Crítica: «Chorizos. Atraco a la Española», la caricatura de una sociedad
Resumen de la Crítica
General
Guión
Dibujos
Personajes
Historia
Edición
Realidad aumentada
Genial retrato de nuestra sociedad en su momento actual, con mucho humor y cinismo.
El género humorístico siempre ha tenido grandes exponentes y creadores en nuestro país, donde talentos como Ivá, Ja, Vázquez o el incombustible Ibáñez son solo unos pocos ejemplos. Si al humor le sumamos la crítica social, económica o política… la lista se reduce, pero no mucho. Y es que es cierto que somos un país diferente en el que los temas que parecen estar ahora de moda (corrupción, grandes estafadores, manipulaciones estatales) siempre han estado ahí… y, paralelamente, esos grandes autores del cómic humorístico, han sabido retratarlos y presentarlos a sus lectores.
En un momento tan convulso como el actual estas publicaciones no podían echarse atrás y, pese a veladas censuras (o no tan veladas) se sigue criticando y exponiendo con sorna esta caterva de delincuentes que solemos tener en puestos de poder. No seguiré por aquí, no es mi intención encenderme con esto, por más que me lo pida el cuerpo.
Lo realmente interesante es ver como este género sigue vivo y sigue alimentando no solo a autores ya consagrados y encallecidos, sino que aporta ideas y provee de argumentos a nuevos autores, que entran con fuerza y son capaces de elevar al cubo esa crítica humorística. Es el caso de Ricardo Vilbor y Ricar González, autores de este genial cómic (o novela gráfica) publicado por Grafito Editorial y que lleva por título Chorizos: Atraco a la española. Un título que, por cierto, habla por sí mismo.
En sus más de 130 páginas vamos a encontrar una delirante historia en la que un grupo de individuos decide robar el casino de Montecarlo. Así, con un par. Comandados por un político corrupto recién salido de chirona (Manolo Terroba) emprenderán esta loca misión empujados por la necesidad a la que son abocados por la crisis. Y es que Chorizos nos retrata a todos los que vivimos en esta nación española, seamos o no afectados por la susodicha crisis. El obrero en paro, la pareja de ancianos al borde del desahucio por avalar la compra del piso de su hijo a un precio desmedido, los afectados por el ere de turno, los manifestantes vapuleados por las fuerzas policiales y criminalizados por la prensa partidista, los zombificados por la tele basura, los fachas, los anarquistas de salón, los soñadores…
Esto es algo que ya advierte Sergio Bleda en su fenomenal introducción, y es que Chorizos es un espejo deforme en el que aparecemos todos. Un espejo deforme… pero espejo, al fin y al cabo.
La manera elegida para narrar la acción es mediante flashbacks… desde el comienzo ya están los protagonistas siendo interrogados por la policía monegasca y, a través de sus confesiones, nosotros vamos recomponiendo los acontecimientos y descubriendo el juego de intereses y motivaciones que genera y activa todo. Los autores recurren al uso del color para diferenciar si los sucesos acontecen en España o en Mónaco, siendo el marrón el color predominante en la acción que transcurre en nuestro país y usando un «más elegante» tono azulado para aquellas escenas que se desarrollan en Mónaco.
Ricar González se desenvuelve maravillosamente como dibujante de «monigotes», como retratista de estos personajes caricaturescos que destilan constantes referencias visuales… continuos «este me suena». Personajes reales de la política nacional e internacional ponen cara a las decenas de extras que aquí y allí aparecen. Con un estilo limpio y sencillo, huyendo de cargantes composiciones de página ni exageraciones artísticas, se nos muestra cada escena solo recurriendo a lo esencial y a la caricatura. Porque de eso se trata, de caricaturizar. Algo que también consigue Ricardo Vilbor con sus guiones, llenitos de referencias constantes a nuestra cultura y a nuestra penosa situación (económica, social y de valores) que incluso llega a hacernos reír… por no llorar. Es cierto que a veces el sistema empleado de constantes cambios de tiempo y lugar puede despistar un poco (ahí resulta fundamental el inteligente uso del color que antes mencionábamos, para separar localizaciones), puede resultar algo confuso en contraste con lo sencillo de la historia… pero no entorpece ni encalla el avance fluido de la divertida trama y ayuda a que no sea, como pasa en otras obras de humor, una simple sucesión de gags. Además, la trama ideada por los autores solo se comprenderá una vez finalizado en tomo… cuando todos los cabos se aten y nos muestren el inesperado final de múltiples matices y motivaciones. Os adelanto que supera lo que podías imaginar. Seguro.
La edición física del cómic es simplemente grandiosa. Grafito Editorial cuida con mimo sus publicaciones y prefiere calidad a cantidad. Como ya pasaba con su anterior publicación Cazador de Sonrisas, se presenta en un tomo de lujo con numerosos extras e incluso, regalos… una lámina firmada por los autores y un panfleto político de los dos partidos más «importantes»: el PoPo y el PaSoTa. Podéis adquirirlo en librerías y también en la web de Grafito Editorial, de forma física y también en formato digital a un precio irrisorio.
En conclusión, tenemos ante nosotros una bofetada de realidad que Ricardo y Ricar nos dan con una mano, al mismo tiempo que con la otra nos ofrecen una de las obras más divertidas que he leído últimamente y que me hacen anhelar nuevos trabajos de esta pareja de autores, que me vuelva a hacer reír y, por qué no, reflexionar.