Crítica de Balan Wonderworld, para Nintendo Switch.
Valoración
GRÁFICOS
SONIDO
JUGABILIDAD
DURACIÓN
Se esperaba mucho más...
Un título que ha creado polémica, debido a lo que se esperaba de sus creadores. Aún así, puede darnos buenos momentos en general.
Hoy os vamos a hablar de un título, el cual, a día de hoy ha recibido un aluvión de críticas de todo tipo, mayoritariamente negativas. Pero mi intención en este artículo es aclarar un poco todo lo que nos puede llegar a ofrecer, para que luego, decidáis en cierto modo si merece o no la pena embarcarse en esta aventura repleta de fantasía, inocencia y momentos entrañables (pese a todo…).
Un título esperado…
Yuji Naka y Naoto Ohshima son dos grandes nombres, conocidos por traernos el inolvidable Sonic the Hedgehog. El destino los ha vuelto a unir para poner a Yuji Naka como programador del juego y a Naoto Ohsima como diseñador de personajes, añadiendo al elenco la música de Ryo Yamazaki, participe en varios Final Fantasy, entre otros.
Esta fusión de talentos se ha integrado en el grupo Balan Company, perteneciente a Square Enix, para ofrecernos un juego de plataformas 3d que recuerda por momentos a títulos como Super Mario Odyssey, añadiendo otros ingredientes que comentaremos a continuación.
Cuando Balan Wonderworld fue anunciado, muchos fueron los que deseaban con ansia acceder al juego, teniendo en cuenta el bagaje de sus creadores. Aunque pronto se puso el grito en el cielo, sobre todo al ver la caída de calidad del título en Nintendo Switch. Al final de este artículo daré mi opinión al respecto, pero, antes que nada, veo lógico que os expliquemos lo que aquí os vais a encontrar.
Un inicio un tanto frio.
El juego arranca permitiéndonos seleccionar si nuestro personaje es niño o niña, con algunos cambios de peinado a nuestra disposición. Tras esta elección, se nos presentará una introducción, en la cual se nos da a entender que nuestro personaje ha perdido la alegría, vagando triste por la ciudad.
En un momento dado, encontramos una especie de teatro, donde nos aparece Balan, el icónico personaje que encontramos en la portada del título, con ese sombrero de copa por el que asoman dos ojos, y ese aspecto de ser fantástico. Aquí, Balan nos dirá que nos falta el corazón, invitándonos a viajar a la isla Tim.
Apareceremos pues en una pequeña isla, viendo a nuestro alrededor unos pequeños personajillos de colores, los cuales nos parecerán en un principio simple decoración de animaciones, ya que, desde un primer momento, nos encontraremos un poco perdidos y faltos de mayor información en general.
Moviéndonos un poco por la isla, encontraremos un gran número uno. Al acercarnos se nos presentarán dos puertas, pudiendo entrar indistintamente en la que queramos. Así accederemos al primer o segundo acto del primer capítulo del juego, dentro de un total de doce que deberemos ir desbloqueando para avanzar.
Abre la puerta…
Y bien, ¿Qué nos vamos a encontrar en estos actos y capítulos? Pues la historia nos sumerge en doce personajes diferentes, los cuales deben afrontar sus frustraciones personales. Accederemos a dos actos que nos mostrarán un mundo distorsionado y tematizado con cada personaje en cada capítulo, para luego tener acceso a una lucha en una tercera estancia contra una especie de posesión de estos personajes en forma de jefe final.
Los actos se basan en escenarios, no demasiado grandes, donde deberemos explorar en busca de una salida, mientras recolectamos unos cristales de diferentes colores y nos enfrentamos, muchas veces de forma anecdótica, contra pequeños enemigos y mini jefes que intentarán acabar con nuestro personaje.
Deberemos saltar, encontrar acceso a puertas, desbloquear algunos mecanismos y encontrar la forma de acceder a algunos lugares, entre otras cosas. Pero aquí viene uno de los primeros alicientes del juego, mientras nos movemos por cada acto, encontraremos unas llaves con las cuales desbloquearemos unos iconos que nos darán acceso a disfraces, con los cuales adquiriremos diferentes habilidades que nos permitirán llegar a algún punto determinado, desplazarnos por lugares que no podíamos como un niño normal, o bien disparar fuego, entre otras muchas cosas…
Disfraces para todos los gustos.
