Crítica: «Clash: Artifacts of Chaos», tan extraño como encantador
Historia
Jugabilidad
Gráficos
Duración
Muy Recomendable
Artísiticamente impresionante. Tiene algunos puntos que le restan jugabilidad, pero sigue siendo un título sobresaliente.
El estudio chileno Ace Team, en colaboración con Nacon, lanza el 9 de marzo de 2023 la tercera entrega de su saga Zeno Clash. Se trata de Clash: Artifacts of Chaos, y nos traslada al mágico mundo de Zenozoik, habitado por seres que parecen salidos de cuentos y creados por unas mentes tremendamente imaginativas. Hemos recorrido este reino, de día y de noche, para traeros nuestras impresiones.
El juego, que llega en dos ediciones distintas de las que os hablamos al final de la entrada, se puede disfrutar en PC (Steam), PS4, PS5, Xbox One y Xbox SerieSX, versión esta última que hemos podido probar gracias a la cortesía de Nacon.
Si queréis descubrir un mundo asombroso (y peligroso), plagado de personajes absolutamente originales y con un estilo artístico encomiable, seguid leyendo…
El pseudo protagonista
Nosotros controlamos a Pseudo, un habitante de Zenozoik, embarcado en distintas misiones de búsqueda que le llevarán (nos llevarán) con esa excusa, a explorar este curioso mundo. Aunque no siempre tendremos claro lo que estamos haciendo, pues el juego nos suelta de la mano en los primeros compases, los distintos personajes con los que nos cruzamos van a ir orientándonos.
Si os soy sincero, casi no he prestado atención a la historia en el juego, salvo en las ocasiones que era absolutamente necesario para avanzar. Esta falta de atención ha sido debida al sobresaliente, apabullante, contundente, estilo visual que derrocha el título. Pero de eso hablo más abajo.
Nosotros, como Pseudo, tenemos que recorrer las peligrosas tierras de Zenozoik y lo haremos acompañados de un encantador aliado que parece fugado de una película Ghibli. Este diminuto ser nos aconsejará y orientará en no pocas ocasiones y será un punto de referencia para no sentirnos demasiado solos en tan extraño mundo.
Pero lo primero que os va a sorprender al empezar a jugar es comprobar que no manejamos a Pseudo, sino a una especie de alter ego, un maniquí de madera. Atentos que empieza la cosa a ponerse original…
Por el día seremos Pseudo, pero por la noche podemos elegir seguir explorando Zenizoik transformados en este avatar. Los enemigos cambian y las sombras nocturnas esconden nuevos horrores… y nuevos caminos. Efectivamente, al rejugar los escenarios por la noche podremos acceder a zonas y a secretos que no están activos o disponibles por el día. Pero hay otra forma de jugar con nuestro avatar de madera: cuando nos matan. Si en un combate caemos vencidos, automáticamente apareceremos de noche en nuestro último campamento visitado. Desde allí, nuestro avatar de madera tendrá que abrirse paso para encontrar enl cuerpo de Pseudo y resucitarlo.
Ya que los he mencionado, profundizaré en los campamentos. En el mapa encontraremos distintas zonas y, en algunas de ellas, los restos de una fogata. Ahí podremos levantar un campamento que nos servirá de punto de guardado, de descanso y de fabricación de pociones. Para su elaboración tendremos que recolectar distintos ingredientes que se hayan por todo el mapa, así que incluímos la exploración y recolección de recursos. En el campamento también podemos distribuir los puntos de experiencia para subir nuestros parámetros y ser más poderosos, además de aprender nuevos golpes y técnicas de lucha… porque esa es la base jugable de Clash.
Luchar para sobrevivir
En un mundo plagado de enemigos feroces no queda otra que saber luchar. Y Psudo sabe. Con la combinación de dos botones y la dirección podemos hacer todo tipo de golpes, incluso devolver los objetos que nos lanzan. Las peleas, en tercera persona, cambiarán a primera persona cuando encadenemos unos cuantos puñetazos y así aumentará el daño que hacemos. Esquivar, golpear, protegerse, golpear de nuevo… puede resultar un agobio porque el combate no es demasiado fluido y la mayoría de ataques o nos dejan expuestos o no alcanzan al rival. Es cierto que con la práctica terminamos pillando los tics y las formas, pero nos deja la sensación de que no solo combatimos con rivales, sino también con alguna que otra limitación en las mecánicas.
Ahora llega otro punto original: el Ritual. En no pocas ocasiones nos las veremos con personajes que nos retan al combate, llegando incluso a atarcar en parejas. Estos difíciles enfrentamientos pueden venir precedidos de un minijuego, un reto, que si ganamos nos dará alguna ventaja en la pelea siguiente… y si perdemos, pues ya os imaginais: se complicará el combate. El minijuego es una tirada de dados sobre un tablero y se comparan las puntuaciones de los rivales. Entonces hay que activar una serie de objetos que hacen voltear algunos dados y, dependiendo el orden de uso de estos objetos y como lo hagamos el resultado final de la tirada cambiará.
Divertido añadido de carácter estratégico que, sin ser demasiado complicado, permite darle una emoción y un aliciente extra a los enfrentamientos.
El apartado artístico, de 10
Desde los primeros minutos que juegas este Clash, te quedas con la boca abierta. Su estética cell shading parece dibujada a mano, con tintas y lápices a medio acabar, dándole un acabado precioso. Por momentos parece dibujado por el difunto Richard Corben, pues no solo tiene esos colores y ese estilo, sino también esos personajes de constitución exagerada. A las capturas me remito.
Aunque el escenario es en su mayoría pasillero, encontramos diversos caminos y bifurcaciones y explanadas, escondiéndo con arte y estilo lo que es un tránsito del punto A al punto B. Pero es que da igual. Recorrer Zenozoik es una delicia, con su fauna y su vegetación colorida y exuberante… con sus habitantes escapados de un sueño.
El diseño de los habitantes, con los que hablamos o negociamos o peleamos, nos ha dejado impactados, llegando a quedarnos mirando la pantalla sin jugar solo para apreciar lo que tenemos ante los ojos. Avanzando en el juego encontramos zonas de entrenamiento para descubrir combos o golpes, armaduras o equipamiento, aliados, comerciantes… y todo pasa a un segundo plano por su fantástico arte visual.
El diseño de personajes y la creación del mundo es intachable, por lo que es una pena que en otros aspectos más técnicos el juego flaquee. Pero incluso con ello, nos encontramos ante un título muy recomendable que hará las delicias de los amantes de los juegos de acción que busquen algo más, algo original y sorprendente. Este elemento, la originalidad, totalmente ausente en las producciones actuales.
Por supuesto, el juego llega con voces en inglés y con subtítulos al castellano. Subtítulos que, debido a su tamaño, al colorido de los gráficos y a la carga de dibujo, a veces se vuelven ilegibles. De todas formas, la aventura solo es una excusa para llevarnos por este mundo y, sinceramente, ni siquiera haría falta. Solo por disfrutar de semejantes gráficos ya apetece recorrerse Zenozoik de punta a punta.
Como decía al principio, el juego llega en dos ediciones: La versión estándar y la edición ZENO.
La edición ZENO incluye el juego base, así como el Supporter Pack con máscaras exclusivas, el libro
de arte digital oficial y la banda sonora original del juego.
Si os ha pasado como a mi y todavía no conocíais esta saga, se trata de una buena puerta de entrada. A mi ya me ha atrapado.