Crítica: “Astro City, El Ángel Caído”. De Kurt Busiek y Brent Anderson.

La recopilación de Astro City llevada a cabo por ECC Ediciones vuelve a dar un salto en el tiempo volviendo a deleitarnos con las publicaciones de finales de los noventa coincidiendo con el nuevo enfoque en el género de superhéroes de las que tantas veces se ha hablado. Puesto que la serie ya llevaba unos cuantos años editándose justo es decir que su planteamiento es similar al de los pioneros del Far West que allanaron el camino donde levantar los actuales reinos cosmopolitas. Como buen veterano, la toma de decisiones está mejor medida y estas más acertadas, de ahí que sin arriesgar alcancen un nivel de calidad medio alto sin necesidad de llegar los primeros. Para eso está la fuerza de los jóvenes, que arriesguen ellos. Con la obra consolidada y la relación simbiótica de sus autores alcanzada, con la seguridad del trabajo bien hecho a esas alturas, las posibilidades que arroja son tan inmensas como el que tiene el poder de desarrollar una metrópolis a su gusto personal. Con la serie a velocidad de crucero, Busiek y Anderson pretenden explorar en modo realista lo impensable en una de las claves del género por antonomasia, la reincidencia del supervillano y su regreso a las calles, tras un breve episodio privado de libertad. En Astro City los villanos cumplen las condenas y durante muchos años. Jack Acero es un ejemplo. Superhéroe frustrado que la vida fácil y una habilidad metahumana de nivel le llevaron por el mal camino, sale de prisión tras un montón de años para encontrarse una ciudad desconocida acorde con los nuevos tiempos. Lo que no cambia son los tejemanejes de los bajos fondos y los chanchullos rápidos y cuantiosos. Con una intención redentora querrá mantener distancia de su antigua vida pero la posibilidad de hacer algo verdaderamente bueno, equiparable a sus idolatrados ángeles, los que reflejan luz en vez de absorber oscuridad, le alejará de su firme decisión para salvar a los que como él eligieron la vía fácil. Porque estos tienen un problema mucho mayor que los malditos héroes, un asesino que les da caza cuya identidad debe descubrir el pobre Jack en una misión clandestina que puede destruir su conseguida libertad.

Con elementos noir enfocados en el contexto de la serie, el protagonista diseñado como un veterano Robert Mitchum transitará en una civilización evolucionada que le rechaza, donde los adversarios juegan más duro que en su colorida y romántica época, pero cuya alegría en las calles se ha transformado en un oscuro callejón sin esperanza de prosperidad. Esa crisis generacional y situacional se apreciará en todo el arco, uno de los más largos dentro de la estructura de la serie con hasta siete episodios, cuando comprueba que los veteranos en libertad se han ajustado a los tiempos, mientras que él se ha quedado desfasado. La frustración del que se ha equivocado para cambiar a los jóvenes que han entendido mal las señales de la madurez mientras realiza su cometido, será una de las premisas de la saga, mientras que las ansias de hacer algo bueno de verdad será la otra. Como protector de los ángeles caídos que todavía tienen la oportunidad que él perdió, o que negó cuando creía que el crimen pagaba, será el lugar hallado en este universo que no le va a perdonar ni una. Entre el enfoque pesimista, ya sea por la imposibilidad de avanzar con tantas miradas puestas en él en ambos lados de la ley, como el optimista por la firme convicción de que esta es su última oportunidad de demostrar que vale, el lector acompañará al protagonista en un viaje por la desesperanza que impera en los lugares donde la luz metahumana no alcanza y por la hipocresía de estos seres que se sienten tan especiales que lo saben todo y que pretenden dar lecciones de vida como los más justos, cuando no tienen ni idea de que es exactamente la justicia cuando hay intereses no contemplados por estos en juego. Abandonados a su suerte y sin un timón donde dirigirse, los que tienen la oportunidad de cambiar dependerán de un pobre desgraciado que siente el peso de la vida más gravoso que sus 400 kilos de acero puro. Su insistencia y convicción de dar la vida por la salvación de sus yoes jóvenes será la cruz que el lector soportará para descubrir si al bueno de Jack le saldrán esas alas que dio por perdidas hace mucho para beneficio de los elegidos que ve en el cielo.

Con un arranque muy melancólico descubriendo el recorrido vital del protagonista y sus reflexiones sobre la vida, este hará acto de presencia con este clásico recurso de presentación que nos meterá en la historia desde el minuto uno. A partir de ahí, el día a día de Jack con los problemas propios de la edad combinado con sus peculiaridades físicas y el encargo asumido de solución dudosa, nos dará ese rasgo tan del negro como la del perdedor en busca de redención que choca con una realidad extraña donde no tiene encaje, pero con el añadido del paisaje superheroico, lo que le da un aspecto muy interesante y original como es este choque de géneros que lejos de provocar una reacción en cadena que les anule, los une para crear un ente narrativo donde podamos gozar de ambos mundos. Con la mirada puesta en otros fracasados para presentar personajes y situaciones, será el mecanismo necesario para enriquecer una historia de cierta complejidad y duración sin que se repita y se empalague. Que no se haga cuesta arriba vamos. Esa necesidad de conocer el destino de Jack y su misión, provocará el ímpetu en el paso de las páginas mientras observamos nuevos matices dentro de esta ciudad imaginada que se convertirán en puntos de partida donde a posteriori los creadores puedan gestar nuevas ideas y conceptos (Trifulca mismamente), dando lugar a una suerte de spin offs dentro de una misma serie que es lo que ha hecho de Astro City única en su especie.

Astro City vol II 14-20, Vertigo/DC Comics. Astro City, El Ángel Caído. ECC Ediciones. Cartoné. Color. 223 pags. PVP: 22 €. Fecha de edición: Diciembre 2015.