Y es que dispondremos de un total de ochenta disfraces diferentes a lo largo del juego, cada cual, con sus habilidades propias, aunque al haber tantos, es probable que alguna habilidad nos resulte muy familiar entre uno u otro. El hecho es que en muchas ocasiones necesitaremos un disfraz específico para conseguir finalizar un acto, y esto se traduce en hacernos con él y mantenerlo. Pero ahí se nos presenta el primer hándicap del juego, para bien y para mal.
Tenemos disponibles tres ranuras para guardar nuestros trajes. Si disponemos de tres trajes y cogemos uno, nuevo o repetido, se nos elimina el que llevamos en ese momento. Y aquí viene el problema, ya que tendremos que volver a buscar el que necesitemos accediendo al capítulo donde lo encontramos, o bien en unos puntos de control que nos irán apareciendo, con el fin de seleccionar que tres disfraces queremos llevar en nuestras ranuras. Pero si no disponemos de disfraces que hayamos colectado anteriormente, no los tendremos a nuestra disposición, debiendo, como he comentado anteriormente trasladarnos al lugar donde se encuentre.
Por otro lado, tendremos el cometido de encontrar un número determinado de estatuillas de Balan si queremos desbloquear nuevos capítulos, lo cual requiere de nuestra minuciosa exploración por cada uno de los niveles, debiendo revisitar algunos en ocasiones para poder llegar. Los jefes finales nos otorgaran una, dos o tres estatuillas, dependiendo de nuestra efectividad en la lucha. Deberemos armarnos de paciencia y explorar a tope, hecho que puede gustar a unos e incordiar a otros.
¿Dónde está la estatuilla?
Aparte de lo comentado, podremos encontrar sombreros de copa, con los cuales accederemos a un quick time event, en el cual nos aparecerá Balan enfrentándose a diferentes retos, debiendo pulsar el botón en el momento justo para cuadrar su silueta sobre él y efectuar así su acción de la forma más perfecta posible. Esto nos aportará un mayor número de cristales de colores. Ahora comentaremos que hacer con los mismos.
Para finalizar con las cosas que nos podemos encontrar en nuestra exploración, tendremos acceso a iconos con minijuegos, como beisbol o tiro de penaltis, entre otros, consiguiendo cristales como recompensa a los mismos.
Como podréis observar, tenemos un montón de alicientes dentro de cada acto, pero cuando finalizamos cada uno de ellos, apareceremos de nuevo en la isla. Aquí es donde haremos uso de los cristales, ya que los animalitos de colores que hemos comentado al principio comenzarán a darnos señales de que quieren ser alimentados con estos cristales, pudiendo soltar los de cada color en una especie de lugar sembrado, donde se darán un festín a nuestra costa. Y gracias a esto, comenzarán a fabricar una torre con un gran reloj, el cual iremos viendo crecer conforme vaya creciendo el contador de consumo de cristales.
Cristales mágicos.
Consiguiendo finalizar la construcción del reloj, desbloquearemos nuevos desafíos, dando un mayor contenido a nuestra aventura. Por otro lado, aparte de cristales, podremos encontrar huevos en los actos, consiguiendo así un mayor número de Tims (así se llaman los animalitos de colores) y aumentando la velocidad de construcción.
Leyendo todo lo descrito hasta el momento podríamos pensar que estamos ante un juego grandioso, por su contenido y multitud de opciones disponibles, pero aquí es donde todo comienza a tener puntos que hacen que el título pierda un poco la calidad que se esperaría para un producto a la altura de sus creadores.
El diseño de los niveles es un poco caótico, ya que nos muestra los mundos de cada uno de los personajes atormentados como deconstruidos. Ese puede ser uno de los aspectos que descoloquen al jugador en un primer momento, ya que, pese a ser unos niveles coloridos, dan una sensación de falta de algo. Son niveles, como hemos dicho anteriormente, relativamente cortos en extensión, y rodeados en su mayoría de un vacío decorado con fondos y algunas estructuras.
Revisitando actos.
El hecho de tener que usar un disfraz especifico en ocasiones, puede frustrar a más de uno, por el hecho de tener que recordar donde se encontraba el mismo y tener que volver a recolectarlo si no nos quedan en el armario de selección. Esto, sumado al hecho de tener que encontrar estatuillas para avanzar a otros capítulos, hace un poco tedioso el tener que repetir y repetir actos en su búsqueda, teniendo el hándicap de que cada vez nos va a resultar más complicado encontrarlas.
