Análisis de Dynasty Warriors: Origins, el musou
Gráficos
Sonido
Jugabilidad
Duración
Musou indispensable
Sin duda alguna el mejor de la saga en todos los aspectos. Omega Force y Koei Tecmo pueden haber encontrado el nuevo camino a seguir con esta longeva serie.
Raro es el año que Koei Tecmo y Omega Force no nos ofrecen una (o dos) entregas de su famoso musou Dynasty Warriors. A esta web hemos traído varios y, como seguidores y disfrutones de este sub-género, lo seguiremos haciendo. Participar en batallas multitudinarias controlando a un gran personaje (pseudo)histórico y recreando batallas míticas de la China fundacional es un placer que no importa repetir.
Y aun dejándonos llevar por toda esa pasión del fan entregado hay que admitir que la franquicia se había estancado. Los intentos de sus creadores por incorporar innovaciones le daban un soplo de aire freso, pero al final todo se reducía a lo de siempre. Un intento de mundo abierto, un intento por crear un juego cambiante y donde las decisiones importan… esta y otras han sido las variaciones incorporadas que no terminaban de cuajar… hasta ahora.
Más o menos a mediados de 2024 se anunció este Dynasty Warriors: Origins, con la singularidad de que ya no íbamos a controlar a grandes guerreros, sino a un personaje desconocido que participaría, por alguna razón, en las batallas más importantes que tantas veces hemos recreado.
Si continuáis leyendo os contaremos si, en esta ocasión, Omega Force y Koei Tecmo han dado en la tecla y han conseguido regenerar la fórmula. Tras pasar incontables horas en el campo de batalla estamos en disposición de hacerlo aunque ya os adelantamos que este es, sin duda, el mejor Dynasty de todos.
Un personaje random, pero poco
Y empezamos con lo que no nos ha gustado del juego. Así para despistar. Se trata del carácter anónimo del protagonista, pues se nos prometió que sería un personaje desconocido, casi una especie de PNJ que «pasaba por allí» y al que tendríamos que convertir de un Don Nadie a todo un Gran Guerrero. Y no es así. Sinceramente yo esperaba un editor de personajes, pero no hay nada de eso, lo único que puedes elegir es el nombre del protagonista a controlar. Este es un guerrero que ha aparecido en el campo de batalla y padece (poco original) una conveniente amnesia.
En los primeros compases del juego haremos «piña» con otros guerreros, mercenarios, para luchar contra los Turbantes Amarillos: Esos revolucionarios que se levantaron contra la tiranía del soberano pero que, al conseguir poder, se han vuelto más peligrosos que el propio Emperador. Y así, formando alianzas cambiantes y avanzando por la conocida historia, iremos recuperando la memoria y terminaremos sabiendo quien somos y cual es nuestro cometido en la cruenta guerra que está destruyendo el país.
Y aquí ya empezamos con las incontables mejoras que trae este juego con respecto a sus predecesores…
Narrativa mejorada. Ahora SÍ nos enteramos
Basado en los míticos relatos de la fundación del Imperio Chino, uno de los mayores problemas de los Dynasty era lanzarnos a bocajarro una miríada de nombres de lugares, batallas y personajes de difícil pronunciación occidental. Y todo se complicaba cuando interactuaban entre ellos con alianzas, traiciones, combates, muertes, etc. Sin embargo, con esta nueva entrega, eso se reduce muchísimo ya que la narrativa está más y mejor trabajada.
Al empezar de cero, nuestro protagonista está tan perdido como nosotros y los personajes que aparecen en la aventura se irán presentando, poco a poco. Nos da tiempo a conocerlos, charlando con ellos, a través de escenas de vídeo o de escenas estáticas en el mapa del mundo. Lo interesante es que todo sucede de manera fluida, con lógica, explicado con detalle. De esta manera también se vuelve un juego más inmersivo y consigue que cada batalla se viva con más intensidad.
Para remarcar esto (las batallas) antes de comenzar una tendremos que reunirnos con nuestros generales aliados en torno a una mesa y un mapa. Allí se comentará la estrategia a seguir, a quien hay que proteger, a quién eliminar y qué defender. Preparativos que además de necesarios consiguen crear un clima de tensión ideal antes de empezar la acción.
Y así vamos avanzando por la historia bélica de esta China ancestral.
No solo de grandes batallas vive el héroe
A diferencia de los otros Dynasty, que casi todos se centraban en esas batallas históricas, aquí tenemos escaramuzas, misiones, pequeñas batallas, duelos… Y para no cometer el error de incorporar un fallido mundo abierto se ha optado por incluir un «mapa del mundo» al más puro estilo JRPG. Con solo pulsar un botón se desplegará un mapa y sobre él una miniatura de nuestro personaje. Podremos ver lugares de interés como ciudades, puntos de acceso/viaje rápido, poblados, etc. y dirigirnos a ellos, a pie o a caballo, recorriendo este mapa con nuestro protagonista como si de un gigante se tratara.
Sobre este «mapa del mundo» se iluminarán zonas que marcarán pequeñas misiones a cumplir. Son en realidad batallas a una escala menor con objetivos muy concretos, tales como acabar con todos los oficiales de un regimiento, eliminar a los piratas que atacan tal ciudad o cosas similares. De vez en cuando veremos también sobre el mapa las miniaturas de otros personajes, así que nos tocará acercarnos y hablar con ellos. Nos darán misiones a cumplir, nos entregarán objetos o, también puede ser, nos propondrán retos que, al conseguirlos, serán canjeados por puntos para invertir en el inevitable árbol de habilidades.
