Críticas de videojuegos

Crítica: «Botany Manor». Plantitas y una villa victoriana, ¿Qué más se puede pedir?.

Historia
Jugabilidad
Gráficos
Duración

Una pequeña joyita indi que no debe de pasar desapercibida.

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¿No te ha pasado alguna vez escuchando una canción que sientes que la han escrito para tí?, pues eso me acaba de ocurrir con un videojuego. Parece que alguien se ha metido en mi cabeza y ha creado una historia donde la flora es la protagonista. La pequeña desarrolladora Balloon Studios junto a Whitethorn Games ha conseguido que mi sueño se haga realidad, ser una señora mayor jubilada, botánica, que vive en una mansión victoriana en Inglaterra. Hoy mismo 9 de Abril, se publica Botany Manor en Steam, Xbox Series y Nintendo Switch. Además está incluido en el Gamepass de Xbox.

La historia está ambientada en 1890 y nuestra protagonista es Arabella Greene, una jubilada que acaba de regresar a su mansión tras una temporada ausente. Arabella está trabajando en un libro sobre botánica llamado Flora Olvidada en el que recopila sus investigaciones sobre especímenes raros y sus cuidados. Conforme avanzamos por la casa y sus jardines descubriremos nuevas semillas, aprenderemos cómo germinarlas y cuidarlas, a la vez que descubrimos lugares ocultos en la mansión.

Botany Manor es un juego en primera persona en el que mediante la solución de puzzles germinaremos semillas, que se convertirán en pequeñas plántulas que finalmente haremos florecer. Diseminadas por la casa o los jardines encontraremos paquetitos que contienen esas semillas y cerca de ellas encontraremos pistas a modo de libros, cartas, pinturas…que organizaremos en el libro en el que estamos trabajando y que serán clave para que estas plantas florezcan y nos permitan completar nuestra investigación. Hay que prestar atención porque aunque hayas descubierto la pista y la hayas incluido en el libro, para volver a consultarla hay que acudir al lugar donde la has encontrado ya que no se guarda en el inventario. 

Hay plantas de todo tipo, unas que viven en lugares que han sido devastados por el fuego y prosperan gracias a que ese calor extremo favorece la apertura de la semilla, otra que crece en los Alpes… Cada una de ellas completamente diferente y lo mejor de todo es que realmente existen, y nos las presentan acompañadas del folklore y las leyendas que las rodean. También iremos aprendiendo pequeñas nociones de botánica como: ¿Qué son los cloroplastos?, o diagnosticar diferentes plagas o enfermedades que pueden sufrir los árboles.

A la vez que recorremos la casa y los jardines encontramos cartas, notas y diversos objetos que nos cuentan la vida de Arabella, una mujer adelantada a su tiempo que por ejemplo, intentó estudiar botánica en la universidad y fue rechazada por ser mujer (recordemos que estamos en 1890), pero aún así no cejó en su empeño de aprender y compartir sus conocimientos con otras personas. En ocasiones, su familia la alentaba a que dejara a un lado su trabajo y buscara un marido, cosas más acordes al rol de una mujer, aunque ella nunca cedió a las presiones sociales de la época.

Gráficamente es un juego sencillo con una buena ambientación. Hay lugares como la biblioteca, donde el uso de la luz a través de una vidriera deja una estampa realmente hermosa. Prácticamente no tiene banda sonora, solo escuchamos cantar a los pajaritos cuando estamos en los jardines exteriores y suena una pequeña melodía cuando logramos florecer alguna planta, se completa la página de nuestro libro o descubrimos alguna ubicación nueva de la casa.

Conclusiones

Botany Manor ha sido toda una sorpresa, no solo por la temática, ya que ahí me tenían ganada de antemano, es por como está pensado para que mientras juegas, aprendas de una forma divertida. En ocasiones he googleado cosas a ver si de verdad era cierto lo que había descubierto, como me ocurrió con la habitación para ocultar sacerdotes, sobre la que no quiero contar nada para evitar hacer spoilers, pero que sepáis que existieron realmente. Esos detalles son los que hacen que este juego sea una pequeña joya que consigue que te pique la curiosidad e investigar por tu cuenta. Los puzzles son variados y la dificultad aumenta conforme avanzamos. Tienen la justa para que te obliguen a pensar un poco pero no demasiado para que no te desesperes y abandones. No hay tiempo para resolverlos ni ningún tipo de presión, así que si te quedas atascado puedes dejarlo y retomarlo al día siguiente. Es un juego cortito, que se termina en dos o tres tardes y que hará las delicias de más de uno.

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