Crítica: «Deathbound», Esencias de soulslike

El estudio independiente brasileño Trialforge Studio se suma a la moda de los soulslike con este título que llega a PS5, Xbox SerieS/X y PC (disponible desde el 8 de agosto) aportando muy buenas ideas, originales mecánicas y un resultado final muy satisfactorio. Competir en este tipo de juegos con los grandes estudios de desarrollo es una tarea muy complicada y una apuesta muy valiente que no suele salir bien… pero hay numerosas excepciones. Deathbound es una de ellas y, dentro de sus lógicas limitaciones, ofrece una experiencia de juego muy recomendable para todos los amantes del género.

Uno de sus puntos positivos y originales es enmarcar la historia en un mundo diferente a los demás. Si bien estamos acostumbrados a que sean reinos medievales, de magia y oscuridad, en Deathbound nos encontramos totalmente despistados al comprobar que personajes de aspecto fantástico-medieval se funden con un entorno «moderno». Deambular por fábricas, calles y edificios, entre metal manufacturado o gigantescas máquinas le da un aire particular que nos deja desconcertados en unos primeros momentos… hasta que la historia comienza a descubrirse…

Una historia diferente

Nos encontramos en Ziêminal, un mundo devastado y reconstruido sobre una antigua civilización tecnológica. La guerra entre dos entes divinos (la Vida y la Muerte) llevó el conflicto hasta los seres que estas entidades habían creado. Existían los llamados Inmortales, que como su nombre indica no podían morir (y son los personajes que manejaremos durante el juego) que fueron seducidos por la diosa Muerte. La guerra se generalizó y llevó a enfrentar a los partidarios de la magia y los de la tecnología hasta desembocar en un caos que ha llevado este mundo a prácticamente su destrucción. Pero la lucha continúa entre los supervivientes que defienden, cada uno, sus fanáticas creencias.

Esto da paso a la opción más original que ofrece el juego: el poder alternar durante en cualquier momento entre varios personajes, cada uno con su ideología, lo que dará lugar a sinergias curiosas. Pero lo comentamos más abajo con mayor detenimiento.

La historia se va descubriendo poco a poco y lo hace de manera correcta… pero hay tantos datos, nombres y situaciones que se hace algo difícil poder seguir el hilo de la narración. Cada vez que encontramos un personaje nuevo asistiremos a unas escenas «fantasma» que nos revelan acontecimientos de su pasado y, por extensión, de la historia de este mundo. Además, durante la partida y en distintos puntos, encontraremos lugares con los que nuestros personajes pueden interactuar y, al hacerlo, otra escena «fantasma» se desvelará.

Mucha información y demasiado espaciada para poder seguir con detalle la historia.

Cuatro no son multitud, si se llevan bien

La manera de jugar a Deathbound es similar a grandes rasgos a lo que ofrece un soulslike. Es decir, el típico ataque y ataque fuerte, bloqueo, esquiva, parry, sistema de magias, etc. Sin embargo incorpora algunas variantes que nos parecen realmente acertadas. Por ejemplo, la barra de vida y de estamina son la misma, así que si golpeamos repetidamente y baja demasiado, podrán derrotarnos con un simple golpe. La buena noticia es que se rellena sola, poco a poco, y se puede mejorar con distintos objetos o consumibles.

Pero la mayor aportación del juego es la mecánica llamada Esencias. Podemos tener disponibles hasta cuatro personajes al mismo tiempo y con solo pulsar una dirección de la cruceta cambiaremos de uno a otro. Comenzaremos con Therome, un caballero espada en mano adorador de la Muerte. En cierto momento encontraremos un cuerpo y, al tomar su esencia, otro personaje pasará a estar disponible. Esto se repetirá durante la partida con hasta siete guerreros, pero solo podremos tener disponibles a cuatro simultáneamente.

