Críticas de cómics

Crítica: «Conan el cimmerio 8. El pueblo del círculo negro», Conan orientalizado

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Solo para fanáticos del bárbaro

Sin duda la entrega más floja de esta etapa BD de Conan

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Sigue la edición en español del Conan en BD, el «Conan europeo» que publica Glenat en el país vecino y que adapta los relatos de Howard de una manera muy particular, huyendo del conocido aspecto que le otorgara Marvel y que ha pasado a estar ligado a la imagen del bárbaro. Sin embargo, desde el primer tomo de este Conan el cimmerio hasta ahora hemos terminado asimilando la estética que diferentes autores europeos le han concedido.

Nos encontramos con el octavo tomo, que recrea el relato El pueblo del Círculo Negro y, para esta ocasión, uno de los autores no es europeo sino coreano: Park Jae Kwang, a cargo del dibujo. En el lado literario sí tenemos al guionista belga Sylvain Runberg.

Y la combinación parece que no ha cuajado del todo bien…

Para empezar, esta obra de Howard no es precisamente la mejor de su corta vida como escritor y quizá por eso tampoco ha tenido memorables traslaciones al cómic. Su historia nos cuenta como un rey es asesinado mediante magia y su esposa la reina planea venganza… pero no le da tiempo a cumplirla pues es secuestrada por Conan, que planea usarla como rehén e intercambiarla por algunos de sus hombres capturados en los conflictos regionales. Magia, violencia, hermosas doncellas, cambios de bando y lealtades… lo típico.

El problema es que se tratan tantos nombres de ciudades, países, gobernantes, personajes, etc. que requieren una atención especial que la lectura del cómic no favorece. Va todo demasiado rápido y las tramas palaciegas se mezclan con la acción de una manera un tanto desordenada. De cara al final del tomo el ritmo se relaja y los personajes, sus motivaciones y acciones, se ven más claras, ayudando a disfrutar, ahora si, de la lectura.

Pero hay otro elemento que va en contra de la obra: el dibujo de Jae Kwang. Es demasiado manga, o demasiado oriental si se me permite, y parece que el artista es consciente de ello. Opta por camuflarlo de una manera cuestionable: ensuciando los dibujos con rayas y más rayas. En vez de trasladar un aspecto sucio y salvaje, como son las aventuras de Conan, lo único que consigue es emborronar cada viñeta y deslucir el resultado final.

El color de Ooshima Hiroyuki disimula un tanto el nefasto degradado del dibujo, con unos tonos que, esta vez sí, están muy acordes con lo habitual en este tipo de obras. Al final queda una adaptación de difícil lectura y de cuestionable calidad visual que solo se recupera en su tramo final, cuando nuestros ojos se acostumbran y el relato se canaliza hacia algo inteligible.

Por parte de la edición, nada que objetar. El formato europeo (23×31 cm.) le sienta de maravilla a la obra aunque en esta ocasión es cuestionable, claro, y viene acompañada por el habitual artículo que nos clarifica y aclara cuestiones relativas al autor, a su obra y a su tiempo.

De los ocho tomos de esta serie es, sin lugar a dudas, el menos logrado o la peor adaptación. Aun así tiene su valor y no deben perdérselo los incondicionales del bárbaro. Conan (casi) nunca defrauda.

Giacco

Redactor jefe de las secciones de Cómics y Videojuegos, así como presentador de muchos de los programas de Hello Friki Podcast.

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