Crítica: «Darkest Dungeon II», lucha, sufre y triunfa
Gráficos
Sonido
Jugabilidad
Duración
Muy recomendable
Juego duro y exigente que, cuando se entiende y domina... engancha como pocos
El primer Darkest Dungeon llegó solo a los ordenadores, allá por 2015, convirtiéndose en juego de culto gracias a su estética, su original propuesta de gestión de héroes y la exploración de mazmorras que se generaban proceduralmente… bueno, y gracias también a esa endiablada dificultad que solo lo hacía asequible a los jugones más versados.
Su secuela se ha podido jugar en Epic Games Store desde 2021, incorporando novedades interesantes que abajo comentamos y, aprovechando el éxito del título, ha dado su salto a consolas de manera digital y, gracias a Meridiem, lo hace ahora en formato físico para Xbox Series X, PS5 y Nintendo Switch.
Un mundo retorcido lleno de peligros y cuatro héroes embarcados en una peligrosa misión por etapas. Prepárate a sobrevivir en Darkest Dungeon II.
Un mundo corrompido
El juego comienza sentando bien sus intenciones. Lo primer que te muestra son unos párrafos en los que te advierte de su dificultad, de que vas a morir muchas veces… pero te alienta a no desfallecer y, con la persistencia y la experiencia, finalmente, alzarte con la victoria. Todo un aviso a los jugadores más incautos que ya pueden imaginarse el infierno que les espera. Casi literalmente.
Los primeros momentos en Darkest Dungeon II son muy desconcertantes, básicamente porque su información te abruma. Por un lado está la historia que un narrador omnipresente se encarga de contarte, avisándote de que debes llegar a La Montaña para acabar con el gran jefe del juego… pero llegar a dicho lugar no será fácil pues antes debemos recorrer otros escenarios repletos de enemigos y amenazas.
Ese itinerario no puede ser interrumpido, no se puede acabar la incursión y, si lo haces bien porque te retiras por voluntad o porque te han vencido, debes volver al inicio. Pero no lo toméis a mal, ya que cada incursión es tan divertida e intensa que pronto asimilas estas «reglas del juego» que a priori parecen tan rígidas.
Cientos de variables en combate
La intensidad de las primeras partidas también resulta abrumadora por las cantidades de variables y posibles que maneja el juego y que es interesante (o necesario) conocer. Vamos a explicarlo un poco por encima, para no desvelar demasiado y para evitar que esta entrada sea eterna…
Bien, empezamos un una zona neutral en la que debemos elegir a los cuatro personajes que formarán el grupo en nuestra incursión. Solo hay cuatro al principio, pero se pueden desbloquear muchos más y a todos ellos les podremos hacer evolucionar. Como son combates por turnos y la formación es en fila, tendremos que vigilar a quien ponemos en vanguardia o en retaguardia. Por ejemplo, delante debemos colocar un guerrero rudo que aguante bien los golpes y, detrás, alguno que pueda atacar a distancia. Dejamos también el último puesto para aquel que haga, por ejemplo, labores de curación. Y ya solo con esto damos una muestra de lo importante que es la estrategia y la planificación.
Antes de cada etapa de la incursión podemos descansar en una posada y allí comprar objetos, curarnos, equipar nuestro carruaje (medio de transporte con el que nos moveremos por las distintas zonas), contratar un mercenario, etc. Esto lo pagamos bien con las monedas que conseguimos en nuestros viajes o con las velas que obtenemos al hacer ciertas cosas. Las velas son el elemento más importante del juego ya que canjeandolas mejoramos a nuestros personajes, desbloqueamos nuevos, etc.
Vale pero… ¿como se juega a esto?
La manera de jugar a Darkest Dungeon II es a la vez sencilla y compleja. Como hemos dicho nuestro objetivo es superar unas etapas para poder acceder a la etapa final y enfrentarnos al gran jefe. Esas etapas previas tienen nombres tan alentadores como El Enredijo, La Urbe, etc y cada una cuenta con sus propios enemigos y comparte otros. Viajamos por las etapas montados en nuestro carruaje y avanzamos por un camino prefijado que en muchas ocasiones se divide y tenemos que elegir por donde ir. A la izquierda de la pantalla podemos desplegar un mapa del lugar para valorar qué camino tomar: por ejemplo… en el camino de la derecha hay pocos enemigos pero pocas recompensas, por el del centro nos topamos con un boss y por el de la izquierda encontramos un mercader pero también un cubil con monstruos.
Las decisiones son vitales y a lo largo del camino tendremos que valorar si nos conviene luchar, escapar o arriesgarnos. Los combates son difíciles y los enemigos no dan tregua, además que las curas no son muy abundantes y los recursos, limitados. Por eso siempre hay que valorar y que hilar fino… y rezar, para poder llegar de una pieza a la posada a descansar hasta la siguiente etapa.
