lee de una manera fluida y dinámica pese a esas largas conversaciones que mencionaba, todo aderezado con sus escenas de acción, con su dosis medida de violencia extrema, conforma una historia sólida y muy gratificante. También hay espacio para las historias personales de los protagonistas, sobretodo para dos de ellos, que ayudan a reforzar la solidez y el realismo. Además, el final cerrado deja un gran sabor de boca y cierra un círculo que parecía no iba a tener final satisfactorio.
El dibujo corre a cargo de Craig Cermak, que cumple de manera apropiada. Quizá se vea algo ceñido a esas largas escenas de diálogo que le obligan a usar permanentemente los planos medios, pero figuras y rostros están dibujados de manera excepcional. Además, las escenas de acción están muy bien narradas y refleja momentos de crudeza visual de forma más que competente. Las portadas originales, incluidas en el tomo, están realizadas por Howard Chaykin y, aunque son más simbólicas/figurativas que realistas, denotan el grandísimo artista que hay detrás.
Vuelvo a incidir en uno de los aspectos más importantes de Equipo Rojo… El debate moral al que constantemente nos somete. No es solo la diatriba de si los protagonistas están actuando correctamente al saltarse la ley establecida, sino que con cada «victima» se exploran problemas reales y actuales de esos que podemos ver a diario en las noticias. Por poner un ejemplo, el Equipo Rojo se plantea el asesinato de un cura pederasta, de esos a los que las altas esferas del Vaticano ha estado silenciando, trasladándolo a distintas parroquias cada vez, para que no estalle el escándalo (Delito de Solicitación). Es un ejemplo de muchos otros, que nos hará reflexionar y, dependiendo de como seamos, quizá escandalizarnos. Es lo que tiene Ennis, siempre provocando y removiéndonos desde dentro.
Un tomo que se disfruta de principio a fin, de corte adulto y serio, entretenido y muy vistoso que no toma al lector como un mero espectador ni permite que se relaje simplemente con la lectura, sino que lleva la misma a terrenos morales y nos puede llevar a plantearnos los límites de la honradez, la justicia y la ética.