Crítica: «Frontier», mirando a las estrellas desde el papel

Menudo inicio de año estamos teniendo. Las webs y portales que nos dedicamos a comentar y difundir este tipo de cultura, desde cine a videojuegos, series y cómics, no damos a basto reseñando y disfrutando (a la vez) de estos nuevos e impecables lanzamientos. Apuntad este, que va a dar mucho que hablar (algún que otro premio ya se ha llevado su autor en su país de origen)

Se trata de Frontier, el nuevo lanzamiento de Grafito Editorial que YA SE ENCUENTRA EN PREVENTA, de hecho lo estará desde el 19 de enero hasta el 25 de febrero, ya que se publicará en marzo. Una epopeya de ciencia-ficción con algo muy difícil de encontrar en la actualidad: originalidad.

Pero lo primero que llama la atención de Frontier es su arte. A Guillaume Singelin ya lo conocíamos por su obra previa, PTSD, también publicada por Grafito Editorial, lo que pasa es que en esta ocasión sus dibujos y composiciones son más… personales. Por usar una palabra. Los y las protagonistas de la obra muestran un aspecto cercano al dibujo infantil, achaparrados y de rasgos sencillos pero expresivos. Y esas formas y esos rostros contrastan con el ingente y meticuloso (y obsesivo) empeño que pone el autor en representar el mundo en el que se mueven.

El universo (nunca mejor dicho) de Frontier parece estar vivo, con tantos elementos en viñeta y con todos los detalles visuales (decoraciones, estructuras, mobiliario, gente de fondo…) representados en todo momento con la máxima atención.

Y digo todo esto al comienzo porque es lo primero que nos choca en esta obra. Lo segundo es que su lectura comienza siendo exigente, pide que te involucres y sigas leyendo, porque acabas de aterrizar en una historia que ya está en marcha y engancharte a ella va a ser muy fácil… si tienes paciencia. Este mundo que se nos representa y estos personajes que se dibujan ante nosotros son complejos y vale la pena conocerlos, porque en cuanto lo hagamos quedaremos atrapados por la sensacional y maravillosa aventura que Singelin nos ha preparado.

Aunque se trata de un trío protagonista (o cuarteto, si tenemos en cuenta la simpática mascota/compañero que les acompaña) la verdadera protagonista e hilo de la historia es Ji-Soo. Una científica que ve como el sueño de su vida, su esfuerzo y su trabajo, quedan reducidos a un mero negociado cuando cae en manos de una gran corporación. Porque esta obra nos sitúa en un futuro dominado por las grandes empresas, explotadoras y esquilmadoras, que tienen exprimido todo planeta en el que recaen sus codiciosas garras. Los materiales, los minerales, se buscan donde sea, en cualquier rincón de la galaxia, cueste lo que cueste.

Colonias espaciales, estaciones mineras… las órbitas de los planetas están plagadas de basura y restos originados por la voraz competición entre esas grandes corporaciones. La Humanidad ha pasado a ser mano de obra y consumidor presa de los que ahora son sus dueños: esas mismas corporaciones.

Nuestros protagonistas intentarán luchar contra el status quo, a su manera y con sus limitaciones. El destino se encargará de unirlos y de guiarlos hasta un destino en el que, a pesar de todo, todavía hay esperanza.

Contar más de su profundo argumento sería un error. Esta obra se va construyendo a base de pequeños momentos en los que sus protagonistas afianzan lazos y nos muestran su lado más humano… teniendo de fondo nada menos que ese frío e inmisericorde escenario espacial cuyo dueño parecen ser las frías siglas de una empresa. Pero solo lo parece.

A través de sus elaboradas doscientas páginas Singelin nos transporta con su arte a este futuro lleno de esperanza y buen rollo oculto tras tantas capas de metal e intereses. Parece una metáfora, porque la misma obra funciona así, visualmente. Ya que sus composiciones, viñetas y páginas son un dechado de detalles en los que nos podemos recrear y de donde sacamos mucha información visual. Es entre tanta composición donde se mueven estos protagonistas con sus formas sencillas y rostros concretos pero expresivos. Están dotados de una muy alta expresividad haciendo patente la habilidad de su autor al transmitir tanto de manera tan «sencilla».

Además hay que remarcar la habilidad narrativa empleada en la obra, pues tras unos primeros momentos de despiste, en los que nos sentimos sobrepasados por lo que leemos, pronto entramos en lo que se nos cuenta y la lectura se vuelve absorvente. A partir de ese momento la acción no para y el devenir de los personajes protagonistas nos importa de verdad, obligándonos a querer saber qué va a ser de ellos mientras los acompañamos en su aventura a través de estaciones espaciales, planetas «perdidos» o colonias humanas.

Por supuesto, una obra así necesitaba una edición a la altura. Grafito Editorial ha optado por una edición en cartoné con papel de alto gramaje y con unas calidades finales por encima de la media. El Universo espacial y los diseños (de naves, escenarios, personajes…) que se despliegan en las páginas salen favorecidos por esta edición que, si no me equivoco, es similar a la aparecida en su país de origen.

Frontier es una obra que va a salir en esas listas tan habituales de «las mejores publicaciones» y listados parecidos. De hecho viene avalada por premios y reconocimientos, el más reciente, nada menos, en Angouleme.

Guillaume Singelin, apuntad su nombre.

• Frontier. Grafito Editorial
• cartoné. 200 pp. color. 26€