Crítica: «Carnaza Humana», más allá del terror

Hay veces en las que el terror se pasa de frenada y, bien por lo salvaje o por lo excesivo de su propuesta, llega a impresionar y/o sorprender hasta a los más curtidos. El gore es una de estas manifestaciones, pero hay obras que incluso superan lo que suele ofrecer ese subgénero. Carnaza Humana puede ser el ejemplo perfecto de esto: un manga que trasciende el terror y el gore para recrearse en lo más desagradable y visceral que pueden idear sus creadores.

El primer tomo, de ocho, es el que comentamos aquí y, sinceramente, si este es el inicio de la serie no podemos ni imaginar como va a concluir. Muchas veces, al leer un manga, piensas en su adaptación en anime y como sería… pero con Carnaza Humana cuesta hacerse una idea. Además, en estos tiempos tan sensibleros llenos de gente que se ofende por nada, esta obra en animación podría traumatizar a más de uno.

Un poquito de su argumento… Ie es un joven normal y corriente que regresa del instituto en bus, junto a su amigo Kazu, como cualquier otro día. Sin embargo, una ola de calor asola Japón y es la comidilla de todos. Es el cambio climático y nos estamos cargando el planeta. Pero ese día algo va a pasar: Ie y Kazu son secuestrados y el primero se despierta en un extraño lugar. Parece una especie de congelador donde se almacena y despieza carne… y está llena de humanos congelados. Por alguna extraña razón Ie ha despertado antes de tiempo, pero eso no va ser su salvación, sino que le llevarán a otro lugar: una especie de cebadero donde engordan a la gente para vete tú a saber qué fines.

Y eso es solo el principio.

Es solo el principio de la pesadilla que va a vivir Ie junto a otros «supervivientes» que conocerá en aquel lugar y que, en su intento de huida, se van a encontrar con una sucesión de horrores.

Sobre una idea de Kengo Mizutani, está escrito por Yuu Kuraishi y dibujado por Kazu Inabe. El primero sabe medir y contener la verborrea de los personajes, que siempre están a merced de los acontecimientos. En estos primeros compases de la serie están absolutamente sobrepasados y sus reacciones van acorde lo que sucede. Incluso algunas reacciones extrañas o inexplicables, son comprensibles dentro del marco tan brutal que están viviendo. Porque son llevados al límite y sus psiques comienzan a tropezar. Lo vivido pasa factura. En ese sentido están muy bien trabajados los protagonistas que, en lugar de tener una evolución a lo largo de la historia, son casi deconstruidos.

En algunos momentos, sobre todo con ciertas apariciones de seres «no humanos», perdemos un poco el hilo de la narración. El terror que destila esta obra es muy retorcido y no se sale de los límites de lo real y, por eso, cuando nos enfrentamos a algo fantástico dentro de su narrativa, se rompe esa sensación incómoda de que todo lo que se cuenta sería posible. Pero, además de ser dos momentos contados, forma parte del futuro en una serie de 8 volúmenes en la que todavía quedan muchos misterios por revelar.

El dibujo es muy preciso y detallista y refleja cada escena con claridad, con ese estilo tan manga de personajes estilizados, de peinados punzantes… pero esta vez perdidos en una pesadilla demasiado real. La manera de narrar visualmente las escenas más escabrosas está bien ideada y plasmada por Kazu Inabe, que no ahorra en detalles y solo saca de plano algunas acciones que ya serían demasiado viscerales y llevarían al manga a encasillarlo en otro género más extremo. Pero a veces no hace falta mostrarlo todo para ser contundente.

Y lo mejor que se puede decir es que nos quedamos deseando saber más. Una vez que cerramos la última página, estamos atrapados por la incertidumbre de saber que diablos está pasando y a qué se debe todo eso que acabamos de leer. Lo hemos pasado mal en algunas escenas y sabemos que lo que esta por venir podría ser peor… pero necesitamos despejar todas las dudas. Además, el lugar en el que quedan los protagonistas es tan ambiguo y peligroso que no se nos ocurre mayor cliffhanger para un final de tomo.

Ocho volúmenes de esta Carnaza Humana que prometen ser un descenso constante a lo más bajo y perverso de la mente. Y no nos referimos a lo que sucede en el manga, sino a aquello que se oculta en la cabeza de los autores y que escapa, en forma de palabras e imágenes, hasta las páginas de esta demencial y ominosa obra.

Si os gusta el terror extremo y sois de fuerte voluntad y estómago firme, atreveos con Carnaza Humana.