Crítica “Amor”: La Puñetera Vida
Resumen de la Crítica
Valoración
Crítica de la película "Amor" de Michael Haneke.
París. Una pareja de ancianos feliz y vital ve como su vida da un vuelco de 180 grados cuando la mujer sufre un infarto que le paraliza la mitad del cuerpo. Quedando prácticamente inválida y con nulas esperanzas de recuperación, la relación entre el matrimonio mutará a la par que la vida de la anciana comienza a marchitarse conduciéndola irreversiblemente hacia la muerte. Y no hay esperanza. Desde el minuto uno de la película, la conclusión queda sobre la mesa. A Michael Haneke no le interesa el desenlace. Lo que quiere es mostrarte lo miserable que es el ser humano, la facilidad con la que el viento se lleva la vida. Dos horas de cine de autor donde te vas a sentir desgraciado, ahogado, impotente ante lo que todo ser humano habrá de pasar alguna vez en su existencia. “Amor” no es una película. Es la vida filmada. Tal cual. Sin efectismos. Cruda. Pura.
Experto es Haneke en provocar sentimientos encontrados en el espectador. Es un maestro en despertar lo más despreciable y ruin del ser humano. Buena prueba de ello es su obra magna (o la más conocida entre el público) “Funny Games”, incomoda pelicula que repugna, que hunde, que llena la boca de bilis y que muestra lo peor de la raza humana. Lo muestra y lo vives en tus propias carnes porque odias, porque sufres, porque te remueve la conciencia. Y lo único que hace Haneke es mostrarte la vida. Lo más repulsivo de ella. La parte que negamos pero que está ahí. Si con “Funny Games” nos mostró la violencia de las personas y con “La Cinta Blanca” la cuestionable inocencia de los niños; en “Amor” somos partícipes de una de las partes más duras de la vida. La decadencia. La pérdida de la vitalidad. La muerte.
“Amor” es una película terrible. Durísima. Es el retrato de una vida fuerte que de la noche a la mañana se quiebra y se marchita hasta alcanzar la senilidad. Y lo hace a fuego lento. Recreándose en el drama de la degeneración. En la pérdida del ser querido. En la negación, el temor y la inevitable aceptación. Con todo esto muchos la podrán tildar de pretenciosa, pero lo que muestra “Amor” es la realidad tal como es. Horrible pero veraz. Triste pero cierta.
Dos puntos brillantes a señalar. Uno es que la totalidad de la película se desarrolla en un mismo escenario: la casa de los ancianos. Impecable el trabajo realizado a la hora de ir avanzando la trama (y el tiempo) sin moverse en ningún momento del hogar. Importante para alcanzar este logro es el continuo y abusivo uso del fuera de campo (técnica larga y elegantemente usada por Haneke a lo largo de su filmografía) forzando la imaginación de espectador. Igualmente importantes en ello son las cámaras fijas, los enmarques y los cambios de perspectivas que desorientan el mapa mental que el espectador pueda crearse de la casa. El segundo punto y sin duda el más fundamental, es el ejercicio interpretativo de ambos protagonistas. La columna vertebral de “Amor” son Jean Louis Trintignant y (sobre todo) la inconmensurable Emmanuelle Riva (que si hay un mínimo de justicia se alzará con todos los premios a los que pueda llegar a ser nominada). Viven sus personajes, los sienten, se lo creen. Te lo crees. Doblar esta película sería (y es) blasfemia por todo lo que perdería.
Bien es cierto que el cine de autor es un cine muy diferente al cine más “convencional” y que su visionado debe realizarse con una actitud muy diferente por parte del espectador. No es un cine fácil de ver y mucha gente lo puede tildar de tedioso (sin que les falte razón). Es otro cine con tanta (o mayor) calidad como el más comercial. Se nota, eso sí, una aceptación cada vez más creciente hacia este cine debido sobre todo al estancamiento de ideas del comentado cine más comercial. Poco a poco va acaparando premios y nominaciones por festivales de todo el mundo. El caso que nos atañe, “Amor”, ha sido reconocida con la prestigiosa Palma de Oro de Cannes 2012 (segunda Palma de Haneke después de “La Cinta Blanca”) y cuenta con cinco nominaciones a los Oscar (mejor película, mejor director, mejor película extranjera, mejor actriz y mejor guión original). Perfectamente podría arrasar en la gala de Hollywood, aunque conociendo la mojigatería de la academia bien podría igualmente irse a casa con las manos vacías (como ya ocurrió con “El Árbol de la Vida” el año pasado). Como sea, para bien o para mal, “Amor” de Michael Haneke, es una de las películas del año. Íntima. Veraz. Desgarradora. Magistral.