Crítica: «REPLIKATOR», divertido y exigente indie espacial
Historia
Jugabilidad
Gráficos
Duración
Recomendable
Buen juego indie que bebe del Vampire Survivor pero sabe hacerse su hueco
R_Games se está haciendo un hueco en esto de los juegos indies con el lanzamiento de este REPLIKATOR y el futuro Iron Dungeon. Sin duda se inspiran en uno de los últimos éxitos videojueguiles de estilo retro que basan en su adictiva jugabilidad su mejor baza: Vampire Survivor. Y es que, cuando algo funciona tan bien, y mientras no se agote la fórmula, se reciben con los brazos abiertos este tipo de apuestas.
Pero en el caso de REPLIKATOR, para hacer honor a la verdad, hay que aclarar que contiene suficientes añadidos y novedades como para no ser considerado un simple clon. Ratalaika Games y Meridian4 se han aliado con R_Games y gracias a su distribuidora, PR Hound, especializada en este tipo de juegos, nos llega para disfrutarlo en nuestros PCs, PS4, PS5, Nintendo Switch o sistemas Xbox desde el pasado 26 de mayo.
Un grupo de valientes contra una IA descontrolada
La premisa es bien sencilla: formamos parte de un grupo de «guerreros espaciales» con la misión de introducirnos en unas naves/bases en las que una malévola IA está haciendo de las suyas. Tendremos que enfrentarnos a las creaciones de esa Inteligencia Artificial y a todos los obstáculos que ponga en nuestro camino para ir saltando, de base espacial en base espacial, hasta llegar, si podemos, cara a cara con la IA. Para ello contaremos con nuestras armas, que podremos mejorar, y con nuestra habilidad. Pero vamos a ser un poco más específicos…
Nada más comenzar nos encontramos en una especie de cantina donde se reúnen esos guerreros. Tendremos que elegir a uno para llevar a cabo la misión, teniendo cada personaje sus puntos fuertes y sus debilidades y sabiendo que, cada vez que nos maten, volveremos a ese lugar para o bien cambiar de personaje o bien invertir todo lo que hayamos recolectado en mejorar los parámetros del que ya hemos usado. Porque cada vez que caigamos en combate tendremos que empezar desde el principio, usando un cuerpo clónico que se encargan de crearnos unos simpáticos PNJs.
Empezar una y otra vez sin desfallecer
Esto, que parece frustrante, no lo es tanto si aclaramos que los escenarios laberínticos de las naves a explorar se generan de manera procedural, así que nunca volveremos exactamente al mismo lugar. Además, cada vez que comencemos, podemos optar por tres caminos diferentes para llegar al mismo final, o sea, para enfrentarnos a la malvada IA que está detrás de todo.
Por el camino, también, encontraremos extractos de diarios que nos ampliarán la historia alrededor de los hechos, con sorpresas incluídas. Y todo en un perfecto castellano, uno de los muchos idiomas que incluye el juego.
Cuando comenzamos nuestra aventura, una vez hemos mejorado nuestra mochila y elegido armas, nos encontramos en una base espacial enorme, laberíntica, que podemos ver ampliando el mapa con tan solo mantener pulsado un botón. Ahí aparecerán los puntos de interés y aquello necesario para pasar a la siguiente base… antes de que se acabe la cuenta atrás. Nos toca luchar no solo contra el tiempo, sino también con uñas y dientes contra infinidad de enemigos, sobre todo máquinas asesinas que no paran de incordiar aunque no faltarán los bichos alienígenas que bien escupen, explotan o se lanzan a por tí.
Mecánica sencilla de aprender y difícil de dominar
Podemos llevar al mismo tiempo dos armas distintas, eligiendo entre rifles, escopetas y demás tecnología futurista. Pero ojo, que la munición se agota y nos podemos quedar vendidos en el momento más inoportuno. También contamos con un ataque especial, que en el caso del personaje con el que hemos jugado consistía en crear una torreta que disparaba a todo lo que se movía. Aunque podemos golpear cuerpo a cuerpo, no lo recomendamos más que para destrozar mobiliario (que suele ocultar recompensas) y podemos esquivar o desplazarnos unos metros rápido y evitar pisar zonas envenenadas o en llamas.
Lo importante, el disparo, se controla con el stick derecho en combinación con el movimiento del personaje (stick izquierdo) y, aunque al principio cuesta un poco hacerse con los controles, el juego termina ganándote y provocándo, tras cada muerte, ese pique de pensar «esta vez sí, venga. Una más». Porque las partidas son rápidas y encima ofrece la posibilidad de grabar en cuelquier momento y en cualquier lugar.
La recolección es clave. Desde munición hasta botiquines, pasando por cubos, nanotecnología y demás artilugios que podemos vender y/o cambiar para mejorar armas, parámetros, escudo, etc. La búsqueda, recolección y crafteo se vuelve parte importante e interesante del juego… además de imprescindible si queremos afrontar con garantías los últimos mapas.
Básico en lo gráfico, sobresaliente en diversión
Los gráficos son todo lo retro que os podáis imaginar, con unos personajes rígidos como palos y decorados repetitivos hasta decir basta. Lo mismo pasa con las pistas sonoras, sintetizadores y sonidos eléctrónicos básicos, casi sin música ambiental, volcando todo en ese aspecto en los efectos que resultan de la acción en el juego: explosiones, disparos, etc. Pero eso no molesta ni rechina, la diversión de Replikator se basa en su adictiva jugabilidad, en su combinación de exploración, disparos y crafteo. Además de ir probando con distintos personajes hasta dar con el que más nos encaja y con el que más a gusto juguemos… y entonces hacerlo mejorar todo lo que podamos.
En definitiva, un juego que por menos de diez euros ofrece muchas horas de diversión y entretenimiento. Un reto espacial que sabe provocar en el jugador eso que hace falta para continuarlo hasta el final. Y cuanto más se profundiza en él, más se tiene la sensación de que es un juego no tan sencillo como parece, pues se comienzan a abrir, gradualmente, nuevas posibilidades, personajes, secretos, trampas, mapas, etc.
Otro título que demuestra la buena salud de la que goza el panorama indie, que no para de darnos sorpresas. Este REPLIKANT, la última de ellas.