Con toque RPG
Porque sí, este Dynasty tampoco se escapa del elemento rolero que es ese árbol de habilidades con el que podemos conseguir mayor poder de ataque o defensa, mejoras en nuestra montura y una buena cantidad de añadidos más. Por otra parte, cada vez que subimos de nivel nuestros parámetros aumentan automáticamente, así que en este aspecto poco más podemos controlar.
Por supuesto, el juego ofrece un montón de armas distintas, cada una con sus ataques (y ataques especiales) y que podremos potenciar. Comenzaremos con una espada y, poco a poco, iremos obteniendo las demás. pero paciencia, porque el juego se cuida muy mucho de dar sus opciones a cuenta gotas. De hecho, para llegar a comandar y dar ordenes a nuestros regimientos tendremos que esperar casi a la mitad del juego.
Otra cosa que se obtiene de manera fraccionada son los objetos (nos podemos equipar hasta con cuatro), así como unas reliquias que nos potencian y, lo más importante, los cuatro ataques especiales. Hay un montón por cada arma y hay otros ataques que se pueden equipar en cualquier arma, así que la combinación de estos ataques especiales es muy variada y cada jugador usará los que más le sirvan en sus estrategias o los que más le gusten visualmente. Porque son espectaculares de ejecutar.
Una delicia de combate
Dynasty warriors: Origins ya no es un machaca botones. Eso de darle repetidamente al ataque, al ataque fuerte y ver como vuelan los enemigos se ha acabado. Los soldados ya no se paran, sin atacarnos, mirándonos fijamente. No. Ahora son peligrosos y pueden detener tus golpes o matarte a flechazos si no vas con cuidado. Además, seguirán las órdenes de sus generales y te pueden hacer una carga o atacarte de manera coordinada. No es que sea una locura de IA, pero es lo suficientemente solvente como para conseguir que las batallas sean más intensas y difíciles.
Los oficiales o los generales enemigos también han mejorado y cambian sus ataques, se protegen, etc… nada que no pueda solucionar un ataque contundente, un ataque musou cargado (con animación espectacular) o un buen parry. Sí, ya tenemos aquí los parry. Si paramos o si esquivamos en el último frame la acción se ralentiza y ganamos energía y unos segundo fantásticos para recomponernos. También hay ataques que solo podrán ser detenidos con este parry o con una combinación de botones.
Como vemos, el combate se ha «modernizado», se ha hecho más dinámico, estratégico e interesante. Si a eso le sumas la variedad de armas, de golpes y de especiales (algunos ataques se pueden combinar con los aliados), tenemos el mejor sistema de combate de todos los Dynasty.
Durante los enfrentamientos nuestros aliados serán también determinantes. Actúan de la manera prescrita en los preparativos de batalla, eso sí. Lo que también podemos hacer es elegir un compañero, que no se separará de nosotros y al que tendremos que cuidar.
Gráficamente brutal
Ya pudimos ver en la demo que esta entrega tenía un aspecto visual renovado. El juego lo confirma. Lo detallado de su aspecto, limpio e impecable, se mantiene incluso cuando hay cientos y cientos de personajes en pantalla. Sobrecogen esos momentos en los que avanzamos junto a un ejército y vemos, a lo lejos, como nos espera el ejército enemigo. Gritos de ánimo, el galopar de los caballos y al final el choque de dos frentes. Brutal.
Los escenarios, los campos de batalla, son variados en todos los sentidos. Encontramos el típico llano sobre el que batallar, pero también hay bosques, laderas montañosas y caminos, habilitando distintas alturas. Hay poblados con sus calles, fortalezas y hay, por supuesto, palacios con sus pasajes ocultos y todo. Los elementos decorativos son por lo general destruibles y debemos echarles un ojo porque en muchas ocasiones contienen consumibles que nos rellenarán la vida. Los escenarios cambian también, en cierta forma, debido a una peculiar habilidad de nuestro protagonista ya que posee una especie de «visión mágica» con la que detectar zonas ocultas, trampas e incluso «leer» la vida y la localización de enemigos poderosos.
Lo hemos jugado en PS5 y la caida de frames es imperceptible. El juego te ofrece las típicas modalidades de rendimiento o calidad de imagen. Sinceramente, no hemos encontrado diferencias porque en ambas se ve espectacular.
Detalles como las variadas fisonomías de los soldados (ya no tienen todos la misma cara! ni siquiera la misma altura!), como los cambios en el clima, o como las músicas y efectos sonoros hacen de este un juego muy pero que muy disfrutable.
Concluyendo
Quedarían muchas cosas aun por contar. Como el hecho de que algunas misiones no sean solo batallas, sino misiones de escolta o aquella en la que debemos escapar mientras nos persigue un enemigo imbatible, dando variedad y aportando ese toque cambiante que contribuye a sentir el juego más dinámico, más accesible y menos mecánico.
Y aunque queda mucho margen de mejora, este es un camino muy acertado. Es todo un logro cambiar y modernizar el corazón del juego (sus batallas multitudinarias), agilizar su narrativa y, sobre todo, hacerlo sin perder la esencia de esta longeva saga. Aun habiendo disfrutado los Dynasty de años previos, este es el que de lejos nos ha dejado con mejores sensaciones llegando incluso a recuperar aquellas que sentíamos las primeras veces que jugábamos a un Dynasty.
Y los que solo probasteis la demo… tranquilos. El juego no es tan complicado y, cuando llegas a la batalla que se podía disfrutar en la mencionada demo, ya vas con el personaje potenciado y con el rodaje suficiente como para afrontarla con garantías. Si te descargaste la demo, esa batalla la sufriste… con el juego completo, la disfrutas.
Dynasty Warriors: Origins ha conseguido revitalizar un género y un juego único.
Está disponible en PC, Xbox SerieS/X y PS5, donde nosotros lo hemos jugado por cortesía de Plaion.