Crítica: «Tchia», un viaje a Nueva Caledonia
Historia
Jugabilidad
Gráficos
Duración
Muy Recomendable
Juego para todas las edades con muchas cosas por hacer, mundo abierto y un cariño especial por aquello que cuenta.
Nueva Caledonia es un archipiélago, territorio francés, situado en el suroeste del océano Pacífico. Su conjunto de islas paradisíacas alberga una flora y una fauna rica y maravillosa y, sus gentes, poseen una cultura propia tan profunda e interesante como desconocida. Tchia, este juego que hoy os traemos, viene a resolver esto y revelarnos un lugar, una cultura, absolutamente fascinantes.
Desarrollado por Awaceb, compañía formada por gente del lugar, aprovechan este medio para acercarnos un poco a este cautivador país. Gracias a Meridiem Games nosotros lo hemos disfrutado en PS5, aunque también lo podéis encontrar en PS4 y PC.
Os invitamos a que siguáis leyendo y así descubrir un juego encantador que bebe de uno de los mejores, The Legend of Zelda: Breath of the Wild, para recrear un entorno real y, metiéndonos en la piel de la protagonista, hacernos recorrer por tierra, mar y aire, este desconocido país.
La historia es lo de menos
No pocas veces afirmamos esto en un videojuego, pero en el caso de Tchia cobra mayor sentido. La historia, el argumento, es solo un pretexto para hacernos viajar por Nueva Caledonia. Comenzamos en un campamento infantil donde se les narra a los niños, a la luz de una hoguera, la historia de Tchia. En ese momento comenzamos el juego…
Tchia es una niña que vive plácidamente con su padre en una pequeña y hermosa isla de Nueva Caledonia. Comenzamos siguiendo unas sencillas directrices para familiarizarnos con el juego porque, creednos, hace falta debido a las muchísimas cosas que se pueden hacer en él. Tras unos sencillos tutoriales y minijuegos que ya dejan entrever la riqueza que esconde el producto llega el arranque de verdad: un malvado dictador secuestra al padre de Tchia y esta se impone como misión el rescatarlo.
A partir de aquí nos toca movernos por este mundo abierto, con total libertad, e ir explorando poco a poco el archipiélago mientras descubrimos y usamos todos los poderes y habilidades que posee nuestra protagonista. Vamos a listar unas cuantas para que os hagáis una idea de todo lo que encierra…
Tantas cosas por hacer…
Lo primero que aprendemos es a usar el tirachinas y descubrimos todas las posibilidades que eso nos da. Será nuestra arma contra ciertos enemigos y nuestro método para recolectar según qué cosas. Aunque el combate no es lo primordial en Tchia, ya que el juego está orientado para todas las edades, tiene un componente importante y sin dominarlo no podremos avanzar en determinados momentos, Eso sí, son «peleas» muy blancas y suaves comparado con otro tipo de juegos.
La barca, o balsa, también será de las primeras cosas que se nos desbloquean. Hay que aprender a manejarla desplegando velas y usando el timón y, aunque es sencillo su control, requiere que nos familiaricemos si queremos superar algunas de las pruebas/carreras que vienen más tarde. Será nuestro medio de transporte más usual debido a que estamos en un archipiélago, claro. Porque tampoco es cuestión de recorrerselas a nado, otra de las capacidades de Tchia. Eso y el buceo, que viene muy bien para encontrar objetos, como las ansiadas perlas.
Tchia es muy resuelta y también es capaz de trepar en plan Spider-man, literalmente, ya que puede subir por cualquier superficie. Eso sí, una barra de energía nos limita nuestras fuerzas y tendremos que estar muy atentos para que no se agote y nos deje vendidos en plena ascensión, en plena zambullida o en pleno vuelo. Porque esa es otra: contamos con la capacidad de planear y recorrer largas distancias por aire. Como vemos, Tchia se mueve con facilidad por Tierra, mar y aire.
Y si pensáis que estas ya son muchas posibilidades… esperad que hay más.
