Crítica: “Viajero de Gris”. Breccia Total.

ECC continúa rescatando joyas del mejor binomio del cómic argentino con la recopilación de los viajes temporales de Cornelius Dark.

Alberto Breccia desarrolla a lo largo de seis episodios todo su repertorio plástico a través de seis desplazamientos temporales para acercar a su protagonista con seis sujetos presos de su propio destino. Igual que él, un carcelario fruto de la dictadura militar argentina que descartada la posibilidad de ver la luz del día experimenta una fusión de experiencias oníricas con auténticas experiencias reales en diversos momentos históricos, alguno muy relevantes y conocidos.

Todos los personajes expuestos están rotos y su destino, escrito. El propio Dark en las celdas de castigo, por acción o inacción una descubierta su habilidad para viajar extrasensorialmente a cualquier época como opción para escapar de su encierro. Y los individuos con los que se cruza, desengañados por amores frustrados, por sus planes criminales fallidos, por sus complejos físicos, por el dilema paternofilial en tiempos de guerra, por la necesidad del ingenio para llegar al día siguiente y por la venganza pasional como pago por la traición en mismo contexto. El caso es que todos están encerrados. Carlos Trillo expone una sútil crítica de la situación argentina de los setenta. Ninguno tiene posibilidad de escape a sus vidas, ya sea por demonios internos, decisiones fallidas o por la violencia, tanto en el plano ucrónico como en el real, mediante un protagonista que sólo ha encontrado ilusión por el día a día con este curioso descubrimiento que deambula entre la imaginación y la fantasía y que le transporta a cualquier momento y a cualquier lugar.

Es interesante el juego planteado por los autores cuando colocan a Dark en momentos muy relevantes como el asesinato de Jean Paul Murat o el arrebato de Van Gogh al cortarse su oreja, o incluso exponer un what if sobre Ambroce Brice, cuando no podemos precisar si todo es una ensoñación, un sueño o es que realmente ha conseguido esta habilidad de viajar en el tiempo mediante la mente. Sobre todo cuando consigue interactuar verbalmente con todos, ya sea en la china imperial y feudal, en francés en la Francia de los siglos XVIII, XIX y XX o en inglés en la guerra civil norteamericana.

En cualquier caso, Trillo expone al mundo un individuo que es testigo directo de sufrir en sus carnes lo que significa la represión de una dictadura militar pero que a su vez es testigo de dramas humanos en tiempos muy revueltos con muy pocas posibilidades de progresar, ya sea por decisiones propias en unos casos ya sea por el momento crítico en lo político que les tocó vivir.

Sin duda la curiosidad de estas microhistorias es superada por el arte de Breccia que se aprovecha de esta imaginería argumental tan extraña para explorar plásticamente todas las posibilidades. Porque si en lo narrativo es bastante comprensible en lo lineal pero lúgubre en lo visual, son sus técnicas lo relevante. Desde collage, limpios claroscuros (muy Sin City para hacerse una idea), lápiz, tinta o aguada. Lo utiliza todo en apenas doce o quince páginas por episodio.

Y la versatilidad del estilo no se ajusta solo a las herramientas, sino a los aspectos más humanos. Si por ejemplo Cornelius Dark tiene un aspecto más humanizado en gestos, expresividad y cuerpo, en los personajes de época, sobre todo los que tienen un lado más triste, hay más caricatura, desproporción y exageración.

Esta obra es un compendio perfecto de estilo y narrativa del maestro Breccia.

Revista Skorpio 66-62, Ediciones Record. Viajero de Gris, ECC Editorial, Cartoné (220 x 295 mm.), 96 páginas. ByN. Pvp: 15,95 €.