Un punto a favor del hecho de tener que repetir actos para encontrar disfraces u objetos, reside en el hecho de poder salir de los mismos en el momento que queramos, sin tener que terminar el nivel por completo.
A todo esto, se suma el hecho de que hay muchas cosas que no se nos explican. Para empezar, lo de los cristales, en un principio comenzaremos a recolectarlos sin saber muy bien para que sirven, hasta que veamos algún tímido Tim reclamándonos un color de cristal. Por otra parte, los quick time events y los minijuegos, no sabremos cual es el aliciente de acceder a los mismos. Luego, conforme vayamos avanzando, iremos pillando un poco cuales son las recompensas de cada una de nuestros desafíos. Esto puede hacer que una primera partida al juego nos deje un poco indiferentes, sin ganas de volver a seguir jugando.
Personalmente, me ha sucedido algo que nunca me había pasado en un juego de Switch, y es el hecho de estar jugando un acto, ir consiguiendo finalizarlo, y de repente salirme una pantalla negra con un mensaje de que el juego ha finalizado de forma inesperada… Un cuelgue en toda regla.
Gráficos y sonido.
Centrándonos en los gráficos, los diseños son sencillos y desenfadados. Encontraremos entornos muy coloridos con unas texturas muy simplonas en conjunto. El modelado de los personajes tiene un estilo infantil, como intentando acercarse a otros títulos similares, pero sin llegar a la altura de los mismos. Aun así, abstrayéndonos un poco de su diseño un tanto infantil, consigue que a la larga pueda llegar a ser disfrutable, ya que todo es como algo mágico, como el reflejo de los sueños de un niño. Dejando de lado nuestro gusto por los gráficos brutales y sacando nuestra alma de niño, podemos llegar a disfrutarlo en cierto modo.
Como podréis apreciar en las imágenes, los dientes de sierra hacen acto de n casi continuamente. Este producto se merecía un mayor mimo en general, y aquí chirria mucho, dejando una sensación agridulce.
Veremos a los personajes atormentados representados como gigantes dentro de los actos, como observándonos desde dentro de sus problemas y esperando que los ayudemos. Cuando más avancemos y dejemos atrás algunas exigencias de cara al título, podremos disfrutar de escenas y momentos divertidos. Esa es una de las sensaciones que he experimentado probando este juego.
La cámara puede jugarnos malas pasadas en algunos momentos. Este es un punto que se debería haber tenido en cuenta un poco mejor, ya que, tratándose de un juego de este tipo, se necesita visibilidad en algunas acciones, y la vista, en ocasiones, no ayuda para nada.
La música nos salva bastante la experiencia, con algunas melodías que entonan muy bien, gracias al buen hacer de Ryo Yamazaki. Y es que, en cada acto iremos viendo apariciones de personajes disfrazados con alguno de los trajes que podremos encontrar, bailando al ritmo de la banda sonora y animando nuestro entorno.
Conclusión.
Después de todo lo descrito, a nivel personal, considero que es un juego disfrutable. Los más peques de la casa son los que más lo disfrutarán, ya que todo es muy colorido y sorprendente. También los mayores, siempre que obviemos las mermas a nivel de acabado.
La opción de poder jugar un modo cooperativo en local, usando un joy-con por usuario, puede aportar la gracia de jugar con algún compañero, compartiendo diversión. Podría ser una de las pequeñas virtudes del título.
Teniendo unos creadores de tanto renombre, se esperaba más de este título. Hoy en día hay muchos desarrolladores intentando cuidar al detalle cada una de sus producciones, consiguiendo, en muchas ocasiones, grandes títulos con un apoyo en distribución menor que el juego del que hoy hablamos.
Sensaciones enfrentadas en general, sumadas al elevado precio de lanzamiento, lastran en cierto modo el interés por Balan Wonderworld, y aún así, recalco que no es un mal juego, pues lo he disfrutado bastante, aunque no quedará en mi memoria como de los mejores títulos.
Desde hace poco, podéis encontrarlo en varias tiendas por unos 28 euros. Así puede merecer un poco la pena hacerse con él. Pero la decisión, como siempre, es vuestra. Espero haberos dado algo de luz…
LO MEJOR
- La cantidad de trajes y sus posibilidades.
- La fantasía de sentirnos como niños mientras jugamos.
- Un montón de ideas que atraen en su conjunto.
LO PEOR
- Que no se haya trabajado un poco más en sacar un producto más digno.
- En muchos momentos nos falta algo…
- No es un juego acorde a los tiempos que corren.