Valoración
Valoración de los Usuarios 4.8 ( 2 votos)
Han pasado 20 años (!!) desde su estreno, pero esta impresionante película animada sigue siendo tan emocionante, emotiva, divertida, épica y espectacular como el primer día. Una de esas cintas que son, sencillamente, perfectas. Una Obra Maestra imperecedera.
Desde los instantes iniciales queda claro que ésta cinta tiene algo especial. Con las primeras notas de la ESPECTACULAR banda sonora intuimos que estamos claramente ante un cuento de hadas, pero hay un «algo» en ésa música que le da un toque tenebroso, oscuro. La sensación de grandiosidad que solo Disney sabe transmitir está presente desde el primer segundo. Entonces una voz en off nos informa, a través de vidrieras, de que un príncipe no muy amistoso ha sido transformado en una bestia. Impresionante la forma en que nos informan de las reglas del hechizo que provoca esta situación: Directa, clara, dura, sin concesiones. Pocos inicios de películas se me ocurren que creen semejante atmósfera, que emocionen, que hechicen, que transmitan fantasía y oscuridad a la vez, que pongan los pelos de punta y corten la respiración de la misma manera en que lo hace el de este film. Me llama la atención que en éste magistral prólogo no nos muestren ni al príncipe (sólo se le insinúa, mediante un cuadro, un par de veces durante la peli) ni cómo se transforma en bestia, no vemos la magia en todo su esplendor. Aún no es el momento. Para verlo tendremos que esperar al antológico final.
Mientras tanto, comentemos las virtudes que hacen única a la cinta, que son muchas. Para empezar, la inusitada profundidad de los personajes principales y el carisma de los secundarios. Fijémonos en el trío protagonista:
Bella. Probablemente la mejor «chica Disney» jamás creada. Por fin, la Casa del Ratón nos da una mujer fuerte con aspiraciones nada conservadoras. De hecho, es tratada como una friki por su inteligencia y su amor a la lectura. A esto hay que sumar su deslumbrante belleza, pero sin embargo, es una chica sencilla y humilde. Francamente, no enamorarse de este dibujo animado es una misión imposible.
Gastón. Sorprendente la evolución del villano del film. Al principio no es más que un zoquete machista, ególatra e inculto, alguien de quién reírse. Pero poco a poco su crueldad va siendo más y más evidente. Empieza siendo alguien cómico, y termina siendo un malvado aterrador. Pero creíble, lo que hace que sea más espeluznante. Gastón no es un villano que busque poder o algo así. Solo es un palurdo mimado que no soporta un «no» por respuesta.
Y la Bestía. El verdadero protagonista de la película. Esta es su historia, es el quién debe luchar por cambiar. En el prólogo nos cuentan que una hechicera transformó a un guapo príncipe en un monstruo. En realidad, solo hizo que su interior y exterior coincidiesen, pues cuando le vemos por primera vez nos encontramos a un ser egoísta, maleducado, arisco, bruto, impaciente y malhumorado. Sí, al principio de esta historia la Bestia y Gastón son bastante parecidos. Pero los ojos les diferencian. Los de Gastón están vacíos, los de Bestia derrochan humanidad. Debajo de sus muchos defectos, hay ternura. Si a esto sumamos que sus ataques de ira dejan instantes divertidísimos, es fácil cogerle cariño, y eso mismo le ocurre a Bella. Su relación es lo mejor de la peli, pues resulta sorprendentemente natural y creíble que ambos acaben enamorándose. Esto se debe a la magistral evolución de Bestia (que se convierte por méritos propios en uno de los mejores personajes de la factoría Disney), que poco a poco, se transforma en todo un príncipe. La situación se invierte, y vuelve a estar desigual: Por dentro es guapo, y por fuera horrible. Pero, después del emocionante y espectacular enfrentamiento con un Gastón fuera de sí… la escena que he visto millones de veces cuando era niño, OCURRE: Ambos, héroe y villano, mueren (por primera vez, los de Disney van en serio). Bella, por fin, le declara su amor a la Bestia justo en el momento preciso. Silencio. Y la música cambia. Ya no es triste, es mágica, pura emoción contenida. En medio de una lluvia de colores, la inerte Bestia levita, se envuelve con su propia capa, como si de un capullo se tratase (puro simbolismo), y… Primero, la zarpa se transforma en una mano. Luz (pureza) sale de la punta de sus dedos. La música sube. Después, la pata se convierte lentamente en un pie. De nuevo, luz. De nuevo, la música sube. Y por fin… Su enorme y fea cabezota se convierte en un bello rostro que solo vemos durante una fracción de segundo. La música ESTALLA, usando las mismas notas que oímos en el prólogo. El hechizo se ha roto. El Príncipe (sin nombre, no hace falta), desciende y vuelve a la vida. Bella lo reconoce por sus ojos, lo único que no ha cambiado, ambos se besan, y el público solo puede sentir ganas de aplaudir y vitorear. Así de poderosa es la magia de esta Obra Maestra.
En otro orden de cosas, la cinta es un prodigio técnico. De hecho, fue toda una revolución en su momento. Es comprensible, no hay más que ver la fluidez de la animación o la espectacularidad de algunas escenas, en las que se empezó a usar el ordenador (en la famosísima escena del baile, por ejemplo).
También hay que resaltar el genial diseño de los personajes. Especialmente el de La Bestia, que por una vez no es un simple león de pie (como ocurre en la mayoría de las versiones de éste cuento), si no una auténtica «mezcla» de animales diferentes. Hay de todo: Búfalo, león, lobo… Me encanta.
Como ya dije más arriba, la B.S.O. es espectacular, sencillamente perfecta. Romántica, oscura, incluso épica a veces.Y qué decir de los números musicales, maravillosos todos, memorables. Y ayudan a narrar la historia y a profundizar en los personajes.
Y poco más puedo decir. Obtuvo un merecido éxito de crítica y público, incluso fue nominada a mejor película en los Oscars, hazaña sólo repetida por ‘Up’ y ‘Toy Story 3’.
Con ‘La Bella y La Bestia’ los de Disney se superaron, y parecía que no volverían a producir otra joya parecida. Sin embargo sí que llegaron un par de joyas… Incluso una de ellas, protagonizada por cierto león, superó a la de ésta crítica. En nuestra próxima cita hablaremos de la otra joya, una muy diferente a ‘La Bella y la Bestia’, pero de calidad similar. Nos vemos en Agrabah, id subiendo a vuestra Alfombra Mágica y frotad la Lámpara Maravillosa.