Gracias a esto podemos alternarlos en combate, de tal forma que si nuestro guerrero está a punto de morir, basta con cambiar a otro. Pero no acaba ahí, ni mucho menos. Los cuatro personajes estarán conectados de tal forma que si consumimos objetos para recuperar vida, eso restará la de los que estén inactivos. Lo más interesante son las sinergias que se crean entre ellos, ya que algunos compartirán creencias y afinidad mientras que otros serán rivales y «se llevarán mal». Esto produce efectos reales durante el juego, por ejemplo, si cambiamos durante un golpe entre dos personajes con buena sinergia, acabarán haciendo una especie de «golpe especial»… o si tenemos juntos a dos personajes con distintas afinidades nos restarán agilidad, movimiento, etc. De esta manera el juego incluye un leve componente estratégico, ya que colocar juntos a determinados personajes nos dará ventajas concretas cruciales en algunos enfrentamientos.

Combate, jefes y mapas

Como buen rpg tiene un árbol de habilidades muy completo que es compartido por todos los personajes y al que podemos acceder al descansar en las filacterias, lo equivalente a las hogueras de un Dark Soul. Allí también podremos mejorar nuestro equipo y desarrollar las distintas ventajas que vayamos obteniendo. En estas filacterias será también donde resucitemos cada vez que nos maten (recordad que somos inmortales) pero habremos perdido, como suele pasar en este tipo de juegos, todas las «almas» que habíamos obtenido.

No hay una gran variedad de enemigos y, los básicos, no tienen un diseño espectacular más allá de algún caballero de gran tamaño o algún monstruo en concreto. Tampoco son muy difíciles de vencer y combinando las habilidades de nuestros personajes (un guerrero con contundente ataque, una ágil asesina que puede matar en sigilo, un hechicero letal a distancia…) deambular por los escenarios es un paseo… hasta llegar a los jefes.

Si bien la dificultad es más asequible que en la media de los soulslike, hay combates y enemigos que representan verdaderos desafíos. Tienen un buen diseño y modelado, gracias al Unreal 5, y son combates muy divertidos que nos harán emplearnos a fondo y explorar ese componente estratégico que nos llevará a buscar que personajes y que sinergias son las más adecuadas para salir airosos.

Algunas carencias y algunas genialidades

En cuanto al diseño de niveles hay que reconocer que los interiores, oscuros y metálicos, son todos muy parecidos. esto nos lleva a despistarnos o a no orientarnos correctamente, pasando varias veces por el mismo sitio. Pero en general están bien planificados y utilizan el habitual truco de «puerta cerrada» o ascensor inservible que, al poder abrir la puerta o usar el ascensor, descubres un atajo o un recorte en el camino. Son detalles que se agradecen y que demuestran el trabajo que hay detrás del diseño de los mapas.

En el tema sonoro quizá sea donde más se note el carácter indie de Deathbound. Tiene melodías discretas y en ocasiones machaconas y los sonidos de golpes en combate o ruidos de fondo mientras recorres los escenarios no pasa de ser, símplemente, correcto. Al menos hay un buen trabajo en el doblaje (en inglés) de las voces, todas perfectamente subtituladas en castellano. A este respecto destacar las conversaciones que, durante el juego, mantienen los personajes que tengamos activos. Hablan entre ellos, discuten, se enfadan, se reconcilian… dependiendo de a quienes tengamos en nuestro equipo seremos testigos (oyentes) de diferentes conversaciones. otro elemento muy interesante en el juego.

Concluyendo

Deathbound es un digno soulslike que incorpora tremendas ideas en lo jugable y que consigue mantenerte pegado al mando. Adolece las lógicas carencias de presupuesto, sin explotar todo lo explotable el motor que utiliza y con detalles, como el apartado sonoro, poco trabajados. Pero en términos generales aprueba con nota y ofrece todo lo que este tipo de juegos promete.

Recomendadísimo, sobre todo sabiendo que su precio de lanzamiento está en menos de 30€. Ojalá tenga buena acogida y la gente de Trialforge studios pueda seguir trabajando con esta pasión y aportando tanta originalidad a un género ya muy explotado. No esperes un Elden Ring ni un Lies of P, pero desde luego no vas a quedar decepcionado. Cuando lo juegues piensa que se trata de un título indie, porque en muchos de sus aspectos está por encima de otros títulos que se presuponen más ambiciosos.