Crítica: «Junji Ito: Maestro del terror. Naturaleza desbocada»

La Naturaleza es sinónimo de belleza, de armonía, equilibrio... al menos son las palabras que nos vienen a la cabeza cuando pensamos en ella. Imagenes de bosques, animales en su hábitat, del mar o sus profundidades. Pero si tomamos unos segundos de reflexión vamos a caer en la cuenta de que la Naturaleza puede ser terrible/temible: Maremotos y tsunamis, volcanes que arrasan con sus lenguas de lava y sus nubes tóxicas, catastróficas tormentas y huracanes. Naturaleza es, por tanto, algo aparte del bien o el mal con el que todo lo catalogamos los humanos.

Entre la copiosa producción de historias creadas por la retorcida mente de Junji Ito hay varias que tienen a la Naturaleza como actor de fondo. Y nos referimos a esa Naturaleza para nada amable con el ser humano. ECC Ediciones, bajo el título Naturaleza Desbocada, recopila varias de las obras del autor en este sentido y vuelve, como no dudábamos, a sobrecogernos con cada una de ellas.

Desde difuntos que regresan para cumplir oscuras tradiciones funerarias hasta bestias salidas del mar, en las cerca de 400 páginas que completan el tomo encontraremos muchos motivos para seguir disfrutando de (y con) uno de los autores de manga de terror más celebrados de la actualidad.

En este tipo de antologías solemos encontrarnos con historias de calidad variable, con altibajos que terminan lastrando la experiencia. En esta ocasión celebramos que la selección de historias sea tan acertada y, aunque la Naturaleza como argumento central pasa un poco rozando de lado en algunos casos, la calidad de todas las que componen el tomo es realmente alta.

Empezamos con Moho. Un propietario regresa a la casa que han dejado los inquilinos, familia curiosa encabezada por un retorcido científico que estudia el moho. Poco a poco, esa insalubre sustancia se va apoderando de la casa y de todo lo que allí se encuentra… como si fuera un parásito destructivo e imparable. En El puente, la abuela de la protagonista pide encarezidamente a esta que vaya a visitarla a su casa del pueblo. El motivo es que se ve asediada por la aparición de los espectros de los difuntos que sufrieron un curioso rito funerario. En El nido de avispas conocemos a un niño obsesionado por coleccionar nidos de avispas y de como su rivalidad con otro joven, todavía más obsesionado que él, le llevará a descubrir un macabro secreto. Y así podemos seguir con un total de diez siniestras historias que nos mantienen pegados a las páginas esperando qué se le ha ocurrido, en cada ocasión, al señor Ito.

La extensión de cada historia es variable, por lo que en ningun caso se notan apresuradas ni forzadas, el autor tomó las páginas necesarias para hacer bien su trabajo. Se nota y se agradece. Al lector que desconozca la obra de Junji ito le va a pillar por sorpresa la variedad de situaciones y lo original del terror que aquí se muestra… en ocasiones desagradable e incómodo, en otras visceral y, en no pocas, absurdo e irreal. Es marca de la casa, como también lo es su fantástica narrativa y su estupendo trabajo con los personajes, ya sean víctimas o enajenados, ya caigan en medio del terror por casualidad o por que se meten ellos mismos en pleno misterio. Uno de estos casos es El extraño cuento del túnel, de mayor extensión que el resto y que tiene algunos reflejos «lovecraftianos»… como pasa con algún relatos más.

Junji Ito bebe de aquí y de allá y lo pasa por el tamiz de su perturbada cabeza concebida para asustarnos. Artísiticamente sigue su estilo sencillo y claro, con personajes aniñados y de aspecto inocente… lo que hace que las situaciones en las que se ven envueltos sean más duras. Porque cuando su arte se vuelve truculento, agresivo y desagradable, no racanea en mostrarlo y se suelta con el despliegue de muertos vivientes en pleno proceso de putrefacción, en bestias marinas de aspecto viscoso y con tentáculos y apéndices que parecen vivos, escenarios repletos de moho sucio y aterrador…

No por nada se le tiene como uno de los más grandes autores de terror en esto del cómic. Que su arte y su macabra manera de contar trascienda su país y le haga ganar premios y reconocimiento por todo el mundo es algo normal. Este Naturaleza desbocada puede ser un claro ejemplo.

Buena puerta de entrada hacia el autor y hacia el manga de terror, pues su lectura no cansa al estar dividida en historias cortas y no tener continuación. Dejará con ganas de más Junji Ito, un tipo que sabe como hacernos disfrutar pasando miedo.