Críticas de cómics

Crítica: «Usagi Yojimbo: ¡Guerra Tengu!», parientes de sangre

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Muy Recomendable

La energía y el ingenio del cómic y de su autor parece no agotarse nunca

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Ya tenemos aquí el nuevo volumen de la etapa a color de Usagi Yojimbo. La serie se renumeró tras ser incorporada al catálogo de IDW, pero las aventuras del conejo samurai continuaron de manera natural. En realidad, la única diferencia reseñable con las anteriores etapas es, nada más, el color. Stan Sakai sigue tan genial como siempre y mantiene ese equilibrio entre lo emotivo, la aventura, lo histórico y lo folclórico. A veces se inclina más hacia uno de estos aspectos y, por norma, cambia de tercio en la siguiente historia.

Exactamente eso es lo que pasa en este nuevo volumen, que recopila los números 8 al 14 y que Planeta Cómic publica con el nombre de ¡Guerra Tengu!

La primera parte del tomo se compone de tres capítulos en los cuales Usagi visita a Sojono Sensei, un Tengu con el que tenía una deuda pendiente. Al llegar a su lugar de habitat encuentra a su «amigo» en delicadas circunstancias, en plena guerra con otros seres fantásticos y, como no puede ser de otra manera, Usagi ofrecerá su ayuda. En esta aventura toca la parte folclórica, donde Sakai se lanza a la vertiente más aventurera y ligera de la serie. Pero también aprovecha para crear ciertos hilos narrativos que retomará en el futuro.

La segunda parte del tomo se torna más terrenal y nos presenta a un pariente de Usagi hasta la fecha desconocido: Yukichi. Un aprendiz de samurai que dará por casualidad con Usagi y encotrará en él algo más que un primo perdido. Con esta historia Sakai compensa el relato y lo impregna de esa ensalada de sentimientos que no son extrañas a las aventuras del protagonista.

Y entre una y otra, queda tiempo para un breve cómic central de venganzas y rencores. Un tomo equilibrado con diversos géneros que jamás desentonan, aunque parezca extraño, y ayudan a que esta saga continúe siempre de manera interesante.

Es curioso que durante solo unas páginas encontremos, rara avis, la aparición de un dibujante que no es Sakai. Randy Clute toma el relevo de manera puntual y fugaz y, lo que no es más que una anécdota, cobra importancia porque llevamos más de 40 años… 300 números, con Stan Sakai como autor completo. Teníamos que mencionar esta anécdota que, en realidad, es intrascendente pero llama la atención.

Nos repetimos en cada reseña cuando un nuevo tomo aparece, pero es inevitable: Sakai no baja el listón ni da síntomas de cansancio. Va camino de convertirse en algo más que una leyenda y esta obra, ya lo es, en toda una singularidad dentro del panorama editorial a nivel mundial. No solo por extensión o por longevidad, sino por calidad. Una calidad constante que tiene los picos más altos y remarcables en algunos momentos concretos de su argumento. En lo artístico y literario tampoco defrauda, al contrario.

Y como es habitual, Sakai escribe algunas notas finales. En esta ocasión, una curiosidad (otra). Confiesa que dibujó una piña en uno de los capítulos, y eso fue un anacronismo, pues las piñas (esas frutas tropicales) no llegaron a Japón hasta bien pasado el periodo que aquí se refleja. Reconocido el error, ha decidido jugar con él y, desde entonces, dibuja una piña escondida en cada número de la serie. Salvo que se le olvide, lo que que ha pasado en un par de números. Así que Sakai nos propone a los lectores un juego paralelo a la lectura: buscar las piñas en cada episodio.

Hasta «huevo de pascua» tiene este cómic.

Lo que sí tiene, y es innegable, es el oficio de un autor veterano que trabaja con ritmo firme y calidad reconocida y que derrocha no solo talento, sino buen humor y cercanía.

Giacco

Redactor jefe de las secciones de Cómics y Videojuegos, así como presentador de muchos de los programas de Hello Friki Podcast.

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