Crítica: «Código Nuclear Corps: Veterans in Fukushima», a mi me gustan mayores
Historia
Jugabilidad
Gráficos
Personajes
Bien
Basado en un suceso real, la heroica entrega de los jubilados en el desastre de Fukushima, este juego de acción y puzles es apto para toda la familia.
Que si Chernobyl por aquí, que si Chernobyl por allá. Pero, ¿es que nadie se acuerda de Fukushima? Otro desastre en una central nuclear que pudo acabar en tragedia de proporciones bíblicas y que se contuvo en el minuto de descuento… y en ello siguen a día de hoy. La cuestión es que si la central rusa ha dado para tanta literatura y videojuego, ¿Cómo es posible que su réplica nipona no le haya hecho ni siquiera sombra? Menos mal que contamos con un equipo español, los bilbaínos Jokoga Interactive y Harrobia ikastola, que se han puesto el traje protector y se han embarcado en la tarea de contarnos qué ha pasado allí tras el desastre. Bueno, a su manera… porque aunque digan que está basado en los sucesos del 11 de marzo de 2011, tiene de realista poco más que el nombre de Fukushima que viene en el título.
Amparados por la iniciativa de Sony PlayStation Talents, llega este videojuego de acción y puzles para toda la familia en exclusiva en PS4 y PS5. Con él intentan cuestionar la necesidad de la energía nuclear o, al menos, valorar sus beneficios en contra de sus riesgos… pero sobre todo quieren homenajear al grupo de voluntarios veteranos que arriesgaron sus vidas para contener el desastre. Ese es el hecho real, que un grupo de jubilados se jugaron el tipo para evitar un gran desastre. A ellos va dedicado el juego, a esos héroes con achaques y canas, pero con un valor y determinación incontestables.
Veteranos radiactivos
Manejamos a tres ancianos con distintas habilidades cada uno de ellos. Dordok es el duro del equipo, capaz de mover cajas y golpear duramente a los enemigos, además de contar con un escudo de energía que le protege de los ataques. Lola es una afable anciana que se desplaza por las alturas gracias a su gancho, con el que trepa a zonas inaccesibles para los compañeros. Y Smartie maneja con habilidad una especie de cañón de energía, letal para las criaturas que se encuentran en su camino. Este es el equipo de septuagenarios encargado de acabar con la amenaza nuclear y los seres mutantes generados por el escape radiactivo.
Desde una vista cenital controlamos a los tres personajes por escenarios bastante limitados y casi siempre bloqueados. Abrir camino resolviendo distintos sencillos puzles, usando las habilidades de cada uno, es uno de los objetivos del juego. Por supuesto, pronto aparecerán los seres mutantes que quieren liquidarnos. ahí entrará en acción sobre todo Smartie, que a disparo limpio se los quitará de en medio. Y de eso se trata, de avanzar por cada fase y de acabar con los distintos monstruos, primero en las inmediaciones de la Central Nuclear y luego dentro de ella.
El juego, al estar dividido en fases muy cortas, se hace muy ligero de jugar y solo nos atascaremos cuando algún jefe final se nos resista o cuando no veamos claro el camino a seguir… pero eso pasa pocas veces. Y cuando pasa, suele ser más culpa del juego que de nosotros: por desgracia, presenta algunos errores de movimiento y es fácil que los personajes queden atascados con algún objeto o contorno del escenario o caigan al vacío por una misteriosa grieta entre pixeles. Da mucha rabia ver el camino a seguir, pero no ser capaz de hacerlo por alguna deficiencia técnica. La curva de dificultad también es algo extraña, sobre todo llegando al final, encontrando fases o jefazos muy sencillos que se alternan con otros realmente difíciles y que nos sacarán de nuestras casillas.
Bichos mutantes que nos suenan de algo
Lo mejor del juego puede ser el diseño de sus personajes, encantadores y muy graciosos. En todo momento los vemos desde arriba y es fácil controlar sus movimientos, por otro lado sencillos. Se alternan las fases con algunas escenas animadas la mar de simpáticas… e incluso tiene un falso final, pues a mitad de los títulos de crédito descubriremos que aun quedan zonas por visitar y enemigos que derrotar.
Esa es otra, los enemigos. Los supuestos seres mutantes o mutados generados por la radiación no son sino yokais conocidos e identificables. El guiño a la cultura japonesa se agradece, pero nos hubiera gustado algo más de originalidad. De eso van sobrados en las fases de combate contra jefes, que los hay de todo tipo… y como cada personaje tiene su propio jefe final, la manera de enfrentarnos a ellos es variada y siempre sorprendente (nos han gustado mucho esas estatuas poseídas y cambiantes que combate Dordok). Y ya que hablamos de guiños con el tema yokai, el estudio español ha querido dejar su firma y encontraremos por ahí unos persistentes enemigos con forma de toro.
Humor, acción, puzles, homenaje y buen oficio en este juego para toda la familia que adolece de pequeños problemas técnicos y sufre de una dificultad extraña en su parte final. Es tan corto como entretenido y tiene muchos elementos para hacernos disfrutar de él, desde el guiño a los arcades de los ’90, sus encantadores protagonistas o su mensaje. Un buen ejemplo de lo que se puede conseguir en el panorama indie y que marca el inicio de una prometedora carrera para este estudio español.
Por 12,99 € lo tenemos en la tienda digital de PlayStation, PEGI 7 y diversión para todos.
Lo mejor
- Sus protagonistas
- Lo divertido de algunos combates y algunas fases
- El mensaje y el homenaje implícito
Lo peor
- Algunos errores en el juego que nos hacen repetir misiones
- La dificultad del final es absurdamente compleja
- Se hace corto