Crítica: “As de Pique”. Maestro Giménez.
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“Para el As de Pique todo lo que sucedió no fue más que lo común en una misión de rutina, para los siete mil muertos carbonizados, no”
Todos los episodios exploran desde la humanidad el mal de toda guerra y el sufrimiento para los que se cruzan con ella. Ese es el fondo en la mejor forma posible, la de Juan Giménez.
A finales de los setenta, Juan Giménez retomó la actividad profesional en el mundo del cómic a través del género bélico. Lejos de intercambiar escenarios de acción entre tierra, mar y aire, la intervención de Ricardo Barreiro homenajeando a “Amapola Negra” focalizó la atención en el aire a través de un bombardero norteamericano, el B-17. Auténticas fortalezas aéreas que en el contexto de Segunda Guerra Mundial darían para un microcosmos rico y variado. Si todos estos elementos no captan la atención para el amante del género bélico, nada lo puede hacer. Pero donde encontramos el valor a la obra no es en su planteamiento, sino en la certera intuición de Barreiro en señalar a Giménez como apuesta segura para que su idea cobre vida y se convierta en un clásico instantáneo en su época y en un imperecedero a día de hoy.
Más de cuarenta años de su publicación original, el cómic sigue siendo absolutamente completo. Las composiciones y el sentido narrativo de Giménez son maestros. Los ángulos desde donde se toman las perspectivas y el campo de visión son totales y definitivos desde cualquiera de ellos. Se dominan por igual, ya sean en picados, contrapicados, primeros planos o en secuencias fuera de plano. Da igual que provengan del ojo humano o desde la cola o cabina de los bombarderos y cazas. Todas las opciones y posibilidades son exploradas y experimentas por un autor en absoluto estado de gracia. El blanco y negro imprimido no sólo conecta los pequeñas relatos del As de Pique en sintonía con cualquier documental de la IIGM, sino que permite que el uso de las tintas anule cualquier intento de dar color a cualquier momento activo o pasivo de la obra. Las tintas otorgan la fuerza definitiva necesaria para que las explosiones, conflagraciones, bombardeos, muertes y demás circunstancias que en entornos como estos se suceden, hagan ineficaz que sea necesario el color para darle potencia visual y verosimilitud. Es decir, se sobran para ver el dibujo en su estado más puro. La narración es tan perfecta que los textos cubren una necesidad puramente funcional a la hora de presentar personajes y situaciones a fin de que el recurso vital sea el arte de Giménez, donde no hace falta voz alguna. Se agradece que Barreiro supiera cuando hablar y cuando callar.
Pero a nivel artístico lo anterior es un escalón más en una estructura aún más alta. En efecto, si la maestría narrativa no tiene parangón, el estudio técnico de las aeronaves, transportes y armas es de escuela profesional. Y como dice el propio Giménez en la introducción del tomo, sin internet. Se mencionan con detalle los modelos aéreos de las potencias que las desarrollan. Por ejemplo, cual es el punto débil y el fuerte de determinante caza alemán. Que éxito tuvo determinado avión de la industria inglesa y cual se quedó en prototipo. Qué capacidad tiene un bombardeo estadounidense y el motivo de su producción en masa en contra de otros vehículos más dinámicos y económicos. En definitiva, si la tensión dramática de los episodios no fuera ya suficiente y la riqueza y calidad de las historias de los miembros del As de Pique no fueran impactantes, a todo esto hay que sumarle las auténticas lecciones académicas sobre la industria militar aérea de la Segunda Guerra Mundial. Los detalles técnicos desglosados, los datos históricos expuestos y el desarrollo de las historias tan profundas y economizadas en número de páginas, forman una combinación única en el género. Porque reúnen en una única pieza de arte, el mejor entretenimiento que produce el medio, la curiosidad bien satisfecha y el estudio concienzudo de todo lo que enseña.
Para el final dejo la calidad de las historias. Y están a la altura de la excelsa profesionalidad ejecutada en los aspectos técnicos e históricos. Para empezar, es humanamente lo más objetivo posible. No caen en maniqueísmos. Se aleja de la toma de decisión de los generales y de los males con los que comenzó el conflicto y se centra en los pilotos y sus tripulaciones. Con independencia de su nacionalidad. No juzga ni al americano, ni al inglés ni al alemán. Todos son hijos de, maridos de, novios de y padres de. Y todos sufren. Los primeros, activamente en el campo de batalla y los otros, pasivamente, esperando la peor noticia. Barreiro es muy inteligente con el planteamiento de sus personajes, sobre todo teniendo en cuenta que son historias cortas y autoconclusivas. ¿Te ha caído bien tal personaje?, no te encariñes mucho, la muerte se respira veinticuatro horas al día. ¿Te acuerdas del piloto alemán que hizo tal cosa en tal capítulo? Bien, a continuación te voy a contar la misma historia desde el punto de vista del alemán y lo que deja atrás. Conclusión, dolor y muerte de personas que en otro tiempo y lugar serían hermanos. La supervivencia en su estado más puro.
Efectivamente, el peso lo tiene la tripulación del B-17 “As de Pique”, pero no se olvida de las consecuencias terribles que la guerra genera en todos y en todo. Especialmente duro el episodio dedicado al bombardeo de una ciudad alemana, tipo Dresde. Ciudad bombardeada por una decisión estratégica que se llevó por delante miles de civiles. Barreiro y Giménez se marcan un Tezuka involuntario en toda regla con una niña como hilo conductor del drama. ¿Es el As de Pique uno de sus ejecutores?, Si. ¿Se opuso frontalmente a la misión en un relato fantastico-emocional salido de un telefilm para maquillar los hechos y remarcar una especie de épica heroica antibelicista? No. Fríamente, el bombardero protagonista lanzó sus bombas y siguió en línea recta. Este es un ejemplo de lo que encontramos en esta obra. Ejecución de las órdenes recibidas y supervivencia. Y ahí sí está el discurso antibelicista, que todos y cada unas de las episodios exploran desde la humanidad el mal de toda guerra y el sufrimiento para los que se cruzan con ella. Ese es el fondo en la mejor forma posible, la de Juan Giménez.
As de pique, ECC Ediciones. Cartoné (186×2621 mm.), 248 páginas. Blanco y Negro. Pvp: 30 €.