Crítica: “Biblioteca Fernando de Felipe: El Hombre que Ríe”. No es cosa de risa.
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“Tú eres monstruoso por fuera. Yo lo soy por dentro”,
El arte del autor nos transporta de un relato de ficción histórico a un intangible fantástico o de ciencia ficción.
En la crítica de ADN me refería a las bondades de esta colección, y una de ellas era la sección dedicada a los extras de cada volúmen. En este caso, encontramos lo mismo, destacando que la generosidad no sólo abarcan los bocetos, fotografías, reportajes y citas, sino una extensa entrevista contemporánea con motivo de la publicación de la nueva reedición de este material. Comento esta circunstancia nada más empezar por el hecho de que se repasaba la intrahistoria de la producción de la obra y por el interés en profundizar en la mirada de la misma treinta años después tanto por su propio autor como por su entrevistador, teórico del medio pero antes lector. Pero sobre todo porque publicándose en la revista Zona 84, pura fantasía y ciencia ficción, la publicación episódica de esta adaptación en la revista antológica debió llamar la atención (de hecho, se destaca en la entrevista). Porque en un principio, la ortodoxia parece dominar este tipo de contenedores editoriales, pero poco a poco el relato histórico, el misterio, el terror, el suspense y el noir se cuelan en las publicaciones de género. En el fondo son los claroscuros fuera de iluminación, las muecas grotescas, los anacronismos, las expresiones exageradas, el expresionismo y surrealismo, las poses imposibles, los paisajes alucinógenos, los auras fantasmales y las nieblas antinaturales lo que los reúne en el mismo equipo, rompiendo ese binomio en principio inquebrantable. Y por eso esta adaptación tan libre de “El Hombre que Ríe” encajó como un guante en Zona 84. Y digo alegremente que es una adaptación libre sin haber leído la novela de Victor Hugo porque el propio de Felipe así lo menciona.
Es un drama muy trágico. No sólo por la crueldad expuesta en los victimarios y el sufrimiento de las víctimas sino porque afecta a lo más preciado, la familia. Desde el principio, Gwynplaine sufre desde su infancia marcada por el desfiguramiento de su rostro, que le obliga a tener una sonrisa para siempre desconociendo las causas. Pero cuando por fin conoce el calor del amor filial y romántico, la vida le vuelve a poner a prueba justo en el momento en que las respuestas por lo que empezó todo tienen lugar. Cerrar el círculo de la forma más seca y dura posible.
Los lectores que gusten de alternar distintos temas pueden parar perfectamente en este volumen y dejarse llevar en el universo anacrónico de De Felipe, donde lo grotesco, lo exagerado y lo fantasmagórico van a remover más de una tripa y corazón en unos ambientes opresivos y difíciles. Y los ávidos de dramas románticos y tragedias épicas con cierta grandeza burguesa sin duda van a tener que adentrarse en esta propuesta atemporal en lo que al medio se refiere. Y aunque en un principio puede parecer que la historia se inicia con un planteamiento bastante ambiguo y dudoso, paciencia que todo quedará aclarado, otra cosa es que la estructura narrativa debía respetar la cadencia episódica de la revista que acogía esta adaptación donde el número de páginas debía encajar. Pero eso no hace más que dignificar la obra en su conjunto, la economía de medios es fundamental y que cada capítulo tenga un propósito encapsulado para que la historia avance en su justa medida de una forma tan exacta es un éxito total. Y si encima se trata de una adaptación que requiere quitar aquí pero no mucho de acá… en fin, un milagro gráfico.
Hay que destacar el color, muy a su aire y a contracorriente con cualquier planteamiento lógico a priori. Reconocido por el autor. Si un color se le metía entre ceja y ceja, lo aplicaba. El caso es que en el todo, la mezcla da un marco general colorido y espectacular que nos transporta de un relato de ficción histórico a otro fantástico y extraño en el que aunque no veamos dragones y elfos se intuye que existen; o si no; caballos metálicos voladores propulsados por máquinas de vapor en una especie de historia retrofuturista medieval. Ahí es donde nos lleva de Felipe en esta adaptación tan libre y extraña y con su particular técnica del color con anilina, que a primera vista incluso parece que ha usado un aerógrafo por sus particulares texturas y brillos.
Biblioteca Fernando de Felipe: El Hombre que Ríe, ECC Ediciones. Cartoné (214 x 287 mm.), 112 páginas. Color. Pvp: 23 €.