Crítica “Drive”: Historia de un Hombre

No cabe la menor duda de que el 64º Festival de Cannes de este año recién concluido, va a ser recordado como uno de los más sobresalientes en cuanto a la calidad de sus películas en concurso (y fuera de él). Repasando años anteriores, de todo el conjunto siempre había un par de obras destacadas que sobresalían del resto, pero en este 2011, hemos tenido la fortuna de disfrutar de un buen e interesante puñado de películas de una calidad extraordinaria, partiendo desde la mejor obra del año y gran triunfadora “El Árbol de la Vida” de Terrence Malick, hasta la apabullante “Melancolía” del polémico Lars Von Trier. Entre medias quedan otras obras notables como “The Artist”, “La Piel que Habito” del manchego Pedro Almodóvar, o esa deliciosa sorpresa que fue “Midnight in Paris” del maestro Woody Allen. Desde el mes de Mayo hasta hoy, las carteleras del país han ido estrenando con cuentagotas parte de las obras participantes del festival, siendo “Drive”, del director Nicolas Winding Ref, la última que nos ha llegado.

Seguramente, “Drive” no pueda reunir tantos adjetivos elogiables como las obras antes enumeradas han conseguido tanto por parte de la crítica como del público, pero nos queda a cambio una película poco convencional. Rara. Driver (Ryan Gosling) es un tipo que lleva una doble vida: durante el día trabaja en un taller reparando coches y de vez en cuando, actúa como especialista de escenas de riesgo. Por la noche, hace de chofer para ayudar a huir a bandas de ladrones, utilizando para ello su gran pericia al volante. Un conjunto de sucesos, provocarán que se vea envuelto en un turbio asunto de dinero que amenazará su vida y la de aquellos que más quiere.

Vista así la sinopsis, parece claro que no nos vamos a encontrar con nada nuevo y es más, se puede llegar a tener la impresión de que “Drive” pueda ser una típica película de acción trepidante y cero contenido. Pero basta con ver la introducción para espantar las posibles dudas. Diez minutos largos donde podemos ver un robo y la posterior huida de la policía. Una huida silenciosa, con un partido de baloncesto como único acompañamiento y la cámara centrada prácticamente en la inmutable cara del protagonista. No ocurre nada, nadie dice nada, ni siquiera vemos nada de la persecución. Lo único que interesa es presentar al protagonista, su habilidad al volante y su impasibilidad. Diez minutos que sin duda conforman la parte más destacada de la película.

Nos queda “Drive” como una película lenta, en la que la poca pero violenta acción queda relegada a puntuales momentos del devenir de la obra. Durante casi una hora somos partícipes del nacimiento y desarrollo de una historia de amor entre dos personas extrañas: una enamoradiza chica y el frío protagonista. Una historia que transcurre con normalidad, sin sobresaltos, en la que reina más el silencio que el diálogo y donde una acertada banda sonora se encarga de crear una solemne atmósfera. Solo hacia los últimos treinta o cuarenta minutos, se comenzará a desentumecer para dar sentido al inicio de la película e introducir una leve trama mafiosa. Y es en este momento, cuando te das cuenta que la romántica historia antes narrada no era sino una excusa para desarrollar a Driver, para profundizar más en su imperturbabilidad y provocar en este una reacción  ante una amenaza exterior.

¿Qué es entonces “Drive”? “Drive” es la historia de un antihéroe. La historia de un hombre sombrío, frío, que aspira a sobrevivir, a pasar su existencia en las sombras sin molestar y esperando no ser molestado. Ryan Gosling realiza un papel sensacional en esta película y da lo mejor de sí para conformar a ese extraño e hipnótico personaje llamado Driver, alma y eje alrededor del cual gira todo, capaz de contagiar su forma de ser al transcurrir de la trama. Este carismático personaje, junto a la banda sonora compuesta por Cliff Martinez y la excelente fotografía que conforma este premiado trabajo de Nicolas Winding, son los tres elementos por los que merece la pena visionar esta película, que si bien se encuentra por debajo del nivel de las obras citadas en el primer párrafo, posee un nivel artístico notable y un desarrollo correcto que según la situación, puede tirar más al sueño que al halago.