Crítica: “Batman, el Caballero”. Como convertirse en Batman.

Nueva reimaginación de los orígenes de Batman pero alejado del tono noir y sombrío acostumbrado. Con dejes de un blockbuster a lo Misión Imposible, la obra es un viaje iniciático de Bruce Wayne a través de los profesores más letales del mundillo. Lucie, Ducard, Kirigi, y muchos más, aparte del profe sorpresa final.

Al inicio explora las angustias existenciales por el trauma sufrido a la vez que intenta sobrevivir a una adolescencia contradictoria entre el dolor paternofilial y la seguridad que la fortuna heredada le ofrece. Alfred intenta hacer más soportable el crecimiento de Bruce como no-padre y como no-administrador pero sin perjuicio de las enseñanzas vitales que consigue transmitir al joven, da por hecho que el tour mundial de peligro y muerte es inevitable. Ese estudio preliminar entre el joven Bruce y Alfred está bastante conseguido porque más allá de las situaciones en las que se encuentra el primero, las interacciones entre ambos es lo mejor de la introducción de esta historia. Muy potente el diálogo tras una pelea con apuestas clandestinas y que le sirve a Bruce para eliminar sus demonios personales, de la que sale victorioso aprovechándose de su superioridad física y mental gracias al entrenamiento que su fortuna le provee en contra de unos adversarios que sin esa actividad, no podrán prosperar. Una lección de humildad en un contexto criminal y tóxico, extraño en Alfred.

Pero el viaje de aprendizaje o huida de su pasado empieza pronto y de primeras lo tenemos en París abrazando el mundo criminal de los robos furtivos y limpios a través de Lucie, una protocatwoman madura y experimentada de la que aprenderá más Bruce para clasificar el ladrón no villanesco del villanesco que de las técnicas de invisibilidad, ocultación extrema y parkour. Para alegrar esta parada del viaje, Chip Zdarsky introduce un thriller con asesino en serie que le servirá para ahondar en su camino como detective. Decir que Ducard, personaje escrito como siempre, el más listo y duro a este lado de los mercenarios/asesinos a sueldo pero con un valor añadido, su química con Lucie, presentado un extraño triángulo no-amoroso entre dos maduros bien conservados y un crío. 

El siguiente arco argumental nos coloca en las montañas nevadas de Corea del Norte con el clásico templo de entrenamiento con técnicas de aprendizaje tan difíciles como la entrada al propio recinto. Si en París Bruce aprendió técnicas de sigilo y agilidad para entrar y salir sin ser visto y a toda velocidad, mientras agudiza sus dotes como detective, aquí se desarrolla su faceta de experto en artes marciales y conocimientos de supervivencia en entornos hostiles. En este caso, el maestro es Kirigi. Se le une un secundario bastante importante en el resto de la historia, Anton, que no deja ser el Bruce Wayne del otro lado de la moneda. No es tan potente como el arco argumental de París, pero funciona bastante bien por la cantidad de combates y por centrarse en misterios por descubrir, donde nada es lo que parece. A continuación se seguirán presentando maestros y localizaciones para mostrar habilidades y técnicas que Batman desarrollará a lo largo de toda su trayectoria, como la del disfraz y el uso de todo tipo de armas.

Hay que recordar que Batman es un perfecto escapista. Solo superado por Mr. Milagro. Obviamente esta faceta en lo que a aprendizaje se refiere no podría dejarse de lado. Y la tenemos. ¿Profesores?, Zatara y su hija, nuestra querida Zatanna. Esta trama es más corta que las anteriores pero sirve para presentar el pasado entre la segunda y el propio Bruce, hecho que ya hemos visto en otras ocasiones fruto de la amistad entre los padres de ambos. Esta se aleja de la acción desatada de lo anterior pero introduce elementos muy Hellblazer gracias a Zatanna, descubriéndole en Bruce mundos críticos más allá del suyo. Sí tiene claro el porqué de su misión pero no tanto el cómo, el conocimiento adquirido tras su encuentro con los magos ampliará su espectro, sabiendo que tendrá que protegerse de invasores interdimensionales.

El golpe final previo al año uno lo tenemos con el jefe/profe final en una explosiva historia a lo James Bond. Una historia de acción y aventura pura contra una amenaza global y de la que se servirá al joven Wayne como lección vital para fiarse de las apariencias y que las amenazas de los inocentes no sólo surgen de un callejón. 

En el dibujo, Carmine di Giandomenico está bastante bien teniendo en cuenta la ambición del guion de Zdarsky. Tiene que desarrollar visualmente una historia donde coloca a Bruce Wayne en situaciones límite, en muchas localizaciones y en distintos ámbitos, agua, mar y aire. Reúne un montón de personajes variopintos con sus particulares diseños y una riqueza costumbrista en este contexto que exige muchas interacciones humanas, tanto en verbalizaciones como en lenguaje corporal. Como tiempo habrá tenido para ejecutarla, visualmente es muy limpio y uniforme, equilibrado en el reparto de secuencias y generoso con los momentos de impacto. Presenta varios registros visuales y panorámicos, asimilando el enfoque palomitero de la propuesta.

Como verso suelto de Batman, “El Caballero”es un volumen bastante eficaz y entretenido, muy rico visualmente; y como recoveco en los inicios de Batman, un enfoque moderno y refrescante, muy de los tiempos actuales en cuanto estructura televisiva o cinematográfica.

Batman: The Knight 1-10, DC Comics. Batman: El Caballero, ECC Ediciones. 320 páginas. Color. Cartoné. Pvp: 38,50 €.