Crítica: «Daymare: 1994 Sandcastle», los secretos del castillo de arena
Historia
Jugabilidad
Gráficos
Duración
Recomendable
Un survival horror divertido aunque algo justo de argumento y acción
La historia de esta franquicia tiene miga. Daymare 1998 fue lanzado gracias al kickstarter, primero en PC en 2019 y un año más tarde en consolas (PS4 y Xbox One). Lo que inicialmente fue un juego «no oficial» de Resident Evil realizado por fans derivó en una nueva IP cuando la propia Capcom paralizó el desarrollo del juego. No podían permitir que un equipo de desarrollo ajeno a la compañía estuviese sacando adelante un juego que, en muchos aspectos, mejoraba al original.
Al menos la propia Capcom animó a los desarrolladores a que siguiesen adelante, con otro nombre, claro. A ese futuro Daymare se unió entonces más gente, derivados de la compañía japonesa y antiguos responsables de algunas entregas de la propia Resident Evil.
El resultado fue ese más que solvente survival horror llamado Daymare 1998. Tras el éxito, Invader Studios decidió continuar con la nueva franquicia y realizar ahora una precuela, Daymare: 1994 Sandcastle, que sale ahora para todas las consolas y PC y hemos tenido la oportunidad de jugar.
Una visita al Área 51
Volvemos a tomar el control de un agente de HADES, esa sección militar y semi-oficial dedicada a intervenir cuando la situación se sale de lo «normal». En esta ocasión la carismática Dalila Reyes será la protagonista. Una veterana combatiente, curtida y decidida, que se va a topar con horrores nuevos.
La premisa del juego es muy interesante y a los que nos gustan los temas paranormales y ufológicos nos puede emocionar con ese inicio en el que nos dicen, casi literalmente, que nos vamos al Area 51 a investigar unos sucesos extraños. Tras llegar a la famosa y misteriosa base militar encontraremos que los secretos allí guardados están en peligro y que no somos los únicos que, armados hasta los dientes, hemos viajado al lugar.
La historia se va desarrollando a través de cinemáticas y conversaciones y va perdiendo fuerza, transformándose en una ensalada de tópicos con giros y sorpresas incluídos, pero que carecen de fuerza suficiente para interesarnos. Se nota que es una sucesión de excusas para hacernos avanzar por la base militar y para meternos, cada vez más, literal y metafóricamente, en las profundidades del misterio que hay allí.
Zombis electrificados e incansables
Pronto nos encontramos con casi los únicos enemigos del juego: una especie de zombis revividos gracias a una misteriosa fuente de energía. Al principio son terroríficos y se las prometen bien interesantes, pero su falta de variedad termina aburriendo en cierto modo. La originalidad de sus manifestaciones es su punto fuerte: una esfera de energía revive a los muertos que hay por el escenario y podemos detener su carrusel de posesiones acabando con dicha esfera, que se desvincula del cuerpo una vez lo abatimos a tiros. Así ahorraremos balas que, desde luego, son realmente escasas.
Aunque iremos viendo variedad (poca) de zombis, desde los que escupen hasta los que nos persiguen y atacan sin pensarselo, la principal diferencia será el color de la esfera que los posee. Si es azul podemos abatirlos de manera convencional pero, si es roja… malo. En ese caso tendremos que congelar primero al enemigo, pues son inmunes a las balas. Pero ¿cómo se congelan?
Zombis precongelados
En los primeros compases del juego se nos facilitará una mochila con nitrógeno líquido, o algo así. Tiene un uso limitado pero su depósito se regenera con el tiempo. Con ella podemos congelar a los enemigos o disparar proyectiles congelantes, así también ahorraremos munición. Conforme avancemos iremos desbloqueando, vía terminales de ordenador, mejoras para las armas, la mochila y la mochila congelante. Incluso seremos capaces de crear un escudo de hielo que detendrá proyectiles o de crear minas.
Como buen survival los enemigos acechan donde menos te lo esperas. Con muy mala idea los diseñadores esconden enemigos detrás de algunas esquinas y «te los comes» sin querer. Porque aparte de los pocos enemigos que te disparan, sus ataques son por lo general devastadores. Si consiguen agarrarte se activa una secuencia y tienes que machacar un botón con rapidez, pues cada segundo en sus garras te resta vida. Dos o tres agarres consecutivos son bien capaces de acabar contigo.
Y la dificultad del juego no es baja, os lo aseguramos. Es fácil caer en una oleada de ataques cuando se te acumulan tres o cuatro zombis más algún otro enemigo «especial». Aunque esto es frustrante al menos el juego se guarda automáticamente para volver a intentarlo desde un punto cercano… o bien podemos hacerlo de forma manual en otros terminales.
Además de disparos y supervivencia, tiene puzles. Y muy ingeniosos. En forma de mini juegos tendremos que desbloquear una puerta o abrir un cofre, siempre poniendo a prueba nuestro ingenio e intuición y siempre variando entre distintos minijuegos y puzles. Eso sí, avanzado el juego, la cosa se complica y a la dificultad de resuloción se le añade un contador de tiempo. En estos retos hemos disfrutado y nos hemos divertido, apreciando un buen trabajo en el diseño y creación de cada reto.
Jugablemente queda poco más que añadir. No encontramos el omnipresente árbol de habilidades más allá de las mejoras que antes hemos mencionado o de las piezas de armas que podemos encontrar y acoplar a nuestro subfusil o nuestra escopeta. Pero el juego no precisa más.
Un survival horror muy digno
Juega muy en su contra compararlo con Resident Evil. Daymare sale perdiendo en todos los aspectos, algo lógico y normal por la diferencia de presupuesto además de que, sinceramente, no creemos que su objetivo sea competir con la franquicia de Capcom. Pero siendo conscientes de la liga en la que juega hay que reconocer que este Daymare se defiende muy bien.
Hace buen uso del Unreal Engine creando una ambientación opresiva y realista (excepto si quieres disparar a un vaso o un cristal… irrompibles). Con un uso de la luz excelente, destacando zonas en completa oscuridad en las que dependemos exclusivamente de nuestra linterna… o zonas iluminadas dinámicamente por las llamas. Sumado a lo ligero de su historia, centrándose en la acción y en ser fluído, hace que sea un título muy recomendable para los que nos gusta el género.
Sustos a montones y buenos combates al límite. Coleccionables y guiños para endulzar un poco el conjunto y, no nos olvidemos, una protagonista con fuerza que pedía a gritos estar más desarrollada. Reyes es un personaje al que se le nota buena profundidad y que está desaprovechado… de momento.
Ojalá sea esta precuela la confirmación de que Daymare, como saga, se va a quedar mucho tiempo entre nosotros.