Crítica: «Agente de fútbol», el deporte desde dentro

Ya hemos comentado en múltiples ocasiones la apabullante variedad de tipos de manga que existen en Japón, capaces de tocar todos los géneros imaginables e incluso algunos que no podríamos ni sospechar. Pero muy distinto es verlos publicados aquí, algo que está sucediendo cada vez más gracias a la proliferación y éxito del manga como fenómeno editorial.

Dentro de esa variedad de oferta, antes desconocida, se encuentran obras que son tan curiosas como interesantes y aquí os traemos una de ellas: Agente de fútbol, de Nohuda Tatsuki, gracias a Editorial Hidra dentro de su sección dedicada al manga, Hidra Manga.

Es una de las nuevas licencias de la editorial, que apuesta por la diversidad de temáticas en su catálogo y por la adquisición de obras que cumplan unos estándares de calidad altos y sean completamente inéditas en nuestro país. El fútbol siempre está de moda y sobra decir el tirón que tiene como deporte rey, así que no es el primer manga que vemos sobre esta disciplina deportiva… pero sí es el primero que la afronta desde esta perspectiva.

Aquí se «habla» fútbol, pero no desde el punto de vista del deportista, el delantero carismático o el portero imbatible… Ni siquiera como en Ted Lasso, desde el lugar del entrenador. No, aquí lo hacemos desde una figura semi-desconocida pero de trascendental importancia: el agente. Ese tipo de traje y corbata que se encarga de representar a los jugadores (y a los entrenadores), negociándo contratos para que sean todo lo favorable posible para su cliente o dando la cara por él. Pero hay mucho más, y lo vamos a descubrir en este manga.

Porque una vez que te enfrascas en la lectura de Agente de fútbol descubres que el oficio aquí mostrado es más complejo, apasionante e interesante de lo que podíamos imaginar. Nohda Tatsuki nos mete en las oficinas de una empresa que se dedica a la representación de deportistas, y nosotros acompañaremos al novato, Yasuda, en sus primeros pasos como agente. Debe convencer a un futbolista para que se someta a pruebas médicas y no arriesgue su salud, con el fin de proteger su carrera deportiva y, de paso, sus propios intereses como representante. Debe convencer a unos suegros quisquillosos para que dejen marchar a su yerno e hija a un país extranjero, pues un equipo europeo ha realizado una generosa oferta. Debe otear jugadores amateur y acompañarlos y asesorarlos en su ascenso hacia las ligas profesionales.

En definitiva, el día a día de un agente de fútbol, que nos revela los entresijos de esta singular profesión. pero ojo, no faltarán los dramas y las traiciones, porque las ambiciones personales muchas veces chocan con las relaciones de amistad. Yasuda descubrirá todo, absolutamente todo, lo que signica entrar en este oficio… y de paso nosotros lo descubrimos también.

Esa es la habilidad del autor. Mediante una narrativa sencilla y asequible nos introduce en un mundo que, a priori, pensaríamos extraño y frío, lejano y burocrático. Él lo humaniza y lo transforma en una gran historia donde la la generosidad y la candidez de Yasuda contrastan con ese mundo de negocios, pero a la vez encaja a la perfección… porque tras tanta burocracia y papeleo siempre hay personas. Ese mensaje traspasa el manga y llega al lector.

Con su dibujo y narrativa convencional conseguirá acercarse al lector casual que se atreva a leer Agente de fútbol, pues se trata de una temática, de un deporte, que seguro atraerá a público ajeno al medio. Y, como lectura inicial, es totalmente recomendable, tanto por su sencillez de lectura como por su interesante historia.

Los cinco capítulos que componen este primer tomo tratan cada uno distintas casos y presentan distintos clientes, cada uno con su propia historia detrás y su trasfondo. Sirve de excusa para ahondar en ese carácter humano que mencionábamos y que, habitualmente, no vemos desde fuera.

Una licencia manga muy interesante por su propuesta en apariencia heterodoxa e inaudita, pero que una vez se lee se transforma en un viaje muy entrañable y cercano… y de paso nos explica como es este oficio. Tatsuki lo hace usando nombres y clubes ficticios, pero lo que cuenta de fondo es real. Las ligas japonesas y su idiosincrasia, los problemas familiares y laborales que puede causar a un joven dedicarse en exclusiva al fútbol, las traiciones administrativas. Mil cuestiones que se nos escapan a los que somos ajenos a ese mundo y que, en realidad, son muy interesantes.

Personalmente, no soy muy aficionado a este deporte, y sin embargo la obra de Tatsuki me ha encantado por esa humanización y cercanía. Ni imagino como y cuanto puede gustarle a alguien que viva con pasión este deporte.