La distopía del mes (XLIII): Lemmy contra Alphaville
Lemmy contra Alphaville (Alphaville, une étrange aventure de Lemmy Caution, 1965) es una película dirigida por Jean-Luc Godard y protagonizada por Eddie Constantine y Anna Karina. Esta obra se alzó con el Oso de Oro a la Mejor Película en la Berlinale.
El director
Jean-Luc Godard es un director de cine muy conocido por pertenecer al movimiento llamado «Nouvelle Vague», al igual que François Truffaut, de quien hemos hablado en el reportaje dedicado a Fahrenheit 451 (1966). Al igual que Truffaut o Rohmer, comenzaría su carrera colaborando en la mítica revista Cahiers du Cinéma, donde se cuajaría todo el espíritu de esta nueva ola. Jean-Luc Godard tuvo en la década de los 60 su etapa más reconocida con obras como Vivir su vida (Vivre sa vie, 1962), Pierrot, el loco (Pierrot le fou, 1965) o Al final de la escapada (À bout de souffle, 1960). A partir de entonces, y hasta una década después, este director parisino se centraría en realizar obras cinematográficas dedicadas a popularizar el maoísmo, teoría hacia la cual sentía una gran afinidad. Desde los años 80, Godard produce cine convencional. En 2014 ganó el Premio del Jurado de Cannes gracias a Adiós al lenguaje (Adieu au langage, 2014), y, con más de 80 años, continúa involucrándose en proyectos cinematográficos.
La trama
Un agente secreto es enviado a Alphaville, donde debe encontrar a dos personas y acabar con fundador del sistema que impera allí. Durante su estancia, se podrá a prueba su capacidad de reacción ante la sorprendente forma de vida de sus habitantes, así como su tenacidad para cumplir su misión.
La distopía
Aphaville es una ciudad situada en un lugar indeterminado del espacio exterior. Tras varios experimentos fallidos, es en Alphaville donde resulta exitosa la implementación de un sistema social carente de todo sentido para el foráneo. Las máximas de Alphaville son: silencio, lógica, seguridad y prudencia. De entre todas, la lógica quizá sea la más llamativa, ya que los comportamientos de sus habitantes se basan en unas leyes sociales completamente desnaturalizadas. Toda muestra de sentimientos o espontaneidad está literalmente prohibida. Unas autoridades tan poderosas como indefinidas controlan cada detalle. Hay una sensación continua de que todo está vigilado y monitorizado, y el fantasma de una guerra nuclear está presente en cada esquina. Bienvenidos a Alphaville.
La crítica
En el mismo inicio de Alphaville el espectador se percata de que no está ante un tipo de cine convencional. Un narrador con una voz extremadamente singular lanza una serie de mensajes que, – en vez de poner en situación al espectador – buscan generar inquietud. La acción comienza durante la noche. Una noche oscura, silenciosa y eterna. Alphaville está rodada en blanco y negro, y una fotografía de corte experimental hace que las sombras inunden la pantalla. La música que acompaña a la historia es muy dinámica, y consigue intensificar la intriga que plantea Godard.
En cuanto a Alphaville, en el sentido estético no se aleja demasiado de cualquier otra población, excepto en la carencia de cualquier cosa que desentone con el carácter taciturno de la ciudad: ni un niño gritando, ni un borracho dando tumbos, ni una risa, ni un llanto. Simplemente nada. De hecho quizá la palabra que mejor defina Alphaville es asepsia. El diseño de decorados es inexpresivo, las cosas tienen una naturaleza puramente funcional. Ningún elemento con finalidades estéticas es incorporado. Sencillamente, no tiene cabida en Alphaville.
Eddie Contantine da vida a Lemmy Caution, personaje principal de Alphaville. Ésta no es ni la primera ni la última vez que personaje y actor se dan la mano. De hecho, no se puede entender el uno sin el otro. Eddie Constantine es un actor norteamericano que probó fortuna por Europa. Estando en París, aceptó el papel de un detective llamado Lemmy Caution, con el que protagonizó varias películas de Serie B, que gozaron de cierta popularidad. Godard fichó al actor (y al personaje) para Alphaville, con lo que Eddie Constantine vio catapultada su fama, llegando a trabajar con directores tan dispares como Lars Von Trier en Europa (1991) o con Jesús Franco en Cartas boca arriba (Cartes sur table, 1966). Su última aparición como Lemmy Caution fue en otra obra de Godard, Alemania año 90 nueve cero (Allemagne 90 neuf zéro, 1991). Constantine tiene una forma de actuar pausada y calmada, pero con una seguridad y expresividad sorprendentes. De hecho, Alphaville es todo un reto interpretativo para Eddie Constantine y su compañera de reparto Anna Karina (habitual en las películas de Godard), ya que es un producto atípico en el que se producen con frecuencia situaciones que ponen a los actores a prueba.
Godard es uno de los máximos exponentes de la nouvelle vague, y eso se traduce en una búsqueda de nuevas formas de intepretar el lenguaje cinematográfico. Ese es el motivo de los planos con ángulos incómodos, primeros planos cerrados mirando a cámara, acción fuera de plano… Ciertas técnicas, a pesar de ser muy eficaces y llamativas, no han conseguido integrarse en el cine de hoy de en día y siguen relegadas (inexplicablemente) al cine más independiente.
Con todos estos ingredientes, cabe destacar que Alphaville puede contemplarse desde infinidad de puntos de vista, desde una obra de corte experimental hasta una entretenida historia de villanos y detectives en clave distópica . El formato (más cercano al arte que al cine convencional), no debe alejar al potencial espectador, sino atraerlo para que pueda disfrutar contemplando nuevas formas de contar viejas historias.