La distopía del mes (XXIV): Battle Royale
Battle Royale (2000) es una película japonesa de culto, adaptación cinematográfica de la novela del mismo nombre. Tiene una secuela y un manga, derivados del éxito que tuvo la película.
El director
Kinji Fukasaku revolucionó el cine japonés con su serie de películas Batallas sin honor ni humanidad (Battles Without Honor and Humanity) desde 1973 hasta 1979. Presentaba una visión ultraviolenta y nada honorable de los Yakuza, el crimen organizado de Japón.
Después de esta serie, Fukasaku realizó varias películas para cine y televisión, hasta el año 2000 en que dirigió su más famosa película: Battle Royale. El gran éxito de taquilla cosechado le llevó a dirigir una secuela, aunque murió durante el rodaje y tuvo que ser sustituido por su hijo tras las cámaras.
La trama
A principios del tercer milenio, la sociedad japonesa sufre una escisión entre jóvenes y adultos. Debido a ello, se aprueba la Ley de la Reforma Educativa del Milenio, también llamada Ley BR. Todas las clases de instituto del país entran en un sorteo. La clase ganadora se secuestra y se lleva a una isla desierta, absolutamente controlada por el gobierno, donde han de enfrentarse unos a otros a muerte. El último superviviente podrá volver a casa.
La distopía
Un gobierno autoritario y cruel elabora un extraño castigo para los jóvenes del país. Es una distopía social extrema, donde la vida tiene el valor del espectáculo. Pocas películas plasman una sociedad tan deshumanizada como Battle Royale. En la más reciente Los juegos del hambre (The Hunger Games, 2012), muchos han visto similitudes con la película que nos ocupa, llegando incluso a insinuar que la idea original proviene de la novela Battle Royale.
La crítica
Lo primero que llama la atención de Battle Royale es la música clásica. Le confiere el carácter épico que busca la película. Rápidamente se mete al espectador en el contexto de la historia, y en diez minutos comienza la batalla. Sin perder el tiempo.
La fotografía es oscura y con una baja saturación, generando una seriedad y sobriedad cercana a la realidad. Los decorados y vestuario no son diseñados exclusivamente para el mundo presentado en Battle Royale, sino que se escogen algunos elementos actuales (vestimenta militar, uniformes escolares…) que le confieren cierto aire atemporal.
El ritmo es trepidante, pudiendo llegar a ser confuso en algún momento, pero manteniendo la coherencia narrativa. Además, ofrece ingredientes novedosos en el ámbito del montaje cinematográfico que dinamizan aún más la película, como el contador de muertos.
El actor más relevante de Battle Royale es Takeshi Kitano, admirado director, guionista, humorista, escritor, pintor, diseñador de videojuegos y actor (y puede que alguna cosa más). Creador de Zatôichi (2003), Hana-bi. Flores de fuego (Hana-bi, 1997) y Brother (2000), es un cineasta muy popular. Su trabajo en Battle Royale no es decisivo en la película, aunque arranca alguna que otra sonrisa al espectador. Como curiosidad, destacar que Chiaki Kuriyama, que tiene un pequeño pero interesante papel, fue fichada por Quentin Tarantino para encarnar a Gogo Yubari en Kill Bill. Volume 1 (2003), mostrando la admiración del director por Battle Royale.
La mezcla de momentos violentos o dramáticos con otros delirantes y humorísticos es una de las principales características de Battle Royale. Takeshi Kitano en chándal en mitad de encarnizada lucha por la supervivencia no tiene precio. Un surrealismo profundo subyace a lo largo del metraje, no muy evidente pero constante.
Battle Royale carece de cuidadas interpretaciones, una dirección asombrosa o un guión extremadamente elaborado, pero es imposible despegar los ojos de la pantalla. ¿Será la violencia gratuita o el horror de este futuro distópico?