Crítica: “Dead Body Road”. Doble venganza.
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“Él no se merece esto”.”Sabes que que sí”
Recopila dos historias con una conexión dual entre ambas que en desarrollo, estructura y creación de personajes no arriesga pero engancha.
El tirón de los true crime en los medios audiovisuales están superando con creces a las historia de ficción con elementos criminales y atmósferas noir refrescantes y originales. Me imagino que si el público triplica en audiencia al resto de historias de este tipo en aras de saber más o estar cerca de la verdad sobre que pasó en determinado crimen mediático o para desglosar la psique de los psicópatas más «carismáticos», ¿para qué buscar guiones de estos temas novedosos y potentes si podemos trabajar a partir de los artículos de los periódicos y varios perfiles psiquiátricos? Pero siempre hay uno que vuela libre, que tiene su fascinación y mística autónoma e independiente y que entremezcla realidad y ficción, pero que roza más con dramas épicos románticos que en baladas tristes. Es el mundo del crimen organizado (o desorganizado); el de los gánsters, de alto o bajo nivel; el de los códigos de honor o el de las traiciones entre hermanos más dolorosas que la tortura más terrible. Y ahí en literatura y cinematografía, obras maestras han salido en masa.
En el cómic, el crimen organizado y el asesinato ha estado presente desde sus orígenes. En las tiras de prensa y en los primeros comic books, siguiendo y manteniendo los contenidos de las novelas pulp y seriales radiofónicos con ambientes y atmósferas noir y criminales. Incluso con los años ha evolucionado mucho, sirviendo como revulsivo en cuanto a innovación narrativa varias veces. Ahí tenemos Spirit o Sin City, por ejemplo. Y sin duda sus elementos han dado mucha riqueza al género superheroico. Las historias más ricas de Batman reúnen todo lo anterior, sin perjuicio de que su creación forme parte de todo esto. Daredevil fue otro en el momento en que Frank Miller le dio una New York en forma de ratonera con Kingpin como carcelero principal. En definitiva, el cómic noir lleva desde los mismísimos inicios de este arte y hoy toca presentar un nuevo sospechoso, Dead Body Road.
Justin Jordan se aleja todo y más de sus breves encuentros en DC, Marvel y Valiant para desarrollar dos miniseries de autor de puro neonoir donde demuestra que ama este género. No tanto por la originalidad y refresco en el género sino por la utilización de sus elementos para enganchar al público por la fuerza de sus personajes. Es conservador en el aspecto lineal de la historia pero lo suficientemente hábil para que el drama y la acción conecten con el lector a fin de entrar en una historia que se disfrute del tirón. Algo como “esta peli ya la he visto, pero no puedo dejar de verla”.
Dos historias recopilan el presente volumen con la venganza como conexión entre ambas, Dead Body Road y Dead Body Road: Bad Blood. Lo curioso y más interesante es que la base que las da forma parte de los dos bandos enfrentados. Pero ahí está la gracia, que como en este tipo de historias no hay ni buenos ni malos y donde tampoco se puede señalar a un personaje como más protagonista que otro, son obras muy corales, no sería bueno simplificar esto en bandos, pero es inevitable hacerlo. Si en la primera miniserie, el lector puede ponerse de lado de Orson Gage por querer vengarse de la muerte de su mujer, a pesar de que sus actos pongan en peligro a terceros y éticamente estos también puedan ser censurables, podríamos enmarcarle dentro de “los buenos”, porque los otros son de peor pelaje. No pasa lo mismo con Bree Hale en la segunda, con más peso protagónico, y que sería “la buena”. Pero realmente la venganza no está en ella, es más puro instinto de supervivencia, sobrevivir a la venganza de un jefe mafioso local (“el malo”) con razones para ello que no voy a descubrir. Y ojo, dentro del contexto de lo que aquí se cuenta, que para resolver estos temas están las herramientas legales que concede cualquier democracia mínimamente decente.
Esa potencia dual es el poso que dejan dos historias que en desarrollo, estructura y creación de personajes no arriesga pero engancha.
Sí observo el fenómeno de principios de siglo en este tipo de proyectos de “adáptame en cine o televisión, por favor”, que no es malo necesariamente más allá de renunciar a recursos narrativos que sólo el cómic da y por abusar de la descompresión narrativa. En este caso, desde luego la historia de Bad Blood sí tiene la fuerza necesaria, el dilema para estremecer al público incluso en el lado criminal y el carisma de su protagonista y su adversario para intentarlo.
Dead Body Road 1-6, Dead Body Road: Bad Blood 1-6 USA, Skybound/Image. Dead Body Road, ECC Ediciones. Cartoné. 280 páginas. Color. Pvp: 32 €.