Flora y Fauna de Nueva Caledonia
Tchia tiene la capacidad de poseer animales y cosas. Como suena. Si poseemos cosas podemos lanzarlas y, si poseemos animales, podemos usar las habilidades que estos tengan. Un ave para volar y acceder a lugares elevados, un pez para sumergirnos a grandes profundidades, un gato para colarnos por algunos lugares, etc, etc, etc y muchos más etc. Es una habilidad de los más divertida y sorprendente, sobre todo debido a la riqueza natural que se encuentra en el juego… tortugas marinas, gaviotas, animales callejeros, delfines, ciervos, cangrejos… y conforme los vayamos «conociendo» los incorporaremos a nuestra base de datos. Y con conocerlos nos referimos bien a poseerlos o bien a acariciarlos, porque podemos agacharnos y saludar a esta rica fauna. Es muy gracioso acariciar a un jabalí y que este nos siga todo el tiempo a todas partes, como una mascota/amigo fiel.
Eso sí, poseer a los animales no es «gratis». Unas barras de energía que se van agotando nos limitan el tiempo que podemos permanecer «dentro» de cada animal.
Es fauna y flora real de estas islas, porque los autores y desarrolladores han querido recrear fielmente el país. Si han puesto empeño y cariño en esto, imagináos con temas culturales…
Música a la luz de la hoguera
La Cultura nuevacaledonia queda reflejada en multitud de detalles. Por ejemplo, el juego llega subtitulado en castellano y mientras escuchamos el idioma nativo del lugar. Un idioma único en el mundo que ahora queda para siempre metido en este videojuego. Cuando nos movamos por las islas y visitemos, por ejemplo, ciudades, algunos habitantes nos hablarán en francés, que es el otro idioma oficial.
La música ocupa también un lugar importante. Con distintos instrumentos podemos recrear melodías tradicionales de esa cultura, al principio dictada por otros pnjs, pero luego la cosa se complica y el típico mini-juego musical de pulsar teclas con ritmo pasa a ser «algo más». Incluso podremos improvisar nuestras propias canciones. Esto lo haremos en las hogueras.
Las hogueras son los puntos de guardado que nos sirven para hacer viajes rápidos entre lugares y para descansar y recomponernos, además de tunear a nuestra Tchia con la ropa y complementos que encontremos y desbloqueemos. Otros puntos de interés que debemos desbloquear pronto son las «atalayas» del juego. Hasta ellas subiremos y gritaremos, literalmente, para que se muestren en el mapa todos los objetos, tesoros, etc.
Encantadora aventura imperfecta
Hemos hablado/escrito poco de los aspectos técnicos. Tchia no es un Triple AAA pero a veces lo parece por su profundidad y por todo el trabajo que hay detrás, pero algunas carencias quedan evidentes cuando fallos tan notorios como cuando aparece un cartel que no se quita de la pantalla o nos quedamos atascados en alguna zona o con obstáculos invisibles. Nada que no pueda perdonarse a esta producción, modesta pero llena de encanto y cariño.
Nos ha molestado más su pobre gestión del mapa, donde es difícil localizarse o situarse… o la poca imaginación para elaborar misiones, tanto secundarias como principales y que se limitan a encontrar esto o aquello o a recolectar lo otro.
Un tercer problema que presenta el jeugo es su ritmo. O quizá no sea un problema. A nosotros sí se nos ha hecho algo lento en muchas ocasiones, cuando tenemos que recorrer distancias marítimas considerables buscando un objeto, sin nada de acción por en medio y solo exploración.
Conclusiones
Pero son trabas totalmente superadas por lo profundo y grande que es el juego. Por su legítima ambición de dar a conocer esta cultura tan fascinante que, desde el principio, te enamora. Estéticamente es un acierto optar por estos gráficos que no buscan el realismo y caricaturizan de manera bastante original a los personajes. Ceder potencia gráfica en ese aspecto permite que el mapa sea tan grande y esté tan vivo, tan lleno de cosas por encima y por debajo del agua y que se pueda interactuar con todo. Además, es una estética que pronto te gana y con la que te sientes cómodo, acorde a la dulzura de la protagonista y lo que narra el juego.
Nos dejamos un montón de cosas por contar y que se pueden hacer en esta recreación virtual de Nueva Caledonia: aquí se puede interactuar con todo de casi todas las maneras posibles, pero eso lo dejamos para que vosotros mismos lo descubráis. Vale la pena hacerlo en este juego que no solo es educativo, sino que elude la típica violencia tan presente en este mundillo y la transforma en otras cosas mucho más instructivas y, en muchas ocasiones, también más divertidas.