Combates por turnos contra seres aberrantes
Los combates se desarrollan por turnos, puro RPG. En ellos influye tanto las habilidades y debilidades de nuestros personajes como otras variables, por ejemplo, la relación que hay entre ellos. Si dos personajes se odian, eso mermará el combate o, si por el contrario, se aman, aumentará sus posibilidades. Pero cuidado, que si dos aman al mismo personaje, comenzarán los celos y los malos rollos. Otro ejemplo de la profundidad de juego que ofrece Darkest Dungeon II.
Importantísimo en los combates son los tokens. Nos informan de potenciadores o de mermas en nuestros luchadores y en los enemigos. Por ejemplo, si un enemigo tiene el token de contraataque, es mejor no golpearle o, si un personaje nuestro tiene el token de aturdimiento o sangrado, será interesante que nuestro «curandero» se lo quite de alguna manera. Y tokens hay para aburrir, muchísimos. Pulsando un botón durante el combate se despliega una pizarra con cada token y su significado, pero hay muchos que no aparecen en dicha pizarra, sobre todo cuando combatimos con jefazos.
Y si hasta aquí hemos comentado mucho sobre la profundidad que encierra el juego en cuanto al combate… pues hay mucho más. Cada personaje tiene sus propios ataques y movimientos, que se irán ampliando conforme accedamos a sus recuerdos. Esto lo haremos en unos santuarios que encontraremos por el camino y en los que se nos narrará parte de su historia, a veces con divertidos minijuegos. Una vez superado dicho recuerdo, se sumará al inventario del personaje un nuevo ataque o poder.
Escenarios cambiantes
Nos preparamos y subimos al carruaje para comenzar la etapa. Llegamos a la posada y nos preparamos para la siguiente jornada. Así hasta que podamos llegar a La Montaña y, si vencemos al jefe final, vuelta a empezar. Parece repetitivo pero ya os digo que no lo es. Ni de lejos.
Cada etapa se forma de manera aleatoria así que nunca hay dos iguales. El poder elegir si combatimos o no incorpora un componente de superación ya que, en ocasiones, combatir significa meterse en una sucesión de luchas hasta llegar a un boss, ya desgastados. Elegir un camino u otro, buscar los recuerdos de los personajes, descubrir secretos en forma de nuevos enemigos, encontrarte con nuevos escenarios una vez superado el primer gran boss… todo ello y mucho más hace que el juego sea tan largo como exigente.
Y a estas alturas ya has empezado a dominarlo. Porque otra cosa que tiene es que todo, todo, todo, está explicado. Pulsando un botón se despliega siempre una ventana al lado del objeto, el poder, el token, etc. que te amplía la información con todo lo necesario. Por supuesto, entre los idiomas se incluye el español, por lo que no hay problemas de comprensión.
Estética de pesadilla
La estética de Darkest Dungeon II me fascina. Es un mundo medieval oscuro, con toques de steampunk retorcido y una permanente aura opresiva, demoníaca. Modelos y personajes dibujados a mano con una estética terrorífica, fantástica y barroca. Los personajes son muy carismáticos y, aunque basados en clásicos como el guerrero o el puritano o el médico de la peste, se les ha dado una vuelta para incorporarlos a este mundo tan oscuro y particular.
Con los enemigos pasa tres cuartos de lo mismo. Desde los zombis más básicos, algunos son femeninos y van armados con un espejo con el que causan terror, hasta los demonios más terroríficos, supurantes y horribles. Y mención especial a los jefazos, un delirio de diseño que se balancea entre el Blasphemous y un Dark Soul. Tremendo.
Las voces en inglés, los efectos en combate (algunos salen por el micrófono del mando, en PS5) y la música ambiente, terminan de coronar el que es un juego casi impecable.
Conclusiones de un juego de culto
A Darkest Dungeon II le va a pasar como a su predecesor: se va a convertir en juego de culto. La ventaja de este es poder haber llegado a más público gracias a Meridiem y su versión física (que incluye extras, como un código para descargar la BS!) que hará descubrir a muchos más jugadores todo el potencial que encierra este roguelite.
Red Hook Studios ha simplificado la fórmula del primero, la ha mejorado y, al mismo tiempo, ha mantenido esa intrincada acumulación de variables y cálculos que hacen de cada partida algo único. Difícil de entrar en él, se torna un juego adictivo a poco que lo profundizas.
Lo tiene todo para atraparnos. En lo artístico, en lo técnico y en esa aparente sencillez que en realidad encierra una apabullante jugabilidad. Recomendado, sin duda. Darkest Dungeon II es un universo oscuro, terrorífico y absorbente que no deberías perderte.