Critica: «Desierto de Metal», de sabios, robots, dioses y nazis.

Nos situamos en el año 1942 y la Segunda Guerra Mundial se ha desarrollado de manera distinta a como nosotros la conocemos: la Alemania nazi y sus aliados han conquistado el planeta entero a excepción de la última nación que resiste: Axedra, la Ciudad Autómata. Se trata de una ciudad móvil, cuyas inmensas patas mecánicas le ha permitido mantenerse apartada en lo más profundo del desierto africano… pero eso va a cambiar. Las tropas alemanas cercan el terreno y rastrean con afán la mítica ciudad. Algunos soldados alemanes están desertando en la zona y nosotros, como espectadores, acompañaremos a dos de ellos que son rescatados en el desierto por los habitantes de Axedra. Así conoceremos la ciudad, fascinándonos junto a estos improvisados invitados de las maravillas que encierra, porque en ella conviven autómatas y sabios de todo el mundo que han acudido a la Ciudad del Conocimiento. Axedra es una nación de paz, donde humanos y robots no tienen otra misión que perpetuar el saber acumulado a través de los siglos. Los nazis como barbarie y sin razón frente a la utópica nación, símbolo de aquello a lo que la Humanidad puede aspirar si vive en paz y emplea su conocimiento para avanzar y prosperar.

Esta es la ucronía que presenta Grafito Editorial en su nuevo lanzamiento: Desierto de Metal. Una obra escrita por Diego Agrimbau y dibujada por Fernando Baldó, dos autores argentinos que están avalados por varios premios internacionales. Este trabajo en concreto fue presentado en 2011 y tenía ya ediciones en Argentina, Italia… Pero nosotros hemos tenido que esperar hasta 2017 para ver su edición española gracias al interés de Grafito por publicarla y comprobar por qué ganó el Primer Premio en el III Concurso «Dibujando Entre Culturas» de la ciudad de Melilla. La obra mezcla con habilidad las culturas existentes en Melilla: árabes, cristianos y judíos… y más, pues incluso encontramos referencias a culturas del extremo oriente. Esas referencias son de distintos tipos, encontrando leyendas y mitología, alusiones filosóficas, históricas… vamos, una gran diversidad que en manos menos hábiles transformaría el cómic en un galimatías sin sentido, pero que Agrimbau y Baldó tejen con cuidado y siempre mostrándolas (las referencias varias) de manera didáctica, enfocada a esos dos visitantes alemanes que encuentran refugio en la maravillosa Axedra.

Sobresaliente es el guión de esta obra, que en sus escasas 100 páginas es capaz de contar un relato tan extraño y profundo de manera natural y absorbente, presentando personajes inverosímiles que relatan su pasado y nos trasportan con sus historias a pasajes legendarios. Historias dentro de historias, como en Las Mil y Una Noches o como, más cercano, el Sandman de Neil Gaiman. Ciertos pasajes remiten a esta obra, como la fábula del sabio chino que solicita cierta cantidad de arroz. Un cierto aire de cuento, de magia, nos envuelve durante la lectura de Desierto de Metal y, cuando una obra consigue ese efecto, es algo fascinante y poco común.

Para el dibujo se ha optado por un estilo sencillo (que no simple) y un blanco y negro repleto de grises y difuminados digitales, aunque cambia a veces cuando los personajes relatan algo en pasado, ahí las tintas y el estilo cambia. La imaginación empleada en el diseño de los autómatas, de la ciudad y de las distintas zonas de esta es absolutamente prodigiosa, huyendo de diseños enredados y apostando por una sencillez agradable que no está exenta de engranajes, ruedas dentadas y mecanismos, un steampunk suave pero efectivo. Se echa de menos, eso sí, apoyar la grandeza de Axedra con alguna splash page o alguna panorámica que refleje lo impresionante que es la ciudad. El optar por grises para los dibujos en segundo plano, dando sensación de fondo, no siempre consigue crear una perspectiva auténtica y se pierde el efecto de profundidad. Dos notas discordantes que no empañan el buen hacer de Baldó.

La espectacular portada de Desierto de Metal puede llevar a engaño al lector fortuito, pensando que se trata de un cómic de acción… y es que la imponente figura de Olegario, el autómata guerrero, puede llevar a equívoco. Batallas hay, desde luego, pero el núcleo del cómic no es la acción. Su fuerza reside en la descripción de Axedra, en su destino y en su significado y en como se erige solitaria, única, ante el destino al que el hombre condena al mundo y así mismo.

Los lanzamientos de Grafito Editorial son pocos, pausados, pero la calidad de cada uno de ellos excusa y explica ese ritmo. Cada uno de sus cómics es una apuesta ganadora y Desierto de Metal, el último de ellos, mantiene el nivel a la altura que ellos mismos se han impuesto. Agrimbau y Baldó nos ofrecen una visita guiada por Axedra, para disfrutar de su conocimiento ancestral y de sus metálicos anfitriones. Una ciudad fantástica que cabe en cualquier estantería.

• Desierto de Metal. Grafito Editorial.
• rústica con solapas. b/n. 112 pp. 15 €

Además de en las librerías, Desierto de Metal se puede adquirir en la web de Grafito Editorial sin costes por gastos de envío y con una lámina firmada, además de poder leer las primeras páginas de la obra.