Crítica: «Endurance. Edición Centenario», de Luis Bustos. Helada y cortante épica.

La edición del tomo del que vamos a hablar celebra doble fecha conmemorativa. Por un lado, relata la epopeya que Ernest Shackleton y su tripulación emprendieron hace 100 años y, por otro, se cumplen cinco años de la primera publicación de este cómic.

Endurance (edición centenario) es un lujoso tomo que publica Planeta DeAgostini para la ocasión, con diverso material extra de gran interés. Una verdadera edición de coleccionista.

En Endurance nos encontramos con el relato pormenorizado del viaje que Sir Ernest Shackleton promovió, con el objetivo de ser el primero en atravesar a pie el continente antártico. Asistimos a los preparativos de dicho viaje y conocemos a los valientes (o locos) que respondieron al anuncio puesto por Shakleton en la prensa inglesa, el 29 de diciembre de 1913, que rezaba así: «Se buscan hombres para viaje peligroso. Sueldo bajo, frío extremo. Largos meses de completa oscuridad. Peligro constante. No se asegura retorno con vida. Honor y reconocimiento en caso de éxito.»

Pero los contratiempos fueron una constante en la aventura. La fatalidad de que ese invierno la placa de hielo fuera más dura de lo habitual impidió que los aventureros llegasen a desembarcar en el lugar deseado… cuando estaban a tan solo un día de conseguirlo. Allí, atrapados en el helado Mar de Wendell pasaría varios meses encallados hasta que la presión del hielo destrozó, literalmente, el Endurance. Fue entonces cuando se vieron obligados a desembarcar y refugiarse en un campamento improvisado sobre una placa helada que iba, poco a poco, desintegrándose. Y esto no fue más que el comienzo de lo que sería una encarnizada lucha de supervivencia. Casi una treintena de hombres pugnando contra la naturaleza más extrema, negándose a rendirse, desafiando a la muerte durante casi dos años.

El madrileño Luis Bustos es el autor integral de la obra. Con un estilo seco y cortante, feo y sobrio, nos hace partícipes directos de esta épica aventura que marcaría el inicio de la llamada «Edad heroica de las exploraciones a la Antártida». El particular estilo gráfico del cómic no es quizá el más adecuado para la primera parte de la narración, donde conocemos a los protagonistas y parte de la burocracia que precedió al viaje. Sin embargo, cobra fuerza cuando se trata de trasladar al lector un clima tan extremo y unos parajes helados, inhóspitos y desoladores. Grandes viñetas dominadas por el omnipresente blanco y, el Endurance, como elemento frágil y a merced de una fuerza superior dibujado diminuto, desamparado. Un infierno en forma de tormentas, mares encrespados, inclementes… ahí es donde el arte gráfico de Luis Bustos se disfruta. Narrativamente es impecable. Se han cuidado las fechas exactas en cada momento, para poder seguir linealmente la aventura, sin perderse y, además, para sentir el agobiante paso del tiempo y comprender como es otro elemento que azota a los aventureros. Los guiones son coherentes y la ausencia de ellos en muchas viñetas sucesivas (incluso en páginas) es otro elemento de carga dramática que el autor maneja de manera sobresaliente.

Mención destacada para los extras que acompañan el tomo. Un epílogo emotivo y necesario y unas notas, a modo de resumen de la gesta, que están acompañadas de material fotográfico real y suponen un verdadero tesoro para el coleccionista. También encontramos dibujos y bocetos y una descripción individual de los protagonistas, amén de su correspondiente retrato.

Una lección de historia magníficamente narrada pero que no está hecha para todos los lectores. Esa dureza en el dibujo puede resultar poco atractiva para gran parte del público que busque un corte más realista. Hace falta detenerse y sumergirse en su lectura para comprender Endurance en toda su plenitud: la crónica de un grupo de aventureros, su lucha implacable por sobrevivir y el sueño a medias truncado de un hombre que ha pasado a la posteridad, Sir Ernest Shackleton.

100 años después, el noveno arte permite que sigamos reviviendo esta legendaria aventura.