Análisis de Moons of Darsalon, hilarante retro-salvamento espacial
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Gráficos
Sonido
Jugabilidad
Duración
Muy recomendable
Divertido e ingenioso, aunque a veces demasiado desafiante
¡Los darsanautas están perdidos en las «lunas de Darsalon»!… y a nosotros nos toca localizarlos y acompañarlos hasta un lugar seguro. Cuidado, porque estos personajes no son, precisamente… avispados, y tendremos que guiarles en todo momento para que no mueran o se pierdan por el camino.
Tan sencillo como esto es la premisa del genial Moons of Darsalon, el nuevo juego del estudio español independiente Dr. Kucho Games cuyo «lider» es Daniel «Dr. Kucho» Manzano, apasionado de los juegos retro y DJ de música electrónica. Estas dos facetas se vuelcan sin filtro en el título que nos ocupa, recién estrenado para PS4, PS5, Switch, Xbox One, Xbox SerieS/X y PC.
Una mezcla de Lemmings, Worms y Abe’s Odyssey repleta de referencias, acción, puzles y mucho humor.
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Follow the leader
Ya hemos dicho de qué va el juego y poco más hay que añadir. Somos los rescatadores de esos cortitos seres llamados darsanautas que parecen incapaces de hacer nada por sí mismos. Tendremos que guiarlos a través de cada fase para salvarlos y conseguir, así , pasar a la siguiente. La gracia está en que tenemos que darles órdenes sencillas del estilo «sígueme», «ve a la derecha», «ve a la izquierda» o «espera aquí», y ellos obedecerán siempre… aunque a veces cuestionarán nuestra habilidad con ingeniosos comentarios. La interacción jugador/darsanautas es una delicia y nos reportará muchos momentos hilarantes al tiempo que supone un desafio.
Porque, claro, el camino no será en línea recta. A veces encontraremos alturas insalvables, cauces, puertas e incluso enemigos armados y ahí entrará el plano estratégico, cuando debemos calentarnos la cabeza para saber qué orden dar y cuando darla.
A lo largo de las 30 fases que componen el juego hallaremos también objetos que nos ayudarán. Como una linterna para guiar a nuestros «seguidores» por zonas oscuras… como un blaster para poder hacer frente a enemigos e incluso naves… como un jetpack con el que poder saltar abismos y llegar a zonas remotas (cuidado que se calienta!)… o como una pistola generadora de terreno con el que modificar el entorno creando puentes o desviando caudales de agua. La variedad de objetos y sus distintos usos nos deja mucha libertad para avanzar en las misiones y para explorar nuevos caminos.
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Que no quede ni uno atrás
Porque aunque las misiones, las zonas, son relativamente cortas… rescatar a todos los darsanautas no es precisamente sencillo. Es muy fácil que uno se pierda, bien en la oscuridad o porque sale corriendo de un peligro, pero también es fácil que no llegue alguno a la meta si cae de un precipicio o recibe un disparo enemigo. Muchos factores que controlar y que el juego invita a intentarlo una y otra vez… entre otras cosas porque al finalizar cada zona se muestra un ranking y se nos obsequia con estrellas. ¡Y las vamos a necesitar si queremos desbloquear nuevos niveles!
Si habéis echado un vistazo a las pantallas o al tráiler habréis visto el aspecto del juego. Retro futurista, bebiendo de los clásicos de los ’90, o antes, de aquellos Spectrum, Amstrad o Commodore, usando una paleta de colores forzada y chillona y unos gráficos pixelados muy de aquella época. En los primeros compases del juego, de hecho, es fácil que esto resulte molesto llegando incluso a ser algo confuso distinguir a los personajes del entorno… pero enseguida se acostumbra el ojo y te olvidarás que el juego te permite rebajar ese nivel nivel visual, suavizarlo e incluso cambiar los colores.
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Un apartado sonoro de época
Los más viejunos del lugar notarán como se les humedecen los ojos de la emoción, porque parece que estemos trasteando un título de aquella época. Si tiene hasta líneas horizontales simulando las pantallas CRT y tiene también pantallas de carga con su dibujazo pixelado y sus líneas al margen, imitando el largo periodo de carga de los PCs de la época. No le falta nada para tocarnos la fibra nostálgica… hasta la música, banda sonora que imita, recrea y evoca, esas pistas electrónicas creadas a base de chip MOS 6581 (SID).
Sobre este aspecto destacar que se nota el carácter musical/profesional de Dr. Kucho, porque las piezas son maravillosas y en no pocas ocasiones se inspiran en temazos muy conocidos. Como cuando los darsanautas supervivientes de una fase se ponen a menear su pixelado esqueleto al ritmo electrónico de Pulp Fiction. Impagable.
Tampoco se les ha olvidado incluir voces sintetizadas, las primeras que se escuchaban en un videojuego. Y todo, por cierto como no podía ser de otra forma, en perfecto castellano.
El buen humor que destila el juego llega desde todos esos frentes. Desde la música, desde los chascarrillos que sueltan los personajes, desde las situaciones que te vas encontrando y desde cualquier momento del juego… incluso desde las pantallas de carga o el mismísimo tutorial.
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Gráficos de antes, físicas de ahora
Los coloridos, elaborados y pixelados gráficos 2D se complementan con otros más actuales, incluso en ocasiones apreciaremos momentos en 3D e incluso elementos que evocan películas o series de ciencia ficción. Y todo este festival jugable no podría ser el mismo si no contara con un elemento que era imposible en los juegos de la época que Moons of Darsalon evoca: las físicas. Desde el vuelo y el impulso del jetpack a la posibilidad de mover objetos o crear terreno, esta obra, oda del juego retro, se beneficia en realidad de la tecnología actual.
El juego tiene leves elementos online, como el ranking o la comunidad Discord a la que el título te invita a unirte. También existe la posibilidad de crear niveles nuevos, pero eso se nos escapa ya que solo está al alcance de quien se maneje, más o menos, con el motor usado para el juego, el popular Unity.
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Conclusiones
Amalgamar varias jugabilidades y varios juegos como hace Moons of Darsalon no es fácil y mucho menos hacerlo bien. En una época en la que los gráficos entran por los ojos, Kratos o Wukong mediante, jugársela con esta estética es también muy valiente. Ojalá los jugadores más jóvenes lo valoren y le den una oportunidad, porque a los veteranos nos tiene ganados. Desde luego contiene diversión y humor para tenerlo muy en cuenta, ofreciendo retos que mezclan acción, estrategia y una pizca de suerte.
La época dorada de los juegos indie no acaba nunca. Lo fantástico en este caso, como en muchos otros últimamente, es que esta maravilla de juego se ha desarrollado y producido en España. Así que Moons of Darsalon también evoca, de paso, aquella era en la que Opera Soft, Dinamic o Topo se erigían como algunas de las más ingeniosas y punteras desarrolladoras de videojuegos. Dr. Kucho sigue su legado.